Poco se sabe todavía del I Plan Integral de Fomento del Toro Bravo en el que el Gobierno de Andalucía ha implicado desde hace meses a cinco consejerías, pero se ha ordenado su elaboración con el objetivo de recuperar un sector que no es que haya entrado en crisis con esta pandemia, sino que arrastraba toda la década de caída en picado. Por lo menos en lo que se refiere a los festejos taurinos ya que, paradójicamente, las empresas ganaderas e incluso las escuelas taurinas se incrementaban, mientras la demanda de estos espectáculos, la principal fuente de ingresos del sector, descendía.
Pero más allá del dinero público que se le pueda inyectar para sortear este complicado presente, la cuestión es si hay futuro para un negocio con su consumo en declive. En este contexto, la respuesta del Gobierno de Andalucía a la llamada de auxilio de este sector responde, por un lado, a la presión de Vox, que ya en en los presupuestos autonómicos de 2021 consiguió incrementar en un 15% las subvenciones en este campo. Y por otro, a una realidad innegable y es que, pese a ese panorama negro de los últimos años, la comunidad autónoma es referente en este ámbito. De hecho, junto a Castilla y León, Castilla-La Mancha y Comunidad de Madrid llevan años concentrando tres de cada cuatro festejos taurinos celebrados en España.
Por eso, lógicamente, han sido las más golpeadas por esta crisis. Un estudio elaborado por la Plataforma Toro Bravo Andaluz, en colaboración con la Universidad de Córdoba y Asaja, cifra en más de 30 millones de euros las pérdidas sufridas tras un año en blanco por las explotaciones en la comunidad autónoma. Hay que recordar que Andalucía cuenta con 235 ganaderías de este tipo, con más de 25.000 vacas en unas 200.000 hectáreas de dehesa. Un 20% se han visto abocadas a sacrificar toda su cabaña e irse a la quiebra. La salida a matadero supone para el ganadero unos 500 euros. Sin embargo, una media de vida de 4,5 años del animal le cuesta 5.000 euros. En estos momentos hay unos 10.000 toros listos para lidiarse. Entre 3.000 o 4.000 llegarán a las reabiertas plazas, pero seguirá habiendo un excedente. Y “durará años”, según indican desde la plataforma integrada por la Unión de Criadores de Toros de Lidia (UCTL), la Asociación de Ganaderos de Reses de Lidia, la Agrupación Española de Reses Bravas y Ganaderos de Lidia Unidos, entre otros.
Más de 150 millones de euros en pérdidas
Ese estudio era con datos de lo que había supuesto 2020. Pero en 2021 no ha terminado de recuperarse el ritmo en la celebración de estos espectáculos que no han vuelto hasta hace unas semanas. Por eso, y en el conjunto del país, se estima que en 15 meses de pandemia, el sector ha perdido unos 150 millones de euros.
Esta plataforma urge pues una solución para garantizar la supervivencia de las 235 ganaderías de este tipo, y aprovechar también la negociación de la nueva Política Agraria Común (PAC) para una mayor protección de estos criadores. El presidente de Asaja, Ricardo Serra, asegura que la Junta de Andalucía “ha sabido escuchar al sector” después de que redactara “en tiempo récord” la orden para ayudas por un total de cuatro millones de euros, “que sin duda evitará el cierre de muchas explotaciones”. Pero la pregunta sigue siendo ¿y mañana qué?
Las estadísticas de asuntos taurinos que cada año publica el Ministerio de Cultura y Deporte son reveladoras. En 2012, el peor año de la pasada crisis, se celebraron en España 1.997 festejos taurinos, cifra nunca más lograda. En 2019, prepandemia, fueron 1.425, lo que suponía ya un descenso del 28,5%. De esos, 365 fueron en Andalucía en 2012, mientras que en 2019 se redujeron a 209, un 42,7% menos.
Curiosamente, en 2020 se contabilizaron 1.345 empresas ganaderas de reses de lidia registradas en España (no se desglosan los datos), es decir, 21 más que cinco años antes (1.324). También hay más gente dedicada profesionalmente a esto. En 2011, el número total de inscritos en el Registro General de Profesionales Taurinos fue de 9.293, lo que confirmaba la tendencia creciente de los años previos y que se ha mantenido más o menos constante, con un total de 10.049 el pasado año.
En festejos taurinos entran propuestas muy variadas, pero la cuarta parte son corridas de toros. Hace una década, en 2011, en Andalucía se celebraron 133, siendo el territorio a la cabeza, por delante de la Comunidad de Madrid (95), Castilla y León (81) y Castilla-La Mancha (70), según el informe del Ministerio de Cultura y Deporte correspondiente a dicho ejercicio. En 2019, antes del coronavirus, ya se habían reducido a la mitad en el caso de Andalucía, pasando a celebrarse 65 y siendo la comunidad autónoma con el mayor descenso en ese periodo, seguida de Castilla y León, que pasó a acoger 48. El descenso en la Comunidad de Madrid y Castilla-La Mancha fue algo menor, aunque igualmente significativo, con 70 y 53 corridas de toros en 2019, respectivamente.
La Junta de Andalucía sale en su auxilio
De momento, el Consejo de Gobierno ha aprobado este octubre sendas medidas tendentes a promocionar la tauromaquia. Por un lado, la creación de la Red Andaluza de Municipios Taurinos, “cuyo principal objetivo será desarrollar y proteger la tauromaquia en todas sus facetas”. Para este proyecto, que podrá estar en marcha a mediados del próximo año, “se fomentará la colaboración público privada”, según explican desde la Junta de Andalucía. En paralelo, se ha la creación y regulación de los Premios Andalucía de la Tauromaquia por parte de la Consejería de la Presidencia Administración Pública e Interior, responsable de todo lo relacionado con el mundo taurino, “y con los que se pretende reconocer a todas las personas y colectivos que contribuyen a la defensa y promoción de la fiesta”.
Desde el sector entienden que hay que hacer un esfuerzo en la promoción de este tipo de espectáculos, por lo que creen que el plan que ultima la Junta de Andalucía debe orientarse en esta línea. El presidente de la Unión de Criadores de Toros de Lidia (UCTL), Antonio Bañuelos, destaca el respaldo, “especialmente a la Junta de Andalucía, por su esfuerzo en los momentos más duros de la crisis”, no solo con ayudas directas, “sino permitiendo la celebración de espectáculos taurinos desde 2020”. En este sentido, recuerda que es la producción animal “más costosa que existe”, y también, asegura, “la más sostenible y comprometida con el medioambiente”.