El presidente de la Junta de Andalucía en funciones y líder regional del PP, Juan Manuel Moreno, aún no ha elegido a todos los nombres que formarán parte de su próximo Consejo de Gobierno, pero sí tiene claro que el nuevo gabinete será más técnico y “de gestión”, y que sólo contará con “dos o tres perfiles políticos”. Moreno quiere diseñar un Ejecutivo pensado para afrontar una etapa “de turbulencias económicas”, marcada por la escalada inflacionista y la crisis de precios que ha provocado la guerra en Ucrania, y no tendrá en cuenta las cuotas provinciales de partido a la hora de elegir a sus consejeros, explican a este periódico fuentes próximas al presidente.
El próximo Parlamento andaluz se constituirá el 14 de julio y el PP ya ha hablado con el resto de grupos para acortar el calendario posterior para conformar cuanto antes el Gobierno: el debate de investidura tendrá lugar los días 20 y 21 de julio, Moreno tomará posesión de su cargo el viernes 22 y durante el fin de semana “meditará” los nombres de los próximos consejeros, que serán confirmados el lunes 25 de julio para reunir al primer Consejo de Gobierno el martes 26.
La reducción de los plazos era una premisa que el propio candidato del PP anunció al convocar las elecciones del pasado domingo, con idea de tener lista la primera línea del Ejecutivo a final de julio y que el mes de agosto sirviera para que cada consejería ordenase su organigrama, con objeto de estar a pleno rendimiento en septiembre. Moreno aún no ha revelado ningún nombre, pero sí ha encargado a los servicios jurídicos de la Junta un informe de la estructura del Gobierno que actualmente comparte con Ciudadanos: 13 consejerías, seis en manos del PP -más la Presidencia- y cinco de los naranjas -con la Vicepresidencia-.
La idea, según fuentes próximas al líder popular, es reordenar el organigrama del Ejecutivo y reagrupar competencias que quedaron dispersas en el reparto de poder con sus antiguos socios. Ahora serán los populares quienes ostenten todos los departamentos, de modo que la estructura actual sufrirá cambios significativos. Previsiblemente habrá “dos o tres consejerías” más que alivien algunos de los macrodepartamentos del último gobierno, como el que pilotaba el vicepresidente Juan Marín: Turismo, Regeneración Democrática, Justicia y Administración Local. Una cartera que se mantendrá intacta será la de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente, si Moreno atiende a esta demanda que le ha hecho la organización agraria Asaja.
Los nombres de los consejeros “sólo están en la cabeza del presidente, y no va a consultarlos con nadie, ni con Elías Bendodo”, su mano derecha, aseguran las mismas fuentes. De momento sólo es seguro que el portavoz y consejero de la Presidencia no repetirá, porque se marcha a Madrid para dedicarse en exclusiva a la coordinación general del PP de Alberto Núñez Feijóo. También se irá el titular de Hacienda y vicesecretario general de Economía, Juan Bravo, al que Moreno advirtió de que ambas competencias eran “incompatibles”, porque el líder nacional del partido le necesitará “en exclusiva” para diseñar la estrategia económica de cara a las generales del año que viene.
A partir de aquí, el resto de nombres de posibles consejeros que manejan distintos dirigentes del PP se enmarcan en el terreno de la especulación: uno de las personas más próximas a Moreno y con mucho predicamento del partido es la granadina Marifrán Carazo, actual consejera de Fomento y Vivienda, que sería ascendida en el escalafón del Gobierno a la cartera de Presidencia. Carazo se convertiría en una de las mujeres fuertes del nuevo Ejecutivo, aunque el papel de portavoz de la Junta recaería en otra persona (actualmente Bendodo ocupa ambas funciones).
También se baraja el nombre de la consejera de Cultura, la sevillana Patricia del Pozo, como futura presidenta del Parlamento andaluz. Esta incógnita se conocerá antes, porque la conformación de la Mesa de la Cámara tendrá lugar el 14 de julio. Del Pozo ya fue vicepresidenta de la misma hace dos legislaturas y tiene experiencia. Sin embargo, fuentes próximas a Moreno dejan la puerta abierta a que este cargo lo ocupe “una mujer o un hombre”. Los nombres de Jesús Aguirre, consejero de Salud, Carmen Crespo, consejera de Agricultura y Adolfo Molina, presidente del PP de Córdoba, también aparecen en la terna para este puesto.
Moreno sólo ha admitido públicamente que baraja integrar en su equipo a algún independiente, incluso a consejeros de Ciudadanos. La más mencionada es Rocío Blanco, que ha gestionado estos tres años y medio la cartera de Empleo, un departamento que achicharró a sus predecesores y del que ella ha salido indemne. Blanco cuenta con el respeto y el aprecio del PP, incluso se ha dejado ver en mítines de campaña del candidato popular recientemente.
El otro nombre por el que Moreno y su equipo siente especial aprecio es el del vicepresidente y ya ex líder regional de Ciudadanos, Juan Marín. Los naranjas han hecho una transición sin precedentes en la política autonómica: de ser parte del Gobierno andaluz y tener 21 diputados en el Parlamento a desaparecer por completo de la Cámara. Ciudadanos sucumbe dividido y enfrentado internamente, con serios reproches a la gestión de Marín. Sin embargo, en el PP todo son loas: “Los soldados que bajaron a la playa de Normandía nunca llegaron a París”, decía este viernes un dirigente popular sobre la heroicidad de Marín, atribuyendo la frase a Esteban González Pons.
No tenemos un cheque en blanco
Moreno ha reunido este viernes en Sevilla a la Junta Directiva Autonómica del PP, máximo órgano de decisión entre congresos, en su primer cónclave desde las elecciones del domingo en la que los populares obtuvieron un éxito sin precedentes: 58 diputados -tres por encima de la mayoría absoluta- y 1,58 millones de votantes.
Es la primera vez que los populares alcanzan una victoria de este calibre -primera fuerza en todas las provincias- en una región gobernada por el PSOE 37 años ininterrumpidos. Se percibe un momento de euforia y éxtasis entre los populares, sin embargo, ha sido el propio Moreno quien desde la misma noche electoral ha mandado enfriar los ánimos, apelando al discurso de la “humildad y la responsabilidad”. Este viernes lo ha vuelto a hacer: “No nos han dado un cheque en blanco, sino un inmenso honor de construir la Andalucía del futuro”, ha resaltado, tras advertir de que “es importante interpretar bien los resultados” y que “el halago debilita”. “El halago continuado e hiperbólico nos puede llevar a una situación de debilidad, de llevarnos a un peor escenario”, avisa.
El presidente en funciones ha agradecido a los suyos la confianza que le prestó el partido en el último congreso del PP andaluz, celebrado el pasado invierno en Granada, donde marcó la hoja de ruta hacia una posición “centralista, moderada y andalucista”. “Yo quería un proyecto político amplio, interclasista, intergeneracional, donde cabe todo el mundo, por eso nos llamamos el PP. Con la p del pueblo, de las clases trabajadoras, de las clases medias, esa es nuestra esencia, ahora sueña con nosotros todo el mundo y aquí caben todos los sueños de los andaluces”, dijo, arrancando un sonoro aplauso de los miembros de la Junta Directiva.
La victoria aplastante de Moreno en Andalucía también inaugura un escenario mayor de confrontación desde el sur con el Gobierno de Pedro Sánchez. El presidente de la Junta, “barón de barones del PP”, es el principal aliado de Feijóo para llegar a Moncloa “por la vía de la moderación”. El mensaje de hoy incide en que será necesario “gestionar la mayoría suficiente como si no la tuviéramos”, abriendo la mano al resto de formaciones para negociar todas las medidas del futuro Gobierno, aunque cuente con los votos para sacar toda su agenda en solitario.
“La inflación está desbocada, con un Gobierno central que crea incertidumbre, y que lejos de solventar los problemas pone parche tras parche tras parche. No hay dirección ni liderazgo, medio gobierno se pelea contra otro medio y eso no es bueno para España”, concluye Moreno.