Moreno repudia a sus socios tras bloquearle el Presupuesto andaluz e inaugura “la pinza Vox-PSOE”
La legislatura andaluza ha puesto el contador a cero 24 horas después de que el Parlamento tumbase los Presupuestos para 2022 del Gobierno de Juan Manuel Moreno, con la mayoría heterogénea de la oposición: PSOE, Unidas Podemos, Vox y los diputados no adscritos. Todo ha cambiado, aunque todo parezca aparentemente igual que ayer. El autodenominado Gobierno “del cambio”, la coalición PP-Ciudadanos, sustentado desde fuera por Vox ha empezado a difuminarse bajo la bruma preelectoral que muchos atisban para primavera.
El ejemplo más notorio lo ha puesto la primera sesión de control al presidente tras el debate de totalidad al Presupuesto: un nuevo baile con cambio de parejas, en el que Moreno ha abroncado al portavoz de Vox, y luego ha escuchado cómo los portavoces de PP y Cs han usado su turno de interpelación al presidente para girarse hacia la bancada de su ya ex socio para acribillarle a recriminaciones. Hasta ayer, se giraban hacia la bancada socialista, y dedicaban la sesión de control a aplastar a sus rivales de izquierdas. “La pinza Vox-PSOE”, en palabras del propio Moreno, inaugura este tramo final de mandato. El presidente ha entrado en la Cámara con más cintura, preparado para contraatacar a la par a los del partido de Santiago Abascal y los de Pedro Sánchez.
Este jueves, 25 de noviembre, día internacional de la erradicación de la violencia machista ha coincidido simbólicamente con este punto de inflexión en la legislatura. Ocurrió así: la presidenta del Parlamento, Marta Bosquet, no pudo leer una declaración institucional contra la violencia de género, porque el reglamento exige que haya unanimidad de todos los miembros. No la hay desde que Vox y sus 12 diputados irrumpieron en esta Cámara, en 2018, exigiendo a Moreno la derogación de la Ley de lucha contra la Violencia de Genero a cambio de su apoyo en la investidura. PP y Cs no transigieron hasta ese extremo, pero la Junta sí terminó aceptando pequeñas batallas culturales de la extrema derecha, como la implantación del teléfono contra la violencia “intrafamiliar”, un término que Vox usa en sustitución de violencia machista.
La imposibilidad de leer el manifiesto contra la agresión a mujeres -37 asesinadas por sus parejas en lo que va de año, siete en Andalucía- obligó a 97 diputados y a todos los miembros del Ejecutivo a abandonar el hemiciclo y salirse a la calle, ante la fachada del Parlamento, para poder leer dicho manifiesto y dejar volar unos globos morados. El presidente de la Junta, la presidenta de la Cámara, sus señorías de PSOE, PP, Cs, Unidas Podemos y los no adscritos, en la calle; y los 11 parlamentarios de Vox -más la diputada que abandonó sus filas para militar en Falange Española- permanecieron dentro del hemiciclo, a la espera de que Bosquet retomara la sesión de control.
La imagen del aislamiento de Vox en el salón de plenos -ahora abandonado por sus socios de Gobierno- también tiene otra lectura: la sesión plenaria volvió a girar en torno al grupo de extrema derecha, algo que no sucedía desde el inicio de la legislatura. Todo el ruido que se escucha suena a campaña electoral. “Llevan seis meses pidiendo elecciones”, se quejó Moreno al portavoz de Vox, Manuel Gavira. “Pero, oiga, ¿no se da cuenta de que hay que trabajar? Quieren acabar de manera abrupta con una legislatura que ha costado cuatro décadas construir”, añadió. El presidente andaluz nunca había citado tanto a Vox como en esta sesión de control. Se lo espetó directa e indirectamente al PSOE y también a Unidas Podemos, tras verles coincidir en la votación contra el Presupuesto de 2022. “Esto era lo último que me quedaba por ver”, dijo.
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