Donde la marisma del río Guadalquivir sigue siendo casi virgen y se esconde el paisaje que retrata la película La Isla Mínima, miles de hectáreas de tierra silvestre transformada en explotación acuícola aportan una lámina de agua permanente, un hogar perfecto para concurridas bandadas de aves que buscan lubinas, corvinas, doradas, albures, angulas, camarones... Es Veta la Palma, hospital y despensa del Parque Nacional de Doñana.