No era su noche. Alfredo Morodo Gutiérrez, de 42 años de edad y residente en La Línea de la Concepción, intentaba ocultarse de una de las lanchas de Aduanas de Gibraltar, colocándose a su sombra. Era de noche cerrada en Eastern Beach, la playa de Levante de la Roca, y los aduaneros yanitos perseguían a varias barcas cargadas de tabaco de contrabando. La persecución cesó cerca de las millas en litigio entre Gran Bretaña y España que marcan las controvertidas aguas territoriales del Peñón. Así que los funcionarios del Her Majestic Customs decidieron dar la vuelta y cuando viró su lancha se tragó materialmente a la embarcación contrabandista. Ni siquiera la vieron.
Al menos esa es la única información fiable que circula hasta que se levante la investigación emprendida por el Instructor Forense y un Investigador Jefe, designado al efecto para determinar cómo ocurrieron exactamente los hechos. Uno de los aduaneros se zambulló a la búsqueda de alguno de los ocupantes, pero ya era tarde. El cuerpo sin vida de Alfredo Morodo flotaba a media agua, presentando “heridas fatales”, según pudo leerse horas más tarde en un comunicado de la oficina de prensa del Gobierno de Gibraltar. En ella guardan silencio sobre otros detalles del caso, dado que el suceso se encuentra sub iudice, pero al otro lado de la Verja hay quien dice que hubo un superviviente que subió a la grupa de otra de las barcas fugitivas y regresó hacia La Línea a todo gas.
Allí, en el barrio de San Bernardo, alertaron a los vecinos y comenzaron los disturbios, insultos a barullo contra la policía española que fueron grabados y difundidos por las redes sociales, aunque también pudo influir en esa movilización espontánea el hecho de que la Guardia Civil abortara que zarpase una lancha precisamente allí, en torno a la una de la madrugada: “El suceso ha sido en Gibraltar, en aguas de Gibraltar, y los compañeros, familiares y allegados del fallecido, protestan aquí –analiza Francisco Mena, presidente de la Federación de Coordinadoras contra la Droga ”Nexos“, que agrupa a todas las asociaciones de la provincia de Cádiz--. Se trata, sin duda, de una explosión de rabia contenida en el que esa muerte ha servido como mecha”.
Tráfico de cigarrillos
Fabian Picardo, ministro principal de Gibraltar que recientemente elevó los impuestos locales al tabaco para hacer disminuir su trasiego ilícito, transmitió oficialmente sus condolencias a la familia del fallecido: “Las circunstancias exactas que rodean este trágico incidente siguen sin estar claras, pero he transmitido mi más sentido pésame a la familia involucrada y al Alcalde de la Línea de la Concepción”, aseguró Picardo, quien aprovechó la ocasión para subrayar que “este incidente evidencia la valentía de nuestros agentes de las fuerzas del orden y confirma nuestra decisión de invertir en nuevas embarcaciones que les proporcionen el entorno de trabajo más seguro posible en el que llevar a cabo sus peligrosas labores”.
“Seguiremos invirtiendo en los recursos que necesiten para realizar su trabajo de forma segura –insistió tras interesarse por el estado del aduanero que se tiró al agua para rescatar el cadáver--. Además, hemos enmendado considerablemente nuestra legislación para reforzar los poderes de los agentes de las fuerzas del orden. Continuaremos haciéndolo cuando el Comisario [de la Policía Real de Gibraltar] y el Administrador [de Aduanas] nos indiquen que es necesario o deseable. Esta triste cuestión queda ahora en manos de la oficina del Instructor Forense (Coroner’s Office) y, por tanto, se encuentra sub iúdice. Obviamente, proporcionaremos tanta información como podamos y operaremos estrechamente con las fuerzas del orden españolas para garantizar que la familia del fallecido dispone de la máxima información posible sobre las circunstancias de este trágico evento”.
“Lo llevamos diciendo, el contrabando de tabaco en el #vacampogibraltar está desatado, el principio de autoridad pende de un hilo y encima un contrabandista fallecido. Cuando se va a reaccionar?”, rezaba un twitter bajo la denominación de Vigilancia Aduanera y donde aparecían etiquetados Santiago Abascal, Albert Rivera, Pablo Casado y Pedro Sánchez, junto al hastag #zonaespecialsingularidad, una figura de actuación administrativa que viene reivindicándose desde esta comarca.
Contrabandistas narcos
En realidad, esta situación no es nueva y se remonta a los años 90, cuando José Chamizo de la Rubia, luego Defensor del Pueblo de Andalucía y entonces líder del movimiento anti-droga, tuvo que dar textualmente un manotazo en la mesa de César Braña, por entonces gobernador civil: “César –cuentan que le espetó--, esto no se arregla sólo mandando más policías”. Y es que, en aquellos momentos, el narcotráfico entre Marruecos y España se complementaba con el contrabando de tabaco que era asediado por las fuerzas y cuerpos de Seguridad y que llevaron a extremos tan pintorescos como la utilización de una especie de bazooka construido con dos planchas de uralita o el dibujo, por su cuenta y riesgo, de un paso cebra que todavía se conserva en la Avenida de la Atunara, la Avenida del Winston Chachi, como se le llamaba por entonces. Frente a todo aquello, se alzaron vecinas de La Línea, como Micaela Pérez, sindicalistas como Miguel Alberto Díaz, abogados como Rafael Pérez de Vargas y activistas como Luis Marquijano.
“Las redes de narcos empiezan todas con el tabaco –recuerda de aquellos tiempos Francisco Mena--. Es decir, la estructura del contrabando de tabaco sirve para crear la del hachís. Como esta servirá para crear la de la cocaína, que tarde o temprano terminaremos viendo en el Campo de Gibraltar. Hoy en día, la estructura de las redes del contrabando de tabaco es diferente a la del hachís, empezando porque este tráfico apenas supone una infracción administrativa. Sin embargo, hay que decir que la mayoría de los chavales que se captan para el contrabando de drogas, vienen del tabaco. Son los más valientes, los más arriesgados, a los que fichan los narcos. Diríamos que el tabaco es una especie de aprendizaje”.
El tabaco no mueve tanto dinero como la droga pero cuatro cajas por embarcación, a razón de 50 cartones cada una, puede suponer a un piloto 1000 euros por viaje y pueden dar varios en un mismo día. Una vez desembarcada la mercancía, La Línea oye toda la noche pasar motos: jóvenes distribuidores de las cajetillas al por menor en el mercado negro local. Lo curioso es que, durante años, mientras los estanqueros se quejaban lógicamente por la competencia ilegal, el mayor exportador a Gibraltar era precisamente Tabacalera Española y después Altadis, aunque esta extraña práctica comercial se suprimió a comienzos de la presente década.
A juicio de Mena, para prevenir muertes y disturbios como los de ayer, no sólo cabría apostar por los refuerzos policiales que han venido efectuándose durante los dos últimos años: “Hace falta una acción social permanente, en San Bernardo y La Atunara, en La Línea; en el Saladillo, en la Piñera, en la Bajadilla, en Algeciras. Hay que darle a la gente una salida. Por lo menos que puedan elegir. Hay gente que si les das una mínima posibilidad distinta al contrabando de tabaco o al narcotráfico, la va a coger. Cuando el boom de la construcción, mucha gente que llevaba lanchas o las descargaba, se fueron a trabajar de albañiles. O invertimos y se rompe este círculo vicioso o vamos a estar en un estado policial toda la vida”.
Mena sabe de lo que habla. El lunes, tuvo que cerrar el centro de la Coordinadora Despierta en La Línea de la Concepción, porque la Junta de Andalucía le adeuda 108.000 euros y los trabajadores llevan meses sin cobrar, aguantando el tipo con sus ahorros. Tras reunirse con la consejera de Igualdad, Rocío Ruiz, confía en que la administración autonómica pueda pagarles la mitad de ese débito, lo que redundaría en el cobro parcial de los salarios atrasados y de las deudas que también mantienen con los proveedores. Desde allí se brindaba un programa de garantía alimenticia a 70 familias, duchas, lavadora y comida para los sin techo, formación del profesorado en materia de adiciones o prevención de las recaías de los toxicómanos. Entre otras funciones a las que ahora se ha echado el cierre. No es el único organismo de prevención de la droga y de la marginalidad que atraviesa horas bajas: a la Federación Alternativas la Junta les debe 40.000 euros, 11.000 a Barrio Vivo y 3.000 a Nexos. Corresponden a expedientes de 2016 y 2017, cuya falta de resolución se viene retrasando desde entonces y no por falta de justificación.
Caídos por la droga
Alfredo Morodo no ha sido el único caído en la batalla del tabaco o de las otras drogas en estas costas. Probablemente, el caso más espeluznante fue el del niño Manuel Mancilla, de 9 años de edad, que fue arrollado en mayo de 2018 cuando la planeadora de una banda rival saltó sobre la que tripulaba su padre y en la que se encontraba el pequeño. Pero la estadística luctuosa se remonta a finales de los años 80 del pasado siglo: entre la muerte del contrabandista gibraltareño Edward Poggio, que embistió a una patrullera del SVA en agosto de 1994 y los nueve guardias civiles de los Grupos de Acción Rápida que fueron hostigados por unas cuarenta personas que celebraban una comunión en la barriada de El Rinconcillo de Algeciras, media una larga tradición del juego del gato y el ratón.
Ahí, cabe situar por ejemplo a los cuatro muertos que se produjeron en 2016 al chocar una embarcación que se preparaba para alijar hachís contra una lancha de ese mismo servicio y que motivó incluso una singular manifestación a las puertas de los juzgados algecireños, exigiendo que los responsables aduaneros fueran encausados por dichas muertes.
Hace un año, un agente de la Guardia Civil –Fermín Cabezas González, de 45 años--, perteneciente al destacamento de tráfico de Algeciras falleció en el transcurso de una persecución por carretera. Más suerte tuvo, en agosto de 2013, un compañero suyo que tan sólo resultó herido leve en el puesto de control fronterizo del Peñón al ser arrollado por un vehículo con matrícula gibraltareña que llevaba cinco cajas de tabaco de contrabando.
También durante el agitado mes de mayo del año pasado, agentes del 092 de la Policía Local de La Línea de la Concepción fueron apedreados por un grupo de personas tras detener a un contrabandista de tabaco. Lo curioso es que el suceso ocurrió mientras los agentes se encontraban fuera del vehículo policial, prestando apoyo oficial al rodaje de la película “Taxi a Gibraltar”. Un año antes, en junio de 2017, el algecireño Víctor Sánchez, adscrito a la Policía Local de La Línea, falleció mientras perseguía a varios sospechosos del contrabando de tabaco. Lo curioso es que una chica linense de 22 años llegó a publicar varios mensajes en Facebook, en los que escribió frases como la que sigue: “Sois una vergüenza la policía anda ijos de puta keya no vais a encontrar el chaval no tiene culpa ke vuestro compañero este muerto kebien muerto esta yo me alegro keste muerto”. Luego, rectificó y pidió disculpas. Pero ese caso le da la razón a Francisco Mena: no sólo hace falta policía, también hacen falta maestros.