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Baños de Popea: refugio bucólico de poetas frente a las miradas franquistas

Eran entonces muy jóvenes. No es difícil imaginarlos tumbados a la sombra de un sauce, charlando sentados en las rocas o refrescándose en los saltos de agua enmarcados en hojas de acanto. Los poetas del Grupo Cántico tenían en el entorno del Arroyo Bejarano (Córdoba) un pequeño vergel donde dar rienda suelta al goce de vivir en plena dictadura franquista. Su belleza, de un verde vivo y frondoso, nos hace dudar de si realmente estamos en un paraje cercano a Medina Azahara o de si nos encontramos en el interior de Galicia.

Este entorno natural, situado a unos 20 minutos en coche del centro de Córdoba, no solo fue patio de recreo sino que tiene una presencia notable en la poesía de algunos de los integrantes de este grupo literario.

El Grupo Cántico nació al cobijo de la revista Cántico, fundada en Córdoba por Ricardo Molina en 1947. Lo formaban en su origen los escritores Ricardo Molina, Juan Bernier, Mario López, Julio Aumente, Vicente Núñez, Pablo García Baena y el propio Molina, además de los pintores Miguel del Moral y Ginés Liébana. Pepe de Miguel se sumó posteriormente.

No solo la obra de estos poetas está cuajada de referencias a lugares de la zona como Guadiato, Bañuelo, Trassierra o Bejarano, sino que a estos poetas les debemos el nombre de uno de los rincones más bellos de estos parajes: Los Baños de Popea, una poza natural de piedra caliza con un salto de agua y rodeada de vegetación. Según el poeta Pablo García Baena —último superviviente del grupo, fallecido en 2018— este nombre se lo dio Ricardo Molina cuando, mientras visitaban el lugar, vieron a dos chicas bañándose en la poza.

“¡Mirad chicos, como Popea en el baño!”, dijo Molina, recordando así una escena de una película de la época en la que aparecía la mujer de Nerón dándose un baño. Según contaba García Baena, ese fue el origen de la denominación del lugar “y así es como ha pasado este topónimo hasta nuestros días, convirtiéndose en uno de los lugares más representativos de la sierra cordobesa”, según recuerdan desde la Asociación Ecologista Guadalquivir, que desde el año 1996 realiza una labor de concienciación, divulgación y conservación de estos espacios.

Este paraje, en un entorno declarado Reserva Natural Fluvial, se ubica en el tramo final de los arroyos Bejarano y del Molino, en las proximidades a la barriada de Santa María de Trassierra. La fuerza del agua por esta zona fue aprovechada siglos atrás, como muestran los vestigios de molinos, además de los restos de un acueducto y de la calzada romana, que tiene relación con un aprovechamiento minero de la zona en la antigüedad.

Eran los lugares que frecuentaban los poetas, que recorrían caminando sus senderos y donde se refugiaban de miradas ajenas y censoras, porque no hay que olvidar que algunos de aquellos escritores eran homosexuales y no podían demostrar nada en el ámbito público que así lo delatara. “Disfrutábamos del día y la visita nos servía para alejarnos de la ciudad, de las clases, era como una especie de recreo para nosotros”, explicaba Pablo García Baena.

Visitar tras una época lluviosa

Visitar tras una época lluviosaLa ruta Baños de Popea-Arroyo Bejarano es una opción ideal para disfrutar del senderismo, aunque no son pocos los visitantes que se quejan de que no está suficientemente bien señalizada (además de que se encuentran basura). Hay que procurar visitarla después de que haya habido lluvias, preferentemente en otoño y en invierno, ya que no es raro encontrarse los saltos secos. Y así sucedía también en los años 50 cuando Ricardo Molina escribió el poema La Fuente del Elefante (Sequía) que arranca así: “No corre aquella fuente de la sierra./ Las ranas morirán entre verdina y barro./ Polvorientas están todas las sendas”

Hace referencia Ricardo Molina en este poema a la Fuente del Elefante, que debe su nombre a una escultura de la época califal (s. X) que estuvo hasta los años 80 en un estanque de la zona y que hoy se encuentra en el patio del Museo Diocesano de Córdoba.

Naturaleza en la poesía

Naturaleza en la poesía“La poesía de cántico viene a manifestarnos su fe en el poder consolador de la belleza, de la naturaleza y de la poesía”, escribe Carlos Clementson, poeta de los Novísimos, sobre estos poetas. Y se aprecia así en muchos ejemplos como en estos versos del poema Santa María de Trassierra de Pablo García Baena: “Por el monte, la fuente del Arco y el arroyo/ del Bejarano iba feliz inaugurando/el agua, las adelfas, el paraíso”.

Otros poemas que citan estos parajes son Otoño en los castaños, también de García Baena o En el Bejarano y Respuesta y Elegía de Ricardo Molina.

Colón, Góngora y Ben Jafacha se pasearon por Bejarano

Colón, Góngora y Ben Jafacha se pasearon por BejaranoLa revista Cántico nació para reivindicar a la Generación del 27, especialmente a Luis Cernuda, y también a los clásicos españoles como Góngora, quien precisamente estuvo destinado en la parroquia de Santa María de Trassierra como párroco y allí escribió parte de sus poemas.

De esta parroquia era, además, Beatriz Enríquez, una joven a la que Cristóbal Colón conoció mientras preparaba su viaje a las Indias. Iniciaron una relación amorosa de la que nació Hernando Colón pero no llegaron a casarse y, a la vuelta de la expedición, Colón finalizó la relación.

El poeta arábigo-andaluz Ben Jafacha también frecuentó este oasis natural en el que resuenan ecos de poesía.