Moreno lo apuesta todo a un Gobierno en solitario y se presenta como “dique de contención contra Vox”

Daniel Cela

31 de mayo de 2022 11:44 h

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Juan Manuel Moreno se ha atornillado en el centro del tablero político, convencido de que ahí recogerá los apoyos necesarios para lograr un Gobierno en solitario, “sin componendas, sin condicionantes, sin ataduras”. Sin Vox.

El presidente de la Junta de Andalucía y candidato del PP a la reelección el próximo 19 de junio está tan seguro de su victoria que, en contra de lo que advierten todos los manuales de campaña, se ha autoimpuesto un listón alto, que va más allá de ganar los comicios: “Acercarse a los 50 escaños y estar por encima de todas las fuerzas de izquierdas juntas posibilita que yo pueda gobernar en solitario”, dice. El CIS andaluz, publicado este lunes, sitúa al PP-A en una horquilla de 47 a 49 escaños, a seis u ocho de la mayoría absoluta [55], y muy por encima de los 26 que ahora tiene.

Moreno ha decidido jugárselo todo a esta carta y, a tres días para que arranque la campaña electoral, renuncia a esa red de seguridad que pasa por mostrarse ambiguo o esquivo cuando le preguntan si está dispuesto a formar un Ejecutivo de coalición con la ultraderecha. “Yo no quiero coaliciones de líos, quiero un Gobierno sólido y estable. Y si dos partidos están en las antípodas, no hay manera de entenderse”, ha remarcado este lunes, antes de que le pregunten, durante un desayuno informativo organizado por Europa Press.

Es la pregunta que le persigue desde que decidió adelantar las elecciones andaluzas y, con más fuerza aún, desde que su compañero de partido, el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, se vio obligado a formar un Ejecutivo de coalición con el partido de Santiago Abascal tras un resultado mediocre del PP en las elecciones adelantadas de su comunidad. A Mañueco se le torció la campaña. Nada más empezar sintió que el auge de la extrema derecha en Castilla y León frustraba su objetivo de mayoría absoluta y nunca descartó del todo la coalición con la extrema derecha.

La estrategia de Moreno va en dirección contraria, lejos de posiciones templadas que incluso le han llevado a tantear una repetición electoral antes que sentarse a gobernar con Macarena Olona sentada a su lado. “Como me lo vas a preguntar 200 veces, te lo digo ya”, ha adelantado durante su intervención. Luego, en el turno de preguntas, ha sido mucho más explícito, y no ha ocultado que su estrategia de campaña gira en torno al voto útil, apelando a los votantes desencantados del PSOE y de la izquierda en general.

Voto útil

“El único voto útil en estas elecciones es el PP andaluz”, ha anunciado, sin ambages. “Mucha gente de izquierdas ha hecho esta reflexión: mi opción política no va a salir elegida. Juanma va a ser presidente, y lo será solo o mal acompañado. Por tanto, algunos me van a prestar su voto para que sea el dique de contención contra Vox”, subraya Moreno.

El candidato popular nunca antes había sido tan explícito en su desmarque táctico respecto a la extrema derecha. Moreno ha descrito varias escenas en las que un supuesto simpatizante del PSOE le para por la calle para anunciarle que ahora le votará a él. “Yo le pregunto por qué y él me dice: porque me das confianza”. Moreno pretende desactivar así la principal línea de ataque del PSOE. El secretario general y candidato socialista, Juan Espadas, ha centrado toda su estrategia de campaña en denunciar que el PP se presenta a estas elecciones “en coalición encubierta con la extrema derecha”, algo que repiten machaconamente desde Ferraz y desde Moncloa.

También ha ninguneado el mensaje de la candidata de la coalición de izquierdas Por Andalucía, Inmaculada Nieto, que valoró la opción de abstenerse en la investidura de Moreno para evitar que formase Gobierno con Vox. “Es pura estrategia. Quieren decir que para taponar a Vox no hace falta votar a Moreno”, advierte.

Sin ideologías

El dirigente popular ha apelado a los andaluces serenos, reflexivos y dialogantes, se ha alejado de todas las posiciones “radicales e ideologizadas”, y ha convertido las críticas que recibe de la extrema derecha en un aval para pedir el voto al electorado de centro izquierda: “Me tachan de andalucista, y lo soy: amo Andalucía. Me acusan de estar muy desideologizado, y no entiendo este concepto. Si hay un problema y una solución, la solución no es ni de derechas ni de izquierdas”.

Andalucía ha estado gobernada casi 37 años por el PSOE y los últimos tres años y medio por un Gobierno de coalición de PP y Ciudadanos, apoyado en la extrema derecha. El voto conservador, pese a estar fragmentado en tres opciones políticas, sumó por primera vez más que el bloque de izquierdas.

Moreno explica que ha habido un cambio sociológico en Andalucía, pero no tanto porque “antes fuera de izquierdas y ahora de derechas”, sino porque la gente “ha perdido el miedo”. “Los andaluces han visto que no pasa nada por no votar al PSOE. Ha cambiado la realidad sociológica de Andalucía y ya no va a volver a ser la de antes”, insiste el presidente de la Junta, que cree que los socialistas “tendrán que reinventarse, si no quieren errar el tiro”. “Ese cuento de que íbamos a privatizarlo todo funcionaba hace cinco años, pero ya no. Antes nos tenían miedo y no nos creían. Ahora ya nadie se cree ese cuento en Andalucía porque vamos con un balance de gobierno”, advierte.

Los populares no sólo apelan, sin complejos, al voto útil. También se presentan como los únicos con autonomía política en Andalucía, frente a PSOE, Por Andalucía y Vox, “que tienen que esperar a ver qué les dicen desde Madrid”. “Cuando eso pasa, mal vamos. A mí nadie en Madrid me va a decir con quién pacto y con quién no. La única fuerza en estas elecciones que tiene autonomía política es el PP. Curioso, ¿quién me lo iba a decir a mí?”, ha bromeado Moreno, tras denunciar que “Ferraz le marca el paso al PSOE andaluz”.

El presidente andaluz ha aclarado que “no es deseable” una repetición electoral, porque “no daría tiempo a hacer los Presupuestos de 2023, sería un gasto extra para el erario público y un fracaso de estas elecciones”. Pero ha añadido: “Si un partido me impone cosas con las que nunca voy a estar de acuerdo, un Gobierno no es viable. Yo tengo unos límites que están en el Estatuto de Autonomía”.

Sobre sus socios de Ciudadanos, Moreno ha revelado que ofreció a la presidenta del partido, Inés Arrimadas, y a su líder regional y vicepresidente andaluz, Juan Marín, la opción de integrar a los cinco consejeros naranjas de su gobierno -más la presidenta del Parlamento, Marta Bosquet- en las listas del PP, “figurando como independientes en puestos de salida”, “pero ellos lo descartaron”. El popular augura que sus socios lograrán menos del 2% del escrutinio en algunas provincias, “un porcentaje de votos que se perderán porque no obtendrán escaño”. “Es una lástima porque yo le tengo mucho cariño a los dirigentes y a los votantes de Ciudadanos”, sentencia.

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