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Olona ofrece a Moreno la “ayuda de Vox” condicionada a romper puentes con las izquierdas: “Está obligado a elegir”

Daniel Cela

21 de julio de 2022 15:11 h

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“Buen candidato, gran candidato, justo resultado”. Con estas seis palabras, la portavoz parlamentaria de Vox, Macarena Olona, estrenó la tribuna de oradores en el Parlamento andaluz durante el debate de investidura de Juan Manuel Moreno, que cuenta con la mayoría absoluta del PP para ser reelegido hoy presidente de la Junta. A los 58 diputados de la bancada popular les pilló desprevenidos y empezaron a aplaudir casi por inercia, mirándose unos a otros encogidos de hombros.

No volvió a repetirse ese aplauso, ni siquiera cuando, en el turno de réplica, Olona pareció anticipar un voto de confianza al presidente andaluz en la votación de investidura de la tarde: “Le anticipo, candidato, que va a tener la ayuda de Vox”, ha dicho, y tras una inflexión de voz, ha continuado la frase así: “...la ayuda de Vox para defender a las clases medias de Andalucía y a los nuevos parias de la tierra”, y un largo etcétera de propuestas coincidentes con el PP. Ahí quedó la ambigüedad, sin aclarar cuál sería el sentido del voto de Vox por la tarde.

Con la entrada de Olona en escena, cambió el registro de un debate que hasta ese momento había girado más en torno a la gestión, los números y las cifras de las políticas públicas. Más parecido a un debate de Presupuestos que de investidura. La portavoz de Vox no cambió el tono manso y conciliador que le había precedido, tanto en el discurso de Moreno como en su interlocución con las líderes de las dos izquierdas, Teresa Rodríguez (Adelante Andalucía, grupo mixto) e Inma Nieto (Por Andalucía). Pero el estilo de Olona desprende épica en las citas autoreferenciales sobre Vox y rabia cuando alude al PSOE.

La primera intervención de Macarena Olona, con sus 30 minutos reglados, fue expositiva y plácida. En la réplica a Moreno, de diez minutos, se transformó en una oradora beligerante, mitinera, que elevó los brazos por encima de la cabeza y señaló con el dedo índice acusatorio a los escaños de las izquierdas para leer, de principio a fin, un discurso durísimo con todos los imponderables de la extrema derecha. Primero fue el Doctor Jeckyll, con el brazo tendido, luego fue Mr. Hyde, con el brazo en alto. Ambas intervenciones las llevaba escritas, de modo que la estrategia programada de Olona es conciliar esos dos registros en los que con el mismo brazo abraza y estrangula al rival.

Este mensaje, muy coincidente en el fondo (no en la forma) con el que horas antes había expuesto Teresa Rodríguez, le negaba a Moreno el esquema con el que ha planteado esta legislatura, buscando el “diálogo, la moderación y la cercanía”, tendiendo puentes a izquierda y a derecha. En su lugar, Olona ha descrito una sociedad y una política polarizada, donde defender los intereses de unos es ir en contra de los intereses de otros: “los poderosos y los débiles”; “los españoles y los inmigrantes”; “los agricultores y los ecologistas”; “la memoria histórica y el revanchismo que busca votos con los muertos del 36”; “la identidad sexual frente a la igualdad de género”, “la cruz cristiana y el islamismo”; “la cultura de la vida” contra el derecho al aborto...

Un esquema dividido e irreconciliable que fractura la Cámara por la mitad, en el eje clásico de izquierdas contra derechas. “Esa mayoría suficiente que dice querer ejercer sin rodillo le va a obligar a elegir. No hay mediaciones posibles”, sentenció.

Esta dualidad del grupo parlamentario Vox parece adelantar cuál será el rol de la ultraderecha en esta legislatura, muy similar a la anterior: azote del socialismo y las izquierdas, hacer el juego sucio a un PP que se ha acomodado en el discurso de la moderación y el diálogo con todos, y que tan buenos resultados le ha dado en las elecciones del 19 de junio. “Venimos a ser la alternativa real al bipardismo caduco para transformar Andalucía y sacarla del furgón de cola donde la ha situado 40 años de bipartidismo y el Estado de las autonomías”, ha dicho Olona.

Luego ha sacado pecho por Vox desde la crítica que recibe de las izquierdas. “Ustedes”, ha dicho mirando de frente a la bancada del PP, “eran los fachas antes de que Vox llegase a la política. Si defendías las fronteras, eras un xenófobo, si defendías a los hombres, eras un machista. Ese era el estrecho marco mental que había impuesto esta izquierda caviar. Pero nosotros vamos a seguir siendo incómodos. Ni cautivos ni rehenes, ni siquiera de nuestro partido”, advirtió. Moreno seguía sus palabras con rostro impávido.

Olona ha sido crítica con el discurso de investidura del presidente en funciones, al que le ha reprochado que “no había urgencias en sus palabras ni plazos concretos para sus propuestas”. “Me ha obligado a reescribir parte de mi discurso”, le dijo. Sin embargo, las palabras más gruesas y duras de la portavoz de Vox fueron para el PSOE. “O me votabas o no comías ni tú ni tu familia. Ese trágala intolerable era el lema encubierto que usó el PSOE andaluz durante 40 años”, sentenció.

En el discurso de Olona se entremezclan los mensajes recurrentes de fuerzas populistas o de la extrema derecha europea con el vocabulario que usa también Unidas Podemos. Por ejemplo, el epicentro de su mensaje para confrontar las propuestas de Moreno fue el concepto “escudo social”, que ha promocionado el Gobierno de Pedro Sánchez. Lo repitió varias veces desde el día previo, tras escuchar el discurso del presidente, y lo hizo para describir una Andalucía sumida “en la noche más oscura”. “La noche oscura” fue un concepto que también repitió, una y otra vez, para resaltar la importancia “heroica” que asume ahora su formación.

Aun con todas las críticas, el mensaje final de Olona planteaba un entendimiento exclusivo entre PP y Vox, como puente estratégico hacia las elecciones generales del año que viene. Y eso fue lo primero que descartó el presidente andaluz cuando le tocó hablar. En la réplica, Moreno adelantó que no quiere “acuerdos exclusivos” y que hablará y negociará con todas las formaciones del Parlamento. Está ahí, con mayoría absoluta, gracias al voto de confianza de miles de andaluces que venían de apoyar al PSOE -un 17,5% según la encuesta postelectoral del CIS- y esa realidad amarra al PP al centro del tablero político.

El dirigente popular prescindió de la épica de su interlocutora y enseguida hizo un repaso de la trayectoria de Vox en la pasada legislatura, en la que Olona aún no estaba. Recordó que su grupo, en la recta final, empezó a votar en contra de todas las leyes y medidas que llevaban meses negociando, “simplemente por seguir una orden directa de Madrid”. “Ya no le interesaban” esas leyes, ha dicho, y señaló a la bancada socialista para recordar que las últimas votaciones de Vox en el Parlamento coincidían con las izquierdas. “Me pide usted medidas urgentes, pero ustedes votaron en contra de un paquete de medidas urgentes en la pandemia y vetaron los Presupuestos de este año, alineándose con PSOE y Adelante Andalucía”, advirtió.

Moreno se apartó del mensaje ideológico de Olona y esgrimió la bandera del “pragmatismo”. “Yo lo que quiero es que a los andaluces les vaya bien”, ha dicho, arrancando aplausos de su partido. El presidente andaluz afeó el discurso “jacobino y nacional” de su interlocutora, a quien reprochó que defienda “una sola administración en España” y la devolución de competencias autonómicas, “porque eso exime de responsabilidad al Gobierno” de Pedro Sánchez. Ahí sí buscó la complicidad con Vox, ahí estos dos partidos coincidirán en el discurso duro y de confrontación con Moncloa hasta las próximas generales.

El popular se quejó de las palabras “hiperbólicas y exageradas” de la portavoz de Vox, le advirtió de que frases “de calibre grueso, a veces desagradables, pueden tener gran notoriedad y titulares en los medios, pero son poco útiles para los andaluces”. Olona había sido especialmente dura al describir a la Junta de Andalucía como una administración “mastodóntica”, plagada de “chiringuitos” de enchufados.

En realidad, esas palabras podrían pertenecer al PP de hace cuatro años o diez o 12 o 20, porque la crítica dura al sector instrumental de la Junta -bautizado por ellos como “administración paralela”- estuvo en el argumentario popular durante los 37 años de gobiernos socialistas. Ahora en el Palacio de San Telmo, Moreno recupera la defensa que entonces hacía la ex consejera de Hacienda, María Jesús Montero: “En la Junta hay 273.000 empleados públicos, de los cuales 234.000 son sanitarios y profesores. ¿Me está usted pidiendo que despida a sanitarios?”.

Ahí quedó la contracrítica de Moreno sobre los “prejuicios” de la oposición de Vox, otrora conocida como oposición del PP. Y lo hizo en cada una de las batallas culturales que Olona le lanzó: reconocer el cambio climático y tener conciencia ambiental “no es exclusivo de izquierdas”; defender España y su bandera “no es exclusivo de derechas”, zanjó el presidente andaluz. El popular agradeció la “mano tendida” de la dirigente de Vox, pero se mostró escéptico ante el doble discurso esgrimido por su oponente, y adelantó que estará vigilante al discurrir de la legislatura.