Si hace unos días se conoció que varios sacerdotes gaditanos habían escrito cartas anónimas al Papa Francisco para criticar la actitud del obispo de Cádiz, Rafael Zornoza, ahora ha trascendido que el grupo cristiano Reflexión y Acción también se ha quejado del prelado en unas misivas mandadas al Nuncio del Papa, Renzo Fratini y también a los cardenales Juan José Omella y Carlos Osoro.
El grupo Reflexión y Acción está integrado por miembros de diferentes movimientos, asociaciones y comunidades. La petición a los tres prelados es la misma: la mediación ante el Papa Francisco. Se enviaron el día 8 de enero y todavía no han recibido acuse de recibo de los destinatarios.
Este grupo lleva cuatro años reuniéndose y trabajando “en la renovación evangélica de la Iglesia y los problemas sociales más acuciantes de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, como la precariedad y la pobreza, principalmente en el campo de las personas sin hogar”, según explica en las cartas.
En las mismas hacen hincapié en la necesidad de unirse ante “el cariz de algunas decisiones del obispo diocesano, Don Rafael Zornoza, que ponen en entredicho la credibilidad, el necesario buen ejemplo de la comunidad cristiana y la influencia apostólica de la Iglesia de Cádiz y Ceuta ante sus posibles destinatarios a evangelizar y la opinión pública gaditana”.
Este grupo ya le mandó una carta al propio obispo de Cádiz el pasado 17 de octubre en la que detallaban los despidos de personal que tuvieron lugar en el Obispado y en la diócesis. “Le manifestábamos que nos parecía un escándalo que nuestra Iglesia no respetara los derechos laborales y que no tratara dignamente a sus trabajadores. Le decíamos, además, que tales hechos no deberían suceder en la Iglesia Diocesana que es la comunidad de los seguidores de Jesús. Sin embargo, la fuerza de estos argumentos, al parecer, no fue suficiente para que nos contestara”.
Ya en 2013 le remitieron una primera carta “para que tomara algunas medidas en favor de tantas personas necesitadas de nuestra diócesis, facilitando pisos y locales, propiedad de fundaciones de la Iglesia a personas sin hogar, alojados en domicilios familiares o en la calle. Algunos de estos últimos han muerto en cajeros, en jardines y en refugios inmundos de la ciudad. No hubo respuesta a nuestras peticiones y sugerencias, sólo una reunión con miembros de algunas organizaciones oficiales de la Iglesia, que también pertenecían a nuestro grupo, ya que se negó a recibir a personas pertenecientes a determinadas a asociaciones por no considerarlas idóneas para el diálogo”.
El despido de trabajadores ha sido uno de los puntos de fricción entre Reflexión y Acción y el Obispado de Cádiz. En 2015 recurrieron al cardenal Ricardo Blázquez para que intercediera, pero respondió que “la Conferencia Episcopal Española no tenía atribuciones sobre los obispos de las Iglesias particulares”.
La inmigración ha sido otro tema que ha provocado la reclamación de este grupo, que en su carta recuerda que desde 2016 “pedimos que la Iglesia diocesana se pusiera en disposición de acoger a migrantes y refugiados, que en un número considerable llegaban y siguen llegando a las costas gaditanas. Volvíamos a insistir, en línea con el magisterio y gestos concretos del papa Francisco en la necesidad de que el Obispado cediera algunos pisos vacíos o edificios medio vacíos para las personas sin techo, desahuciados, así como a migrantes y refugiados. La respuesta de nuestro obispo fue muy negativa al comprobar que había habido cierta filtración de la carta a los medios. Al haber trascendido a la opinión pública, convocó una reunión con miembros de algunas organizaciones oficiales de la Iglesia, sin que finalmente diera solución a los problemas que le habíamos presentado”.
El grupo religioso recuerda las palabras del papa Francisco en su exhortación apostólica cuando dice que “el obispo siempre debe fomentar la comunión misionera en su Iglesia diocesana siguiendo el ideal de las primeras comunidades cristianas, donde los creyentes tenían un solo corazón y una sola alma. Para eso, a veces, estará delante para indicar el camino y cuidar la esperanza del pueblo, otras veces estará simplemente en medio de todos con su cercanía sencilla y misericordiosa, y en ocasiones deberá caminar detrás del pueblo para ayudar a los rezagados”.
Hablan con añoranza del anterior obispo, Antonio Ceballos, de quien dicen que “tuvo una constante preocupación por las personas que más sufrían en nuestra sociedad gaditana con gestos concretos de compasión y ternura, visitando a desempleados encerrados en la Iglesias, desesperados por la falta de trabajo. Incluso, recientemente ha sufrido la dolorosa experiencia de tener que pasar por el juzgado para explicar que pidió dinero a la Junta para que los trabajadores del Centro Geriátrico del Obispado pudieran seguir ejerciendo en los puestos de trabajo y pudieran cobrar”.
En la despedida de la carta dicen estar “muy preocupados por los hechos ocurridos” y solicitan la mediación ante su Santidad el Papa Francisco para que se enderece la marcha desviada de nuestra querida diócesis y se corrijan los daños causados a personas de acendrada fe cuya ilusión era trabajar en la Iglesia en la que han crecido y formado como seguidores de Jesucristo“.