200.000 andaluces en el extranjero: el granero de votos sin abrir

El número de andaluces con derecho a voto que viven en el extranjero se ha disparado casi un 39% desde enero de 2008. El censo ha alcanzado en el inicio de 2014 las 199.200 personas repartidas por todo el mundo, principalmente Argentina, Francia, Alemania y Brasil. Es el equivalente a una ciudad de gran tamaño, en un punto intermedio entre Almería (192.700) y Jerez (211.670), y se ha convertido en un granero de votos muy atractivo a las puertas de una nueva cita electoral pero condicionado por la incierta participación de los expatriados.

La última oleada del Censo Electoral de Residentes Ausentes (CERA) de la región, correspondiente al cierre de 2013, señala un incremento de estos ciudadanos con derecho a voto pero residentes en el exterior del 6,2% con respecto al año anterior. La comparativa arroja resultados drásticos si se realiza con los datos de 2008, cuando había censados 143.630 ciudadanos. Los motivos de este incremento próximo al 40% en el CERA andaluz se deben a dos razones: la aprobación de la Ley de la Memoria Histórica a finales de 2007, que permitió la adquisición de la nacionalidad española a hijos y nietos de exiliados; y el exilio moderno, al que se ven obligados miles de ciudadanos por la crisis que atraviesa el país y la falta de trabajo.

La posibilidad de optar a la nacionalidad española se prolongó durante dos años, hasta diciembre de 2010. En ese plazo, los andaluces reconocidos por el CERA pasaron de 143.631 a 165.699, lo que representa un incremento del 15,3%. Desde enero de 2011 hasta la actualidad, los andaluces con derecho a voto (mayores de 18 años) que viven en otros países han alcanzado los 199.200 tras aumentar otro 20,2%. En éste último periodo, el incremento de las cifras es achacable casi en exclusiva a la emigración.

El fenómeno es generalizado en el país, que ya supera los 1,71 millones de ciudadanos con derecho a voto residentes en el exterior, un 42,3% más que en el inicio de 2008.

Este escenario migratorio podría ser relevante para los resultados de las próximas elecciones al Parlamento Europeo, que se celebrarán en mayo. Las últimas se celebraron en 2009, por lo que los eurodiputados tienen la posibilidad de convencer a medio millón de nuevos votantes españoles residentes en el extranjero, más de 50.000 de ellos, andaluces.

El PP ha intensificado esta misma semana su campaña para arañar votos en el extranjero mediante la gira americana de su secretario ejecutivo en el Exterior, Alfredo Prada, que ha visitado a simpatizantes del partido en Costa Rica y en Guatemala para animarles a participar en las Europeas con idéntico mensaje: “Aunque vivas en América, eres ciudadano europeo”.

Cualquier esfuerzo es poco para convencer a los “españoles ausentes”. La distancia física y el desapego a la política nacional (y europea) provocan que estos ciudadanos estén abonados a altas tasas de abstención. Estas circunstancias empeoraron aún más como consecuencia de la reforma de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG) en 2011, que introdujo el voto rogado y provocó un descenso drástico de la participación de los españoles que viven en el extranjero. Esta modalidad obliga a quienes quieran participar en los comicios a mostrar a través de los consulados su deseo expreso de hacerlo como paso previo para poder recibir las papeletas por correo, y todo, en unos plazos de tiempo ajustados (en el caso de las Europeas será del 1 al 26 de abril).

Este cambio en la forma de voto, que perseguía convertirse en un sistema para controlar la identidad de los votantes en el extranjero y evitar manipulaciones, disparó la abstención del CERA hasta el 96% en las Generales de 2011 (Sólo votaron 73.361 personas frente a los 282.568 votos de 2008).

El propio PSOE admitió el error, pero la Ley todavía no se ha reformado. El voto rogado restó apoyos históricos para los socialistas andaluces en las únicas elecciones autonómicas. Si en 2008 el PSOE consiguió 42.406 apoyos, la cifra cayó a 8.311 cuatro años después (el 47% de las papeletas cerradas, frente al 30,8% correspondiente al PP Andaluz), con un censo de 176.459 personas con derecho a voto (la participación fue inferior al 5%). El CERA andaluz es un granero que ya roza los 200.000 votos pero que sigue cerrado.