Con nocturnidad, muy pasadas las diez de la noche, la Junta de Andalucía, el Ayuntamiento de Málaga y la concesionaria Metro Málaga cerraron el acuerdo que desbloquea la extensión del metro hacia el norte de la ciudad, y se acabó la intriga. El metro será un tranvía camino del Hospital Civil, así que la Junta impuso su criterio; a cambio, el Consistorio no abonará en dinero los 32 millones de euros que debía de lo ya construido, de modo que se alivia de una pesada carga económica. Ya lo había anunciado el alcalde, Francisco de la Torre (PP): de la sala de reuniones saldría un acuerdo. El Banco Europeo de Inversiones estaba dispuesto a guardar la billetera, y ayer se deslizó que ese escenario hubiese supuesto la quiebra de la concesionaria y poner en cuestión un proyecto en el que Málaga está embarcada desde hace ocho años.
La visita de la presidenta Susana Díaz el 27 de septiembre había servido para desbloquear el penúltimo escollo: el metro llegará al centro de forma soterrada. Sin embargo, aquel acuerdo contenía la semilla del siguiente desencuentro. Como las posibilidades de financiación no alcanzan hoy para que la prolongación hacia el norte sea suburbana, se estipuló que el metro hasta el Hospital Civil discurriría en superficie. En principio, se asumió que sería un tranvía, pero el alcalde empezó a pedir el pasado viernes una línea de autobús. Ante el desencuentro, se organizó un cónclave al más alto nivel. La reunión duró casi cinco horas y tras el acuerdo, los participantes posaron ante los medios juntando sus manos en señal de unión. Esto permite suponer que todos se dieron por satisfechos. Sobre el encuentro sobrevoló la sensación, aireada por los participantes, de que existía un riesgo real de que todo se fuera al traste. Sin embargo, quizá la intriga tuvo algo de impostura, porque el alcalde, que se presentó al encuentro con un catálogo de exigencias, ya había adelantado que aceptaría “por imposición” la solución del tranvía propuesta por la Junta de Andalucía.
De la Torre había solicitado que un comité de expertos evaluase las opciones y se había comprometido a aceptar sus conclusiones. Tenía un argumento: este viernes, los vecinos y comerciantes de las zonas por las que discurrirá la prolongación de la línea 2 le habían expresado su disconformidad con el tranvía. Por su parte, la Junta y la concesionaria exigían esta solución, y alegaban que en el encuentro que mantuvieron el 27 de septiembre la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, la consejera de Fomento, Elena Cortés, y Francisco de la Torre, se había acordado que la prolongación de la línea 2 se haría en superficie mediante una estructura ferroviaria. “Yo no sé qué es un metrobús”, había llegado a declarar Manuel García Peláez, delegado de Fomento en Málaga. “Finalmente, no ha habido manera de que el grupo de expertos pudiera dar su opinión”, lamentó el regidor al final de la reunión. “Habrá criterios que yo no acabo de conocer por los que la Consejería insiste en esa opción”, añadió De la Torre, que afirmó que lo había intentado “hasta la extenuación”.
La variable del dinero
¿Y por qué el “buen clima” al que aludió el alcalde al final de la reunión, si no consiguió su propósito? Porque sobre la mesa había otra variable: el dinero. Y el dinero desbloqueó las negociaciones. O era su objeto. Primero, porque el desacuerdo comprometía el pago de 45 millones de euros que aún debe hacer el BEI a la concesionaria. Pero también, porque desde el lunes el Ayuntamiento aspira a ahorrarse una cantidad importante por las obras del metro. Para empezar, 32,31 millones de euros por las actuaciones ya realizadas. El Consistorio había recurrido la liquidación de esa deuda ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, pero ahora podrá compensarla por inversiones municipales en movilidad sostenible. Ayer, el alcalde entregó una adenda a la Junta que servirá de base para la nueva liquidación. En cambio, la posible rebaja en la parte del canon de explotación que deberá satisfacer el Ayuntamiento queda aún pendiente de estudio por parte de la Junta de Andalucía. Por eso, Manuel García Peláez insistió en que el acuerdo global sobre la financiación aún no está cerrado porque faltan datos esenciales para la liquidación definitiva, como el listado de las obras realizadas por el Ayuntamiento o la tarifa técnica. Una vez realizada esa liquidación, el Ayuntamiento retirará el recurso contencioso.
El proyecto inicial del Metro de Málaga fue aprobado en abril de 2005 y las obras comenzaron en enero de 2006. La última fecha de inauguración parcial sugerida por las administraciones es diciembre de este año, y la primera fase permitirá recorrer parte de la ciudad a lo largo en dos líneas que la cruzarán desde el este hasta el centro. “Quedan pendientes bastantes cosas”, dijo García Peláez ante los medios al salir de la reunión, rebajando el tono de euforia pese a que la solución alcanzada es la defendida por la Junta. De la Torre aludió al “espíritu” que había animado la reunión como guía para arreglar las discrepancias en el futuro, aunque el metro al Hospital Civil será un tranvía, y no un autobús, como él pretendía. El dilema era entre tranvía y autobús, pero la solución ha sido el dinero.