“El cambio de ciclo político ha llegado a Andalucía”, ha anunciado el futuro presidente de la Junta, el popular Juan Manuel Moreno, convencido de que este no es un pleno de investidura cualquiera. Andalucía ha estrenado este martes, 15 de enero de 2019, un paisaje político casi marciano en el que no se divisa el “cambio tranquilo” que ha proclamado Moreno en su discurso de investidura: en el interior del Parlamento, el PP tomando posesión de la Presidencia de la Junta tras 36 años y medio de gobiernos socialistas; y en el exterior, miembros de la cúpula del PSOE andaluz y la mitad de los consejeros del Gobierno en funciones de Susana Díaz sumándose a la convocatoria de las organizaciones feministas junto a miles de mujeres que protestan contra Vox.
El partido de extrema derecha que convertirá a Moreno en el sexto presidente de la autonomía andaluza se estrena en la Cámara legislativa con un alegato negacionista hacia la violencia machista, que rompe el consenso político de todos los demás partidos, y con un programa contrario al Estado de las Autonomías. Fuera, más un millar de personas, en su mayoría mujeres, gritaban cánticos de protesta a la fachada del Parlamento: “¡Ni un paso atrás en políticas de igualdad!”; “¡Fuera machistas del Parlamento!”; “¡Nuestros derechos no se negocian!”.
Moreno ha arrancado su discurso con dos palabras que serán clave en esta convulsa legislatura: “cambio” y “diálogo”. “Quiero ser un presidente reformista, el primero de un partido distinto al PSOE en 40 años de democracia”, ha dicho, citando dos veces al ex presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, y apoyándose en la Transición Española como modelo de cambio de ciclo político. En este caso entre la dictadura y la democracia, sin obviar que la derecha andaluza explotó el término “régimen” para descalificar los sucesivos gobiernos del PSOE en Andalucía, la única región donde nunca, hasta hoy, ha habido alternancia de partidos en el poder.
Desde el principio, el líder popular ha pedido que se respete la legitimidad de la mayoría de derechas (59 diputados) que le hará presidente: “Sin complejos, sin prejuicios y sin cordones sanitarios”, ha subrayado, en alusión directa a los grupos de izquierda que cuestionan su alianza con Vox y que han pedido, en Sevilla, en Madrid y en Bruselas, “un cordón sanitario” para aislar a la extrema derecha (como han hecho los gobernantes de Francia, Alemania y, recientemente, Suecia).
Para informar sobre la llegada del primer Gobierno de derechas de Andalucía, apoyado por primera vez en una formación de extrema derecha en España, se han acreditado más de cien periodistas, incluido medios de Alemania, Francia y Holanda. En Europa se sigue de cerca la primera alianza entre conservadores y liberales y la extrema derecha del partido de Santiago Abascal, que dentro de cuatro meses aspira a concurrir a las elecciones europeas junto al grupo radical y euroescéptico de la francesa Marine Le Pen y el italiano Matteo Salvini.
Mientras 10.000 personas se manifestaban a las puertas de la Cámara -según cálculos de los organizadores-, Moreno acusó al PSOE y a la coalición Podemos-IU (Adelante Andalucía) de “intentar desestabilizar este Gobierno antes incluso de que se conforme, alentando la crispación social, en lugar de defender los principios de concordia. Esperaba cortesía y respeto institucional de la oposición”, ha dicho. En la primera parte de su discurso, el popular ha seguido ejerciendo más como líder de la oposición al Gobierno saliente que como futuro presidente. Muy duro con el PSOE andaluz, de quien ha subrayado la “vergüenza” de la corrupción en la Junta, Moreno se ha referido a ellos como una “clase dirigente acomodada”, con “resistencia al cambio”, apoyada en el “clientelismo”. “La corrupción y el clientelismo son el veneno de la democracia, la alternancia política es el antídoto”, sostiene.
Catalunya y la unidad de España
Antes de empezar a desgranar su programa de Gobierno, el líder del PP andaluz ha querido remarcar su posición política respecto a Catalunya, el independentismo y los primeros Presupuestos Generales de Pedro Sánchez (sin mencionarlo). “Andalucía se opondrá frontalmente a privilegios a otros territorios para sostener gobiernos”, ha dicho. Luego ha lanzado una férrea defensa de la unidad de España, ligada también al contexto político catalán, dos de las consignas machaconas de la derecha en la campaña electoral andaluza, tanto en boca de Pablo Casado como de Albert Rivera y Abascal. “No nos sentimos ni hipotecados ni condicionados por nada ni por nadie al defender la unidad nacional consagrada en nuestra Constitución española”, dice Moreno.
En el desarrollo de su programa, Moreno ha lanzado guiños específicos a Vox, como la exaltación de “la familia como eje de la sociedad y las políticas del Gobierno”, pero también ha hecho una mención específica a la lucha contra la violencia de género. Una única mención a la violencia de género, motivo de la manifestación en la calle, que ha considerado un asunto “sensible” y que ha pedido “sacar de la contienda política”. “El maltrato es una lacra social que debemos erradicar y hay que hacerlo construyendo sobre lo que ya tenemos. Sumando. Enriqueciendo. Mejorando las leyes”, ha dicho, mandando un mensaje a Vox, su socio que defiende la derogación de esas normas. “Sin cuestionar lo que ha funcionado y funciona, pero corrigiendo lo que no. Haciendo, en suma, que todas las víctimas estén protegidas”. Moreno ha usado un lenguaje generalista para hablar de la violencia machista -sin mencionar el machismo- y apelando a “todas las víctimas de la violencia física, psicológica o social, de cualquier tipo y en cualquier ámbito”.
Sobre la familia, el líder del PP andaluz subraya que “es el núcleo esencial de la sociedad”. “El Gobierno hará de la familia un eje transversal, estará presente en todas las decisiones de la Administración”, ha dicho. Sin mencionar la creación de una Consejería exclusiva de Familia, como pedía Vox, pero sí ha anunciado una “ley de apoyo a las familias andaluzas, adaptada a la realidad actual, con especial atención a las familias numerosas y monoparentales”.
El PP ha estado tres décadas en la oposición andaluza y ha preparado este día como una jornada “histórica” que nadie, nadie imaginaba hasta que se abrieron las urnas el pasado 2 de diciembre. En los pasillos del Parlamento se ven antiguos dirigentes populares, que pelearon sin éxito contra el PSOE en otras legislaturas. Todos los ex presidentes del PP andaluz (excepto el primero, Antonio Hernández Mancha): Gabino Puche, Javier Arenas (el único que derrotó en las urnas al PSOE, aunque no pudo gobernar) y Teófila Martínez. También están muchos alcaldes y candidatos a alcaldes del PP que ven en el día de hoy un ejemplo de lo que puede ocurrir tras las municipales y autonómicas de mayo.
Derechas unidas, izquierdas divididas
Con el resultado más exiguo de su historia (26 diputados de 109), los populares van a gobernar gracias a una doble y compleja negociación con los liberales y los ultraconservadores: un pacto de Gobierno con Ciudadanos (21 diputados) y un acuerdo de investidura con Vox (12 diputados). Por primera vez, el bloque conservador suma más escaños que el bloque de izquierdas. El PSOE ha ganado las elecciones, pero se queda con 33 diputados, y la coalición Podemos-IU (Adelante Andalucía) ostenta 17 escaños.
Estos dos partidos, que nunca se entendieron para gobernar juntos o asociados, están ahora condenados a entenderse en la oposición, porque sus políticas se parecen, sus principios son idénticos y su discurso contra Vox y el “tripartido de derechas” es el mismo. Sin embargo, la coalición que pilotan Teresa Rodríguez y Antonio Maíllo rebosa, por ahora, un rencor visceral contra el PSOE de Susana Díaz. Son tan críticos con ella como con las tres derechas, y acusan a la socialista de haber propiciado este Gobierno conservador por haberse apoyado en Ciudadanos y sus políticas “neoliberales” en la pasada legislatura.
Culminado el discurso, la sesión se ha suspendido hasta el miércoles a las diez de la mañana, cuando se reanudará el debate de investidura con la intervención de los grupos por orden de menor a mayor representación. Será entonces la primera intervención del portavoz de Vox, Francisco Serrano, que responderá a Moreno y, teóricamente, defenderá el apoyo del grupo de extrema derecha a la investidura. Luego será el turno de Teresa Rodríguez, líder regional de Podemos y presidenta del grupo Adelante Andalucía, en una de sus últimas intervenciones en el hemiciclo antes de pedir el permiso por maternidad, dado su avanzado estado de gestación. El voto de la coalición Podemos-IU, con 17 diputados, es de rechazo. El siguiente turno será el del socio de Gobierno del PP, Ciudadanos, por quien intervendrá su líder y futuro vicepresidente de la Junta, Juan Marín.
A partir de aquí se produce una rareza, ya que el grupo que cerrará el debate de investidura es el que más diputados tiene -el PSOE-, que por primera vez no es el partido de Gobierno. Por los populares hablará la diputada Carmen Crespo, y tras ella será el turno de la socialista Susana Díaz, aún presidenta de la Junta en funciones, que cede el poder al Gobierno andaluz al PP tras 36 años y medio en el poder, y se estrena como líder de la oposición.