La segunda jornada del PP andaluz estaba pensada para acoger la calma tras la tormenta. Había pasado el momento crítico, el encaje difícil del vicepresidente de la Junta y líder regional de Ciudadanos, Juan Marín, y el momento estelar de la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, confrontando indirectamente con Pablo Casado. Ambos absorbieron la atención mediática y los titulares del arranque de un congreso pensado y diseñado para apuntalar el liderazgo de Juan Manuel Moreno, pero la dirección del PP andaluz asegura con tesón que los discursos de ambos estaban consensuados y compartidos al mínimo detalle con ellos.
Moreno tomó el mando este sábado para resituar el centro del debate en Andalucía, dio un golpe de autoridad en la mesa, y casi exigió a gritos a los suyos que “dejasen los enredos estériles que nadie entiende” -en alusión al pulso entre Ayuso y Casado en Madrid- y que la “unidad del partido” es indispensable para alcanzar sus expectativas en las elecciones de 2022, sean en primavera o cuando tocan, a finales del año que viene. El cónclave popular ha reelegido al presidente andaluz por aplastante mayoría: un 98,98% de los votos.
La unidad con Ciudadanos en Andalucía está a salvo de la operación de derribo orquestada por la ejecutiva de Pablo Casado, y la autonomía orgánica de Moreno se da por hecho. Ayuso le dijo a Moreno el viernes: “Vuela libre, toma tus propias decisiones, sé valiente, no seas una marioneta”; y al día siguiente, Teodoro García Egea, secretario general del PP, desgastó la palabra “libertad” para decirle a Moreno que nadie tiene que venir de fuera, de Madrid, a decirle lo que tiene que hacer, lo que es prerrogativa suya. “Juanma, tú eres una persona libre y siempre lo has sido. No tenemos que venir ninguno de fuera a decirte qué tienes que hacer. Ser del PP es poner por encima de tu partido los intereses de tu tierra”, dijo Egea, que concitó mucho menos entusiasmo de la platea que la presidenta madrileña. El presidente de la Junta se metió por medio este sábado para desautorizar a ambos, sin mencionarles, para centrar el foco del congreso en su Gobierno, la gestión de la pandemia, la connivencia de su gente y la nueva ejecutiva. El PP andaluz es un solar de silencio y sonido de pajaritos, comparado con el ruido clamoroso de sus dirigentes en Madrid.
Así enterró el PP andaluz el desbarajuste provocado por el audio filtrado de Marín, en el que calificaba de “estúpido aprobar los presupuestos en año electoral”, y así enterró su disputa pública con la dirección nacional, afanada desde hace medio año en propiciar el adelanto electoral en Andalucía para servirse de la previsible victoria de Moreno como plataforma de impulso a Casado en el conjunto del país. El equipo de Casado, que llega a Granada para el cierre este domingo, se ha esmerado en dejar claro que ya no hay electricidad entre la dirección andaluza y nacional, que Madrid respeta la autonomía de Moreno para convocar elecciones cuando él quiera.
Se apagaba así el incendio que provocó un día antes la presidenta de Ayuso, cuando lanzó un dardo medido a Génova pidiéndole al presidente andaluz que fuera “valiente”, que no se dejara “manejar como una marioneta”, que convocara cuando quisiese. Casado retira los tanques, consciente de que Moreno ya no es el líder territorial débil de hace dos años, cuando su ejecutiva le imponía las listas electorales, o hace unos meses, cuando le dictaba los candidatos provinciales del PP.
Moreno subió al escenario bien entrada la tarde para dar un discurso previo a la elección de su nueva ejecutiva y la votación de la misma. Tenía el viento de cara e hizo una arenga pseudo electoral en la que se comparó con el PSOE, con su reciente congreso, con su reciente historia. Minutos antes habían subido al escenario los ex presidentes del PP andaluz para recibir un homenaje del congreso: Antonio Hernández Mancha, Javier Arenas, Teófila Martínez y Juan Ignacio Zoido. “Esta foto la pueden hacer otros partidos porque tienen que esconder a sus líderes”, dijo Moreno, en alusión directa al congreso socialista de hace una semana, en la que la ausencia silenciada de los ex presidentes Manuel Chaves y José Antonio Griñán se hizo patente [ambos están condenados por prevaricación y malversación en el caso del fraude de los ERE].
El presidente andaluz hizo una reivindicación explícita y entusiasta del PP frente a los “prejuicios” que auguraban el desmoronamiento del Estado del bienestar. Moreno ha exaltado el Gobierno del cambio y ha hablado de los suyos como un puñado de revolucionarios que se enfrentaron a lo imposible, a saber, acabar con 37 años de socialismo en el poder. “Nos subestimaron, nos ignoraron, ese fue su error, crecían que éramos los locos y éramos los inconformistas, los rebeldes. Somos los locos del PP”, gritó Moreno, ante un público empleado.
El dirigente del PP pidió el respaldo de los suyos para convertir a su partido en el más votado en las próximas elecciones. “Pido vuestro apoyo para hacer del PP en el partido mayoritario para los próximos cuatro años, un partido transversal, abierto permeable”, dijo. En las elecciones del 2 de diciembre de 2018, los populares sitúan el punto de inflexión del cambio de ciclo político en Andalucía, el que propició la entrada de un Gobierno de derechas tras casi cuatro décadas del PSOE en el poder. Moreno se vino arriba y en la recta final de su discurso pidió el “apoyo para gobernar las ocho capitales de provincia”, las ocho diputaciones provinciales y territorios “que hasta ahora estaban vetados para nosotros”.
Pero la platea se entusiasmó cuando Moreno apeló a la “unidad del partido”, entonces el público se volcó en un enorme aplauso. “Unidad. Cuando nos hemos distraído en asuntos internos que nadie entiende, y cuando hemos empujado todos juntos, el partido popular ha llegado muy lejos. Dejémonos de enredos estériles que nadie entiende y centrémonos en los importante, en los andaluces, y en cambiar el pésimo Gobierno de Pedro Sánchez. ¡Ese es el objetivo, sólo ese es el objetivo! ¡Sólo!”, gritó. En ese momento, el discurso del presidente andaluz se asemejaba al de un candidato a la presidencia del Gobierno del país. “¡Presidente, presidente!”, empezaron a corear los suyos. “¡Cómo os quiero, joder!”, dijo Moreno. Pero acto seguido, el dirigente popular dejó claro su futuro político: “¡Yo estoy en Andalucía y sólo me importan los andaluces. No me importa nada más!”, gritó.
El presidente de la Junta apeló al debate de totalidad de los Presupuestos, que tendrá lugar el próximo miércoles, en el que previsiblemente la oposición tumbará las cuentas de Moreno con sus enmiendas de PSOE-A, Vox y Unidas Podemos. Moreno hizo de esa previsible derrota una fortaleza política, señalando a sus responsables como culpables de volcar la negociación que debía propiciar el acuerdo. “Seré igual de exigente cuando Casado sea presidente de España que ahora que lo soy con Pedro Sánchez”, dijo.
Moreno ha cerrado la jornada anunciando algunos nombres nuevos en la ejecutiva del PP andaluz, aunque la cúpula no ha variado sustancialmente: permanece Dolores López como secretaria general y Toni Martín como vicesecretario general. El consejero y portavoz de la Junta, Elías Bendodo, deja de ser portavoz del partido y cede ese puesto al alcalde de Almería, Ramón Fernández Pacheco. Bendodo ha sido designado presidente del comité electoral, puesto desde el que volverá a coordinar la campaña de las próximas andaluzas. También se incorpora la figura del coordinador general, que ocupará Antonio Repillo, actualmente delegado de la Junta en Córdoba. Se incorporan nuevos nombres como secretarios de área, como el diputado Pablo Venzal, Pilar Pintor, Joaquín Camacho, Miguel Ángel Torrico, Ana Mata, José Carlos Álvarez y Yolanda Sáez. Como vocales destacan Ana Vielva, responsable de Administración Pública de la Junta, y los ex presidentes del PP-A, Javier Arenas -presidente de honor-, Gabino Puche y Teófila Martínez.