La toma de posesión de Juan Manuel Moreno Bonilla (Barcelona, 1970) como sexto presidente de la autonomía andaluza ha concentrado en dos fotografías históricas los últimos 37 años de política andaluza, en los que no hubo alternancia en el poder, y los últimos meses, de política líquida y cambios bruscos e imprevisibles de liderazgos. La primera imagen es la reaparición en el Parlamento de Manuel Chaves, ex presidente de la Junta durante 19 años, junto a su némesis en la oposición, el ex presidente del PP andaluz, Javier Arenas.
Tres veces se batieron en las urnas y las tres venció el socialista. El popular, que finalmente logró ganar al PSOE en 2012 con 50 diputados (pero sin poder gobernar), veía hoy cómo tomaba posesión del cargo al que él aspiró durante dos décadas Moreno Bonilla, líder de un PP andaluz menguado -con 26 diputados- y aupado a la Presidencia gracias a un pacto con dos formaciones nuevas que le han arrebatado miles de votantes a su partido: Ciudadanos y la extrema derecha de Vox.
La segunda foto histórica es otra reaparición, la del ex presidente del Gobierno Mariano Rajoy, padre político de Moreno, que fue expulsado de Moncloa el pasado junio con una moción de censura apoyada por nueve formaciones políticas de la oposición, que entregó la presidencia al socialista Pedro Sánchez. Rajoy dejó de liderar el PP y abandonó la política. Su vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, peleó por hacerse con las riendas del partido en un congreso nacional contra Pablo Casado, en el que tuvo como apoyo preferente a Moreno Bonilla. Este viernes han vuelto a coincidir todos en la toma de posesión del andaluz, que ha anunciado, tras jurar el cargo, que su mandato se mirará en el espejo del Gobierno de Rajoy y de Sáenz de Santamaría.
El malagueño es heredero político de Rajoy y leal a Santamaría -y comparte con ellos un talante político de liberal moderado- aunque la política líquida le haya empujado finalmente a abanderar el nuevo PP de Casado, más duro, más españolista. “Sin complejos”, dicen. El líder nacional del partido coincidió con Rajoy a la entrada del Parlamento y se saludaron sin mucha emoción. Rajoy dijo a los medios que “no estaba ya para dar consejos”, y Casado advirtió después que el pacto a tres que ha posibilitado el cambio de Gobierno en Andalucía -PP, Ciudadanos y Vox- es “exportable” a ayuntamientos y demás comunidades tras las elecciones de mayo, y claro, para las generales.
Moreno Bonilla tomó posesión de su cargo jurando como presidente del Gobierno andaluz en un acto multitudinario y solemne en el Parlamento autonómico (más de mil personas invitadas). Es la enésima jornada histórica e inédita desde el vuelco electoral del pasado 2 de diciembre, cuando el bloque de tres formaciones conservadoras se puso de acuerdo para desalojar al PSOE tras 36 años y medio en el Gobierno andaluz.
El líder popular nombrará a los miembros de su gabinete -11 consejerías, 6 del PP y 5 de Ciudadanos- el próximo lunes, tras la convención nacional del PP de este fin de semana, a la que acudirá para fortalecer el objetivo político de Casado. En el acto estaban tres ex presidentes de la Junta: la líder saliente, Susana Díaz, y los expresidentes Manuel Chaves y José Rodríguez de la Borbolla. Otra fotografía histórica: hacía años que no se veía juntos a Chaves y a Susana Díaz, desde que la sevillana forzó la dimisión de su antecesor para que Ciudadanos votase su investidura en la pasada legislatura.
Chaves está fuera de la política y comparte banquillo de los acusados con su sucesor, José Antonio Griñán (hoy ausente), imputados por prevaricación y malversación en el caso ERE. Chaves no estuvo en la última investidura de Díaz en 2015. Griñán no ha estado en ésta. El PSOE sospecha que no le habían invitado, y llevará una pregunta a la Mesa de la Cámara para saber cómo se han gestionado las invitaciones en el Pleno de investidura y en la toma de posesión. El Parlamento asegura que todos los ex presidentes de la Junta y de la Cámara fueron formalmente invitados.
Entre los invitados, estaban todos los antecesores de Moreno Bonilla en la presidencia del PP andaluz: desde Antonio Hernández-Mancha, Gabino Puche, Javier Arenas, Teófila Martínez y Juan Ignacio Zoido. El nuevo presidente, que olvidó agradecerles su esfuerzo durante su investidura, se ha acordado esta vez de rendirles homenaje, en especial a Arenas. Otros barones territoriales del PP también han asistido al acto: Alberto Núñez Feijoo (Galicia), que Moreno tiene como referente; Ángel Garrido (Madrid); Fernando López Miras (Murcia); José Ignacio Cenicero (La Rioja); Juan Jesús Vivas (Ceuta) y Juan José Imbroda (Melilla). El presidente andaluz ha anunciado que su primera visita oficial fuera de Andalucía será precisamente a las “ciudades hermanas de Ceuta y Melilla”. Feijoo se reiteró ante la prensa en su rechazo a Vox por su política sobre la violencia de género, pero advirtió de que “el pacto firmado por PP andaluz y Vox podría ratificarlo cualquier fuerza política europea hoy, y también el PSOE”.
Por parte del Gobierno central ha acudido la ministra de Política Territorial y Administraciones Públicas, Meritxell Batet, y por parte del Congreso, su presidenta, Ana Pastor. La ministra ha prometido “lealtad institucional” al nuevo Gobierno y ha reconocido la “enorme labor” del Ejecutivo saliente de Díaz. “No hay administraciones cautivas”, ha dicho con cierto sarcasmo. El acto ha estado presidido por la presidenta del Parlamento andaluz, Marta Bosquet, y por la presidenta del Congreso, Ana Pastor.
El discurso de Moreno Bonilla ha destilado andalucismo y españolismo a partes iguales. El nuevo presidente, como su predecesora, ha presentado Andalucía como dique contra quienes quieren “romper España”, en alusión al independentismo catalán. Y ha advertido de que colaborará con el Gobierno central, pero será “combativo” si percibe complicidad o tibieza con los independentista. “Somos España y vamos a defender España ante los embates de quien sea. La Junta mantendrá una beligerancia activa con quien quiera trocear nuestro país y dividir a los españoles. Nunca estaremos ausentes del debate de España y queremos vivir el andalucismo y la españolidad sin contradicciones, no concebimos lo uno sin lo otro”, ha sentenciado.
El líder popular se ha emocionado al recordar a su padre, fallecido justo antes de que accediera a la presidencia del partido en Andalucía, y ha dado las gracias a su madre, sus dos hermanas, su mujer y sus hijos, allí presentes. Moreno ha vuelto a fijarse como objetivo combatir el paro -que afecta a más del 22% de la población activa- y se ha prometido reactivar la economía, pero enfriando las expectativas que lanzó en campaña. El presidente de la Junta ha mencionado por tercera vez la “desaceleración económica” que ya afecta a España y a Europa, y que puede alterar los pronósticos de crecimiento en Andalucía. El presidente de la patronal, Javier González de Lara, entendió que era un mensaje “preventivo”, porque la incertidumbre de los mercados ante el Brexit puede afectar a la actividad en Andalucía.
Moreno cerró su discurso con un mensaje de autoridad, muy enmarcado en su papel institucional, en el que anticipa un pilotaje del Gobierno andaluz “colaborador” pero “beligerante” con Moncloa en la defensa de sus intereses. “La confrontación institucional con el Gobierno central ha restado capacidad de crecimiento a esta tierra”, dijo, pero sentenció: “No quiero ser presidente de una Andalucía sumisa y silenciosa”.