Miles de personas se vuelcan con Carmen y Carlos en Granada ante su inminente ingreso en prisión

“Con la cabeza fría y el corazón muy caliente”. Eso es lo que nos respondía Carlos sobre su estado de ánimo al concluir, ayer tarde, la multitudinaria concentración en el centro de Granada. La marcha que comenzó ante la sede de la Subdelegación del Gobierno, fue aumentando de temperatura hasta la estatua de los Reyes Católicos, rebasada la Gran Vía, y culminó ante los juzgados de Plaza Nueva: justo donde prendió la mecha de la indignación, hace poco más de dos semanas.

El colectivo Stop Represión 15M Granada convocó la manifestación de este viernes para reclamar una vez más la No encarcelación de Carmen y Carlos. Sin embargo, el ingreso en prisión de los dos ciudadanos, Carmen Bajo y Carlos Cano, condenados a tres años y un día de cárcel por un delito “contra los derechos de los trabajadores”, podría producirse en cuestión de semanas, o días.

Fueron varios miles (5.000, según los convocantes) las personas que quisieron arroparles ayer en Granada –muchos de Castro del Río, el pueblo de Carlos–, junto a representantes de colectivos sociales, sindicales y políticos. A los que cabe sumar las protestas paralelas en otros puntos como Jaén, Córdoba y Madrid. “Nos arrebatan compañeros”, pudo oírse con la lectura del primer manifiesto, todavía al comienzo del recorrido. “Nos arrebatan a personas que nos inspiran. Pero si lo que quieren es amedrentarnos, hoy nos sentimos más valientes. Por cada uno que vaya a la cárcel se unirán otros mil”.

Carmen, en primera línea desde el principio, pancarta en mano, sonreía. Recibía abrazos, secundaba consignas, miraba de frente a las cámaras de los fotógrafos. Respondió, serena, cuando nos acercamos a preguntarle ¿cómo estás?: “Pues preparando las cosas para el momento en que tenga que entrar en prisión, intentando dejarlo todo organizado”. Con la misma entereza (que no se quebraría en las dos horas de tránsito, gritos y declaraciones), prosiguió: “Intento estar tranquila. Además, estoy rodeada de gente que me apoya, lo que es muy gratificante. Y sí, espero que todo esto sirva de algo. Hay que seguir saliendo a la calle. Lo que no pueden conseguir es que tengamos miedo y nos quedemos encerrados en casa…”. Antes de quedarse en paro, nos responde, Carmen era animadora socio-cultural.

Carlos apareció algo más tarde por la cabecera de la marcha. Recibiendo abrazos, también, a uno y otro lado; más severo, pero sin ceder tampoco a la emoción del ambiente, y que muchos no conseguían mantener a raya. Hubo aplausos cuando llegó a saludar a Carmen, sabiendo ya ambos que la Audiencia Provincial ratificaba su entrada en la cárcel.

Sentencia “ejemplarizante”

Sentencia “ejemplarizante”“El fiscal pidió una sentencia ‘ejemplarizante’, pero de sólo un año”, nos explicaba, siguiendo la riada por una acera de la Gran Vía, Pepe Iglesias, asesor legal de Stop Represión. “Con lo que no hubieran ido a la cárcel. Sin embargo, el juez quiso subir a 3 años y un día, por iniciativa propia. Y la Audiencia ha ratificado esta monstruosidad jurídica”. Basada “exclusivamente”, dice, en el testimonio de la mujer –dueña del establecimiento donde ocurrió el altercado en la huelga de 2012– que acusó de “daños y coacciones” a Carlos y Carmen. “Sin ninguna prueba”, se exaspera Iglesias; “sólo su testimonio fue suficiente”.

El abogado considera que “tiene que haber pruebas, testigos, documentos visuales, algo”, para una condena de esta envergadura, por el “tremendo peligro” que supone. “En ese caso no hay ninguna de esas cosas. Y sin lugar a dudas pretende ser ejemplarizante y desmovilizarejemplarizante . Son jueces aplicando sentencias políticas. Imagínate, tres años de cárcel por estar en un piquete. Cuatro gritos, una pintada; nada… Una sentencia propia de dictaduras”.

Una opinión con la que coincidía Maite Molina, concejal de IU en el Ayuntamiento de Granada y presente en la protesta. Molina considera lo ocurrido “un atraco a mano armada a los derechos de los trabajadores, una regresión absoluta”. “Una barbaridad injustificable”, cree, propia del Estado de Derecho “inexistente” a día de hoy en España.

“Se van a quedar sin sitio en las cárceles”

“Se van a quedar sin sitio en las cárceles”Era esa mezcla de estupor y tristeza, de emoción y de rabia, que se filtraba ayer entre los cánticos de las miles de personas que escoltaron a Carlos y Carmen hasta Plaza Nueva. Hasta la improvisada mesa instalada ante los juzgados para hacer balance y atender a los medios.

“La justicia no es igual para todos, como todo el mundo sabe”, dijo Carlos, tras dar las gracias “a los que se han volcado con nosotros”. “Pero esto no nos para”, advirtió. “Empiezan ahora con las penas de cárcel, después de las multas… Pero se van a quedar sin sitio en las cárceles”. “No estaríamos donde estamos”, dijo, “si no estuvieran consiguiendo” poner nerviosos a quienes gobiernan. “Es sólo la punta del iceberg”, le secundó Carmen, “de algo muy grave”, y que incluye “el derecho al trabajo, a una vivienda digna, a saber dónde están enterrados los muertos…”.

Sobre el proceso en el que están inmersos, señaló Carlos: “Ahora sólo queda el recurso de amparo al Constitucional, con muy pocas opciones de que se admita a trámite”. O el indulto, que supondría “admitir que somos culpables de un delito, y pedirlo a un Gobierno que violenta a la gente para justificar sus medidas represivas”. “Ya que entramos en prisión”, sentenció, “que sea al menos con la cabeza alta”.

“Claro que lo volvería a hacer”

“Claro que lo volvería a hacer”A la pregunta sobre qué han aprendido ambos, Carmen contestó, sin titubear: “El valor de la dignidad. Mi derecho a mantener mi imagen impoluta a pesar de todo lo que han dicho. Lo peor que llevo es que me dejen [públicamente] como una vulgar delincuente que ha atentado contra los trabajadores; me parece perverso”.

Carlos: “Yo, que lo único que nos separa de la cárcel sois vosotros. Que sólo el pueblo salva al pueblo, que no va a venir ningún político a sacarnos de ésta. Lo que me mantiene en pie y me hace seguir adelante es que la gente responde, y que a pesar de que los medios nos machaquen, que intenten ocultar la realidad de las luchas que se están viviendo, aquí estamos y aquí seguimos”.

¿Lo volverías a hacer?, preguntábamos al principio de la marcha a Carmen, justo detrás de la pancarta que llevaba su nombre. “Sí, claro que lo volvería a hacer. Yo estoy en la calle, siempre he estado en la calle, y seguiré estando”. ¿Lo volverías a hacer?, preguntamos a Carlos, acabada la concentración, con la multitud disgregándose lentamente en Plaza Nueva: “No es que lo volvería a hacer”, responde, sonriendo casi: “Es que lo volveré a hacer, cuando salga. Tiempo al tiempo”.