Moreno tensiona al PP de Feijóo como trampolín electoral: “Hoy empieza la cuenta atrás”

Daniel Cela

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“Tengo hambre de seguir mejorando mi tierra y contribuir a que España sea un país de futuro para nuestros hijos. Quiero que el cambio continúe. Cuento con vosotros. Sé que nos vais a ayudar”, le ha dicho Juan Manuel Moreno a los casi 4.000 compromisarios populares. El anfitrión del 20 congreso nacional del PP que ha encumbrado a la presidencia a Alberto Núñez Feijóo, este sábado en Sevilla, se subió al escenario a jalear a la tropa.

Moreno, que tiene en la cabeza la fecha de unas elecciones andaluzas inminentes -sean en junio, sean en otoño-, venía proclamando el “éxito” de este cónclave desde antes incluso que arrancara. Lo necesita como trampolín para los comicios, en los que se la juega él pero también Feijóo y el PP. Y necesita a una tropa que se sacuda rápido la depresión post Casado y “se ponga ya en clave Andalucía”, es decir, en campaña electoral.

El tono del presidente andaluz es claramente preelectoral, mitinero, enérgico, en contraste con el tempo pausado, serio y expositivo que ha demostrado Feijóo tras ser elegido presidente por el 98,35% de los votos de los compromisarios. Todavía no se han cerrado las heridas que han abierto en canal al PP y la víctima de la guerra civil, Pablo Casado, aún está de cuerpo presente en la primera fila del auditorio del Palacio de Exposiciones y Congresos de Sevilla.

Feijóo se ha enfundado el traje institucional y Moreno está quitándoselo para vestirse de candidato. El primero empieza una carrera de fondo, el segundo está en el sprint final. El andaluz ha agitado a los casi 4.000 compromisarios del partido porque quiere reclutarles para la campaña, aunque la mayoría no vote aquí. Moreno necesita salir del congreso con la imagen de un partido efervescente, con músculo, necesita tensionar al PP y ha exigido a los suyos “motivación, ilusión y compromiso”. 

Campaña para las andaluzas y para las generales, dos en una: “Hoy Pedro Sánchez estará un poquito más inquieto que ayer. Hoy empieza la cuenta atrás. Tenemos que salir motivados más que nunca, levantar a nuestro país, el partido que España necesita”, ha dicho a gritos, antes de bajarse del escenario y fundirse en un abrazo, primero con Feijóo, luego con Casado. El gallego le ha sustituido en el escenario, cambiando radicalmente el tono: “El califa ha dejado el escenario muy caldeado”, ha bromeado.

Sintonía con la nueva dirección nacional

El PP andaluz ha salido de este congreso con más peso específico en la nueva dirección nacional. No sólo porque el hombre fuerte de Moreno y consejero de la Presidencia, Elías Bendodo, ocupará el número tres en la dirección de Feijóo. El gallego dispondrá de más andaluces en su equipo y, por encima de los nombres, tiene la clara estrategia de consolidar el tándem Andalucía-Galicia, “mudando el epicentro político del PP de Madrid a la periferia”, con permiso de Isabel Díaz Ayuso.

Moreno se siente más cómodo y reconocido con esta dirección que con la ejecutiva saliente, que desde el principio trató de controlar su territorio, sus listas electorales, sus congresos provinciales, sus pactos y alianzas. Feijóo le deja margen y el andaluz ha colocado a su hombre de confianza en la mesa de operaciones de Génova. Bendodo se va a Madrid porque lo consiente el presidente andaluz, quien ha subrayado su autoridad mandando un aviso con múltiples lecturas a su lugarteniente. “Espero que lo hagas bien. Como no lo hagas muy bien, tú sabrás”, le ha dicho, con media sonrisa.

Hay sintonía personal entre Moreno y Feijóo. Pero sobre todo hay coincidencia en la forma y en el fondo, agarrada a la moderación y la centralidad, alejada de las batallas ideológicas y las guerras culturales en las que se enfangó Casado. “La centralidad no es equidistancia ni debilidad, es nuestro patrimonio, somos la única alternativa real y viable del centroderecha en España”, ha dicho Moreno, sin mentar nunca a Vox. Luego Feijóo repitió casi el mismo argumento.

La mayor preocupación del presidente andaluz, por no decir la única, es el avance de la extrema derecha. El gallego tiene la misma ansiedad, aunque en su arena política la proximidad de los de Santiago Abascal es mayor. Andalucía fue el bastión de Vox en las últimas generales, logrando más de 800.000 votos -frente a los casi 400.000 de las andaluzas- y sorpasó al PP en cuatro de las ocho provincias.

Moreno quiere gobernar solo, sin hipotecas con Vox, por eso ha apelado hoy a “construir una nueva mayoría, serena e integradora, defendiendo principios integradores”. Igual que hizo en la clausura del congreso del PP andaluz, el presidente de la Junta ha rechazado taxativamente el “cuento del miedo a la derecha”. 

Éste ha sido su gran acierto político en los tres años que llega gobernando Andalucía, tras casi cuatro décadas del PSOE en el poder. También será el leit motiv de su campaña, junto a la reivindicación de su gestión: “Que nadie venga a decirnos que en el PP somos insensibles, que no defendemos la sanidad pública, ese cuento se ha acabado para siempre en Andalucía y en España”.

Moreno ha vuelto a enumerar sus ítem en el gobierno, empezando por la bajada de impuestos, bandera de la política del PP, con la que dicen haber “ganado contribuyentes y casi mil millones de euros de ingresos”. “¿Por qué a la izquierda le cuesta tanto bajar los impuestos”, ha dicho. También ha hecho un alegato en favor de la sanidad y la educación públicas, reivindicando al PP como una fuerza comprometida con el Estado de bienestar, para espantar los “prejuicios” que las izquierdas le lanzan, dice.

El andaluz ha terminado eufórico, agitando a la platea y confrontando “la decepción que inspira Sánchez” con “la ilusión de Feijóo”. “Si tuviera que escoger una palabra esa palabra sería ilusión”, advierte.