Moreno da una victoria histórica al PP en Andalucía, fulmina a Ciudadanos y deja a la extrema derecha en la irrelevancia

Daniel Cela

20 de junio de 2022 00:15 h

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Las elecciones andaluzas de este domingo arrojan dos momentos históricos: el PP ha obtenido su primera mayoría absoluta y, en consecuencia, Andalucía ha frenado en seco el auge de Vox. La misma comunidad que vio entrar a la ultraderecha en sus instituciones hace cuatro años, hoy ha cortocircuitado su ascenso, orillándola como fuerza de oposición y sin capacidad de condicionar las políticas del futuro Gobierno autonómico. La derecha ha vencido a la ultraderecha en el terreno de juego tradicional de la izquierda.

El PP de Juan Manuel Moreno ha ganado las elecciones en Andalucía con un resultado histórico: 1.582.299 votos, 19 puntos por encima del PSOE, 32 diputados más de los que tenía [26]. Es la primera mayoría absoluta del PP en esta comunidad, 37 años gobernada por los socialistas, y la primera desde 2004, cuando Manuel Chaves obtuvo la última victoria incontestable para los socialistas. Moreno rebasa por dos escaños [58] aquel listón de Chaves. La participación ha sido del 58,3%, ligeramente superior a la de 2018 (56,5%).

El presidente andaluz y candidato popular compareció pasadas las 23.00 horas en una tarima improvisada ante la sede del PP–A, en la calle San Fernando de Sevilla, con música saliendo de grandes altavoces y un ambiente de euforia desatada: “¡Hemos hecho historia en Andalucía!”, gritó envuelto en una bandera blanca y verde. Moreno se dirigió a los andaluces “que antes han votado a otros partidos y ahora han confiando en nosotros”, ese trasvase de votos clave en esta victoria: “Soy consciente de la gran responsabilidad que tengo, quiero decirles que voy a gobernar para todos. Pueden dormir tranquilos”, avisó.

Hacía 14 años que en Andalucía no se registraba una mayoría que permitiese a un partido gobernar en solitario. Pero ninguna anterior es comparable a ésta, porque nunca antes el Parlamento ha estado tan fragmentado como ahora ni los bloques de derechas e izquierdas tan divididos por dentro, con tres partidos en cada bando.

“Con la mitad del PSOE–A no se gana”

Moreno buscaba sumar más que todos los partidos de izquierdas, pero su victoria es tan contundente que el PP contará con más diputados que todas las fuerzas de la oposición juntas [58 frente a 51]. El PSOE cae dos diputados por debajo del suelo electoral que obtuvo Susana Díaz en 2018 y se queda con 883.169 votos y 30 escaños [llegó a tener 66 en las elecciones de 1982]. Los socialistas no han logrado movilizar esos 400.000 votos perdidos hace casi cuatro años, ni encomendándose a sus alcaldes, que gobiernan en el 65% de los municipios andaluces y se examinan en las urnas en un año.

En esta legislatura, marcada por la pandemia, el PSOE andaluz no se ha aclimatado a su labor de oposición y ha visto cómo Moreno se adueñaba de todos los símbolos y discursos autonomistas que han identificado las siglas socialistas durante sus 37 años en el poder, consolidando un perfil “moderado y centrista”. Pero, sobre todo, el PSOE ha vuelto a dedicar parte de esta legislatura a resolver sus cuitas internas, expulsar a Susana Díaz con unas primarias impulsadas desde Ferraz, y colocar en su lugar a un candidato, Juan Espadas, poco conocido en gran parte de Andalucía.

Tanto la ejecutiva, como las listas electorales que ha confeccionado Espadas, y la propia campaña –que ha orillado a los susanistas– demuestran que el partido sigue fracturado por dentro. “Con la mitad del PSOE–A no se pueden ganar unas elecciones”, se lamentaba esta noche un dirigente de la anterior ejecutiva. Espadas ha reconocido esta noche la derrota y se ha apresurado a anunciar que no dimitirá, y que su intención es quedarse cuatro años en la oposición “hasta volver a hacer al PSOE un partido de gobierno”.

Ciudadanos desaparece del mapa político. Entró en el Parlamento andaluz en 2015 con nueve escaños, apoyando el último Gobierno socialista; logró su auge en 2018, con 21 diputados que le valieron un puesto en el Ejecutivo junto al PP; y se extingue siete años después de su nacimiento fagocitado por el partido que quiso sorpassar. Su presidente y candidato Juan Marín ha anunciado que dimitirá de todos sus cargos, pero se ha felicitado porque “Vox no entrará en el Gobierno andaluz”.

Las dos formaciones a la izquierda del PSOE –Por Andalucía (5 escaños) y Adelante Andalucía (dos)– han obtenido por separado cinco puntos menos que lo que logró la anterior marca que reunía a Podemos e IU bajo el liderazgo de Teresa Rodríguez. La división congénita de las izquierdas, el batiburrillo de nombres similares y los tropiezos de la nueva coalición liderada por Inma Nieto, de la que quedó fuera Podemos por llegar tarde al registro, ha contribuido a vaciar la base electoral de ambas formaciones.

Nieto ha advertido esta noche, en su primera comparecencia, que la marca de Teresa Rodríguez y la suya suman el mismo porcentaje de votos logrado por Vox, para subrayar que la división les penaliza en el sistema electoral andaluz. La marca amadrinada por la vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz, pasa de 17 a cinco escaños, el mínimo para tener grupo parlamentario, muy por debajo de sus expectativas. Teresa Rodríguez, en cambio, ha celebrado sus dos diputados –por Cádiz y por Sevilla– como una proeza, toda vez que la gaditana no ha contado con fondos ni cobertura mediática para su campaña.

Vox, orillado

El ambiente en la sede del PP andaluz, en la calle San Fernando, era de fiesta desde mucho antes del cierre de las urnas. Con el 30% escrutado empezaron a montar una tarima y altavoces en plena calle, para que el candidato compareciese fuera, y no en el balcón, como estaba previsto. “Gracias Andalucía” decía la pancarta que desplegaron cuando la mayoría ya era incontestable. Juanma Moreno gobernará en solitario, y borra de un plumazo el escenario sobre el que se ha enmarcado la campaña electoral: un posible Gobierno de coalición del PP con Vox.

El crecimiento de la ultraderecha es pírrico –de 12 a 14 escaños, 95.000 votos más–, comparado con los 12 puntos más que obtuvo hace cuatro meses en las elecciones de Castilla y León, convirtiéndose en socio de Gobierno del PP. La estrategia del PSOE, azuzando el miedo a la entrada de la extrema derecha en la Junta de Andalucía, y el ultimátum que lanzó su candidata, Macarena Olona, en el debate electoral de Canal Sur, lejos de perjudicar a Moreno, se han conjurado a su favor.

Ambos mensajes han calado, pero han provocado el efecto contrario al que buscaban los socialistas. Los andaluces han leído estas elecciones como un plebiscito contra Vox y han concentrado sus esfuerzos en cerrar el paso a un partido contrario a la propia autonomía. Pero para ello han depositado mayoritariamente su confianza en el PP, no en el PSOE. Andalucía, la primera comunidad que dio entrada a Vox en sus instituciones –con 12 diputados y 400.000 votos–, también ha sido la primera en frenar en seco su ascenso, reduciendo su papel a fuerza de oposición sin el poder condicionante que ha tenido en esta legislatura. ¿Ha frenado usted a la ultraderecha?, le ha preguntado Ana Pastor, de La Sexta, en plena euforia. “Yo no, han sido los andaluces”, ha respondido.

El resultado de estas elecciones consolida un cambio de ciclo político en Andalucía. El bloque conservador, con dos fuerzas en lugar de tres –PP y Vox– suman el 56,59% del escrutinio (72 escaños) frente a un bloque de izquierdas menguante: 36,35% (37 diputados). Algunos defienden que este ciclo político se inició en 2012, con la victoria de Javier Arenas, la primera y única del PP en tres décadas, que no se tradujo en un Gobierno de derechas porque la coalición PSOE–IU lo impidió. Otros, incluido el equipo de Moreno, sitúan el cambio de ciclo en las pasadas elecciones, de 2018, cuando la suma de PP, Ciudadanos y Vox facilitó su primer Gobierno en coalición con los naranjas, y sostenido desde fuera por la ultraderecha.

Lo cierto es que el PSOE andaluz daba muestras de desgastes desde mucho antes. En la última década ha perdido progresivamente más de un millón de votantes, a mayor ritmo desde la crisis financiera de 2008, que motivó los mayores recortes de políticas públicas de la historia. Aquel golpe impactó significativamente contra Andalucía, una región con un paro estructural siete puntos por encima de la media nacional, que vio cómo su convergencia social y económica con el resto de España retrocedía mucho de lo ganado en años.

Hegemónico en las ocho provincias

Los dos predecesores de Moreno –Arenas y Juan Ignacio Zoido– llegaron a la sede del PP, eufórico uno, emocionado el otro. “¡Ha sido un éxito! Voy a darle un abrazo a Juanma que le voy a romper dos costillas”, ha comentado el presidente de honor del partido.

El PP es primera fuerza en las ocho provincias, incluido Sevilla, donde el PSOE jamás había perdido unas elecciones (ni autonómicas ni municipales ni europeas ni generales).

En la capital andaluza, los populares han alcanzado su propio récord –algo que ha ocurrido en todas las provincias– con 9 de los 18 escaños en juego. El noveno se lo arrebataron al PSOE pasadas las 23.00 horas –con un grito atronador de euforia en la sede–, conscientes de que era la sexta plaza en la lista socialista, que ocupaba Verónica Pérez, mano derecha de Susana Díaz y ex líder del partido en Sevilla. Los populares tenían en esta circunscripción tres escaños y su crecimiento ha sido a costa de Ciudadanos, que pierde sus tres diputados, del PSOE y de la coalición Podemos–IU [llamada Adelante Andalucía en 2018] que pasa de cuatro a uno. El PSOE se queda con cinco, Vox retiene sus dos, y la marca de Teresa Rodríguez obtiene uno.

El PP ha logrado en la provincia de Málaga su mejor resultado en Andalucía, con 10 escaños, frente a los siete que se reparten el resto de formaciones. En la provincia de origen de Juan Manuel Moreno, los populares han rebasado su récord en esta circunscripción, con el 46,7% de votos, 26 puntos más que el PSOE, en segundo puesto. Los socialistas mantienen los cuatro que tenían y Vox los dos que logró en 2018. Moreno absorbe los cuatro escaños de Ciudadanos y los tres de Adelante Andalucía.

En Cádiz, los populares han dado un salto de pértiga: de tres a ocho diputados. El PSOE pierde uno y se queda con tres. Vox mantiene sus dos diputados, y tanto Por Andalucía como Adelante Andalucía obtienen uno cada uno. El primero es de Juan Antonio Delgado, el candidato elegido por Podemos para encabezar la lista de su coalición por Cádiz, y el de Adelante es de la propia candidata, Teresa Rodríguez.

En Granada, el PP duplica escaños, de tres a seis, y el PSOE se mantiene con cuatro. Por Andalucía obtiene uno y Vox pasa de uno a dos, incluido el de la propia Olona. En Almería, otro de los feudos de la ultraderecha, también crecen en un escaño –de dos a tres–, pero el PP sigue como primera fuerza con seis, dos más que en 2018. El PSOE conserva sus tres escaños y las izquierdas ninguno.

En Córdoba, donde la participación ha sido superior a la media andaluza, el PP ha pasado de tres a siete diputados. El PSOE ha perdido uno, se queda con tres, Vox mantiene el suyo y Por Andalucía logra un diputado. En Huelva, otro bastión socialista, el PP logra seis escaños, el PSOE cuatro y Vox uno. Los populares arrebataron a Por Andalucía el único disputado que despuntaba en esta provincia.

Por último en Jaén, el partido de la España Vaciada –Jaén Merece Más– ha logrado 18.500 papeletas que no se han traducido en ningún escaño. Aquí el PP ha obtenido seis diputados frente a cuatro del PSOE –su mínimo histórico en esta provincia, motor del partido– y uno de Vox.

Elecciones andaluzas

Las primeras elecciones autonómicas en Andalucía, en 1982, dieron al PSOE la victoria más holgada hasta la fecha: 66 escaños de los 109 que tiene el Parlamento. Los socialistas venían de capitalizar la lucha por el Estatuto de Autonomía, con su candidato, Rafael Escuredo, protagonizando una huelga de hambre y un pulso contra los poderes fácticos de Madrid, incluido su propio partido. 

En 1982 una mayoría absoluta costó 1,49 millones de votos, el 52,7% del escrutinio, 36 puntos por delante de Alianza Popular y UCD. Ya con la autonomía en pleno desarrollo, la siguiente mayoría absoluta por número de escaños la logró Manuel Chaves en 2004 –unas andaluzas que coincidían con las generales que ganó José Luis Rodríguez Zapatero–, y que se saldaron con 61 escaños (51% del escrutinio), 19 puntos por delante del PP. La victoria de Moreno se acaba de meter en ese ranking de mayorías históricas.

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