La imagen pública de la inmigración y de las personas migrantes es simplificada, tópica y homogénea. Y es así, en gran parte, debido al relato incompleto trabado por los medios de comunicación. Las informaciones muestran sólo la punta del iceberg de un fenómeno de enorme complejidad hecho de distintas historias de hombres, mujeres, niños y niñas en movimiento. Sus voces diversas faltan en las noticias pese a ser sus protagonistas, al tiempo que sobran términos alarmistas y deshumanizadores como “oleada” “asalto” o “avalancha” que sólo crean desinformación y deforman la realidad.
Entre tantas textos centrados en los rescates de pateras, donde las cifras ocultan los rostros, se echa de menos que se ponga el foco en qué pasa con las personas tras su llegada a nuestras costas, en qué ocurre antes de que decidieran emprender el camino. ¿De dónde son? ¿Por qué viajaron? Los medios de comunicación apenas cuentan el devenir de las personas migrantes con las que compartimos hace tiempo nuestro día a día en barrios y ciudades: la mujer argentina dueña de la tienda de la esquina, el hombre marroquí, padre del compañero de clase de nuestro hijo con el que coincidimos algunas tardes en el parque…No, por el contrario, la inmigración se reduce a balances frente a historias y se presenta mayormente como un problema al que hay que enfrentarse siendo pocas las noticias que abordan aspectos positivos sobre las personas en movimiento.
Estas son algunas de las conclusiones que Málaga Acoge ha extraído de dos estudios realizados en 2017 y 2018 sobre el tratamiento informativo de la migración y el refugio en la prensa local, concretamente en los periódicos La Opinión de Málaga y Diario Sur. Con estos análisis hemos querido reflejar qué publican estos medios sobre la inmigración y el refugio en Málaga y cómo lo hacen. También, propiciar la reflexión y el debate con periodistas sobre este tema dada la gran responsabilidad que tienen en la percepción social de la inmigración.
En los dos estudios la llegada de pateras es el tema que centra la mayor parte de las noticias y en ambos queda claro el enfoque limitado de las informaciones y la ausencia de testimonios de personas migrantes. El análisis de 2018 pone de manifiesto, además, la invisibilidad de la mujer migrante y refugiada, ya que apenas aparecen mencionadas en el 30 por ciento de los textos periodísticos de la muestra. Su papel en las noticias es pasivo, apareciendo retratadas como víctimas – rescatadas, fallecidas u objeto de trata. Se echan en falta informaciones que dejen a un lado la victimización y el paternalismo, que desvinculen a la mujer migrante y refugiada del hombre y la trata y la presenten como sujeto activo que lucha por abrirse camino y salir adelante.
La elaboración de los estudios en dos años consecutivos nos ha permitido establecer comparaciones y comprobar cómo de 2017 a 2018 disminuye del 40 al 22 por ciento el número de informaciones sobre la llegada de pateras, aunque este tema continúa siendo el más tratado. Sobre el uso del lenguaje observamos que se avanza hacia un tratamiento más adecuado de las informaciones sobre inmigración y refugio. Por ejemplo, disminuye en los textos periodísticos la presencia de términos como “oleada” o “avalancha”, del 21 al 13 por ciento. También decrece del 7 al 5 por ciento el número de noticias en las que se nombra de forma innecesaria la situación administrativa de la persona migrante.
Pese a estos avances, el enfoque de las informaciones continúa siendo limitado y no contribuye a que haya una percepción de la inmigración como un fenómeno complejo y de las personas migrantes como más que cifras. La sobrerrepresentación de las noticias sobre pateras y la simplificación del relato sobre migraciones deshumaniza y cosifica, no invita a la reflexión ni a la empatía, y contribuye a alimentar la polarización y los prejuicios.
En tiempos de auge de discursos antinmigración es más necesario que nunca un cambio de enfoque a la hora de narrar las migraciones. Los medios de comunicación deben ofrecer una perspectiva más amplia. Es imprescindible un relato completo que no contribuya a la xenofobia y cuente la realidad del movimiento humano sin distorsionarla.
Inés Benítez, técnica de Comunicación de Málaga Acoge
La imagen pública de la inmigración y de las personas migrantes es simplificada, tópica y homogénea. Y es así, en gran parte, debido al relato incompleto trabado por los medios de comunicación. Las informaciones muestran sólo la punta del iceberg de un fenómeno de enorme complejidad hecho de distintas historias de hombres, mujeres, niños y niñas en movimiento. Sus voces diversas faltan en las noticias pese a ser sus protagonistas, al tiempo que sobran términos alarmistas y deshumanizadores como “oleada” “asalto” o “avalancha” que sólo crean desinformación y deforman la realidad.
Entre tantas textos centrados en los rescates de pateras, donde las cifras ocultan los rostros, se echa de menos que se ponga el foco en qué pasa con las personas tras su llegada a nuestras costas, en qué ocurre antes de que decidieran emprender el camino. ¿De dónde son? ¿Por qué viajaron? Los medios de comunicación apenas cuentan el devenir de las personas migrantes con las que compartimos hace tiempo nuestro día a día en barrios y ciudades: la mujer argentina dueña de la tienda de la esquina, el hombre marroquí, padre del compañero de clase de nuestro hijo con el que coincidimos algunas tardes en el parque…No, por el contrario, la inmigración se reduce a balances frente a historias y se presenta mayormente como un problema al que hay que enfrentarse siendo pocas las noticias que abordan aspectos positivos sobre las personas en movimiento.