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La historia de la encrucijada de culturas se llama Carmona

Carmona, como escenario de la historia, se deja querer. Dicen que la milenaria ciudad es “un museo vivo”. Que sus casas y monumentos, incluso las piedras de sus murallas, narran historias pretéritas. Que acuñó moneda propia en época romana, por ejemplo, o en la musulmana fue capital de un reino de Taifa. Que es el “lucero de Europa”. Que un paseo por sus calles refleja el mestizaje de culturas y el devenir histórico de Andalucía.

Corona la meseta inclinada de Los Alcores y en esa privilegiada ubicación siembra su discurso. El legado lo resume el Museo de la Ciudad y está presente en rutas como Caminos de Pasión. Abundan vestigios arqueológicos, como instrumentos líticos que cuentan el trasiego prehistórico, la Edad del Bronce o el influjo en Carmo de Tartessos, Cartago, Roma… El topónimo, de la raíz fenicia 'car', guarda en su etimología el discurrir del tiempo.

Huella tartésica y turdetana

El repleto mapa de la tradición carmonense marca hitos casi en cada rincón del municipio. Caso de la andaluza huella tartésica, civilización desarrollada en el triángulo que forman las actuales provincias de Sevilla, Huelva y Cádiz. Es el mítico reino que Hércules arrebatara a Gerión, la tierra de Gárgoris y Habis y de Argantonio. Raíces que se pueden tocar aún con las manos. Como la Carmona turdetana, de habitantes del Bajo Guadalquivir y descendientes de los tartesios. Pura cartografía del devenir histórico del sur de Europa.

El rastro antiguo es extenso. El moderno, de su parte, presenta abundancia de casas palacio, iglesias y conventos, construcciones que agrandan la ciudad hasta su aspecto actual e integran estampas añejas y la impronta arquitectónica barroca e islámica. Carmona es un pueblo andaluz que invita a ser conocido con tranquilidad. A tomar una café en la plaza del Mercado de Abastos o una tapa en alguna taberna del Centro Histórico. O para conocer su gastronomía, artesanía y fiestas que, después de todo, después de los siglos, Carmo es también una ciudad moderna.

Qué visitar

El Ayuntamiento de Carmona ofrece visitas con guía gratuito en diferentes itinerarios: conjunto histórico, alcázares, iglesias y conventos o museos. Tiene una duración de dos horas y media y la opción de elegir idioma, inglés o castellano. Sólo hay que concertar cita, de miércoles a domingo.

¿Lugares? El Alcázar de la Puerta de Sevilla es imprescindible. Ofrece una visión panorámica inigualable. Otros espacios de interés son el museo local, el Alcázar del Rey don Pedro y la Puerta de Córdoba. La estela romana se sigue en la necrópolis, el anfiteatro, el foro, el puente y la calzada… El ritmo eclesiástico ofrece parajes monumentales como la iglesia de Santa María, de San Blas y Santiago, los conventos de Santa Clara o las Descalzas. Y las joyas de la arquitectura civil, las casas palacio: de los Rueda, del Marqués de las Torres, del Barón de Gracia Real… O plazas como la de Santiago o la de Arriba, la fuente de los Leones o calles como Juan Tamariz. O cualquier rincón de una ciudad que habla de su pasado.

Dónde comer y dormir

Para comer. Quizás una cata de vinos andaluces en la vinoteca Vinos con arte sea un buen arranque. Para tapear, esperan opciones como La Taberna del Zahorí, Mingalario o El Tapeo, entre muchos otros. La nómina de restaurantes es amplia: Sala Iluminada, El Potro, La Almazara, Mesón Molino de la Romera… ofrecen platos típicos, carne ibérica o recetas gourmet. Al gusto.

Para salir. Oferta hay. Coctelerías como El Baúl, locales de música en directo como Pub 470, bares de copas como Lío, Utopía o Anochecer y discotecas, como Imperium Teatro o Sala Glass.

Para dormir. Las alternativas para pernoctar oscilan de hoteles (Alcázar de la Reina, Casa de Carmona o El Rincón de las Descalzas) a apartamentos turísticos (Casa Castillo), haciendas y alojamientos rurales (Santa Ana, El Triguero). O el propio Parador de Turismo Alcázar del rey Don Pedro. Un bolsillo, una cama.