En paralelo al camino que recorren las vías del tren entre Córdoba y Sevilla, en el término municipal de Hornachuelos, el tiempo se detiene a las puertas de un palacio. Es el Palacio de Moratalla, un oasis decimonónico, un edificio poco conocido entre propios y extraños, que guarda entre sus muros y sus jardines posos de larga historia.
Ocho hectáreas conforman este paraje singular situado en la finca del mismo nombre, a la que se accede desde la carretera A-431, tras una imponente verja de hierro decorada con escudo y motivos de caza, que por sus dimensiones da la talla del palacio y jardines que se encuentran en su interior.
Son precisamente sus espacios verdes, declarados Jardín Artístico por Real Decreto en 1983- uno de sus grandes valores. El arquitecto paisajista francés Jean Claude Nicolas Forestier –autor del Parque de María Luisa de Sevilla para la Exposición Iberoamericana de 1929 o de la urbanización de Montjuïc en Barcelona- fue el encargado en 1915 de poner su sello en el diseño de los jardines de Moratalla, de un estilo francés que recuerda a los jardines de Versalles y que sorprende al visitante en medio de la geografía andaluza.
Y es que tras traspasar la gran verja de entrada, quien accede a Moratalla se encuentra con un gran corredor de jardines con esculturas y fuentes, que acompaña al visitante hasta el gran jardín que se encuentra al frente del propio palacio enmarcando el edificio. Las fuentes de Los Ladrones, la de Doña Leonor o la del Venado –atribuida ésta al escultor valenciano Mariano Benlliure- destacan en un paraje donde el silencio de la zona boscosa que rodea a la finca sólo se rompe con el discurrir del agua.
Visitas guiadas en grupos
Inaccesible a la vista desde la verja de entrada, tras los jardines se levanta el palacio en sí, que consta de un cuerpo central de tres plantas y en los laterales dos cuerpos de dos plantas con unas torres mirador adyacentes. En su entorno, la finca incluye varias edificaciones que aún se conservan como una pequeña capilla y algunas construcciones que estuvieron dedicadas a los servicios agrícolas y ganaderos que se prestaban en la finca.
Ese bullir de actividad lo tuvo el Palacio de Moratalla durante décadas, destacando en su historia cuando tuvo por propietario al Marqués de Viana, anfitrión que tuvo por invitados a sus cacerías al rey Alfonso XIII. Más de una docena de visitas del monarca a este palacio que utilizaba como residencia de ocio están documentadas en la historia de este pequeño Versalles cordobés. Azulejos antiguos con toisones recuerdan en el edificio las visitas reales, también desde el Principado de Gales.
Cipreses, almezos, plátanos o mirtos son algunas de las especies de árboles y arbustos que pueblan el particular oasis de Moratalla, hoy en día en accesible para el público en visitas guiadas en grupos organizados por empresas dedicadas al turismo activo y rutas botánicas como www.cordobaviva.com o alojamientos rurales de la zona que obtienen el permiso de los propietarios.