Hay lugares por los que casi no pasa el tiempo, como los clásicos 'colmaos', esas tiendas añejas donde se mezclan viejas estanterías de madera con gastadas balanzas o máquinas registradoras de colección.
Y lo más importante en esta ruta sevillana donde las tapas se sirven en papel de estraza: olores y sabores de toda la vida, el culto por las antiguas usanzas culinarias.