El Trivial y los versos de Neruda son algunas de las artimañas que los gestores de ‘Con sabor’, una abacería de La Palma del Condado (Huelva), han encontrado a la hora de conseguir que sus clientes dedican un rato al ocio cultural y no cojan el móvil cuando están en su local, al menos algunas noches por semana.
Se trata de una original fórmula que pasa por conseguir reforzar la cultura y, de paso, conseguir que salgan del armario juegos de mesa o libros clásicos, que de otra forma difícilmente se podrían disfrutar en grupo, si no fuese por una iniciativa que hace que este local de la calle Virgen del Socorro de la localidad onubense se llene cada vez que las tarjetas del Trivial o los libros se sacan de las estanterías.
Es una idea que han sacado adelante Mónica Dorado y Raúl Pérez, el joven matrimonio que se encarga de gestionar este local, que comenzó como una forma más de intentar aumentar sus visitas “en días flojos de la semana” pero que ahora ya incluso tienen que enfrentarse a reservas de mesas para atender a toda la gente que quiere participar en torno a la versión hostelera del veterano juego.
Eso sí, la temática general dista algo del juego creado en 1979 por Scott Abbott, un editor deportivo del diario Canadian Press, y Chris Haney, fotógrafo de la revista Montreal Gazette, que consiguieron sacar adelante un prototipo de juego que se expandió como la espuma por todo el mundo, y ahora sirve de excusa para salir de bares un día cualquiera en La Palma.
Dorado explica que la temática une “a seis personas como máximo, que tienen que responder cuatro rondas de diez preguntas, y al final de cada ronda se dicen las respuestas”, con la premisa obvia de que el teléfono móvil está alejado de los participantes, “primero, porque se trata de divertirse sin el teléfono en la mano, y segundo, porque estaría prohibido de todas formas para que sea imposible consultar las respuesta”.
Con este planteamiento general, Mónica Dorado es la voz que lee las preguntas ante sus clientes, “que casi siempre son de cultura general, pero a veces son temáticas, con lo que organizamos un Trivial musical, de los 80, deportivo, científico, cultural o navideño”.
Pero lo mejor son los premios, que no son tales, ya que los ganadores de cada noche reciben una medalla que sólo pueden conservar hasta la siguiente reunión, que la entregan a los siguientes ganadores, “y una botella de vino que, de todas formas, nunca se llevan a casa, porque la abren enseguida para compartir con sus competidores”.
Adopta un libro
Dorado cree que “hay que unir la hostelería con la cultura siempre, porque son dos conceptos que, aunque parezca mentira, están muy unidos, pero con ideas originales, que saquen a la gente de sus casas aunque no les apetezca”, y por eso, cuando puso en marcha el local, creó “La Palma Libruna”, una zona pensada exclusivamente para el intercambio de libros usados, “para que la gente adopte un libro que no tenga familia, y luego nos lo vuelva a dejar para que otra persona tenga la oportunidad de darle cariño”.
Con esa idea, este martes su local se llenará de “Veinte poemas de amor y una canción desesperada”, el inmortal libro de Pablo Neruda, invitando a todo aquel cliente que quiera a que lea sus versos “para dar la bienvenida como merece a San Valentín”, igual que durante el año se ha tomado un vino en su abacería Miguel de Cervantes, con su Quijote bajo el brazo, o Antoine de Saint-Exupéry, que le dio a los palmeros a su Principito por un rato para que lo disfrutasen en voz alta, entre quesitos del Trivial.