Pasaje Begoña de Torremolinos: pasado, presente y futuro de la lucha LGTBI

En el Pasaje Begoña, apenas una callejuela con forma de L en pleno centro de Torremolinos, hubo al menos 50 locales de copas y música en directo entre 1962 y 1971. En plena dictadura Franquista, este rincón de la costa malagueña era un pequeño oasis de libertad para el colectivo LGTBI. No es tan difícil de explicar. La entrada de divisas gracias al turismo, la presencia de celebridades de Hollywood y de la jet set internacional y el deseo de proyectar al mundo una imagen de modernidad hicieron que Torremolinos se convirtiera en una auténtica isla de libertad donde las autoridades, por lo general, hacían la vista gorda.

Los testigos de aquella época de libertad y diversión recuerdan a John Lennon con el manager de The Beatles, Brian Epstein, en una de las terrazas del Pasaje Begoña, mirando pasar a los muchachos. Ambos hacían apuestas sobre quién sería el elegido por Epstein para pasar la noche.

Fue tal la fama nacional e internacional que adquirió el Pasaje Begoña que allí era frecuente ver a personalidades de toda orientación sexual: Coccinelle, célebre transexual francesa; Amanda Lear, musa de Salvador Dalí; Helmut Berger, actor austriaco muy unido al director de cine Luchino Visconti y protagonista de muchas de sus películas; Luciana Paluzzi, actriz italiana y una de las primeras ‘Chicas Bond’; Grace Jones, cantante, compositora, supermodelo, productora y actriz jamaicana; o celebridades españolas como Sara Montiel y Massiel, entre muchas otras.

Mención aparte merece Pia Beck, uno de los personajes clave del Pasaje Begoña. Esta cantante y pianista de jazz holandesa puso al frente del bar Blue Note y no tuvo ni reparos ni miedo ni vergüenza de presentarse de la mano de su mujer y de convertir su local en un lugar de encuentro para gays, lesbianas, travestis y todo aquel que quisiera escuchar buena música y pasar un buen rato.

Toda esta historia, que había caído prácticamente en el olvido, ha vuelto al presente gracias a la labor de la Asociación Pasaje Begoña, que ha conseguido que tanto el Congreso de los Diputados como el Parlamento de Andalucía lo hayan declarado Lugar de Memoria Histórica y Cuna de las Libertades y los Derechos de las personas LGTBI.

Pasaje Begoña: Un futuro para un lugar cargado de pasado

Actualmente, el Pasaje Begoña, que debe su nombre a la hija del constructor del edificio donde se ubica, ni siquiera se llama así. Para localizarlo hay que buscar el Pasaje Gil Vicente. Le cambiaron el nombre en los años ochenta, pero la buena noticia es que el Consistorio ha accedido a recuperar su nombre original gracias al trabajo de la asociación y a la enorme repercusión que está teniendo su historia como cuna del movimiento LGTBI en España.

Pero lo más urgente para la asociación es que el Ayuntamiento de Torremolinos ejecute con urgencia un proyecto de reforma, ya redactado y definido, que le devolverá la esencia y el espíritu de aquellos años históricos.

La popularidad mediática que está adquiriendo el Pasaje Begoña no tiene un reflejo material. Quienes quieren visitar el pasaje se encuentran con que es complicado de localizar y con que no hay ni una placa o pequeño monumento que recuerde lo que allí sucedió.

Hermanamiento con The Stonewall Inn

La directiva de la asociación acaba de visitar EEUU, donde han hermanado el Pasaje Begoña con el mítico local The Stonewall Inn, donde se originó en movimiento LGTBI en 1969. El acto se celebró en junio, durante el WorldPride de Nueva York. Hasta allí viajaron Jorge Pérez y Juan Carlos Parrilla, presidente y vicepresidente de la asociación, respectivamente, quienes conocieron en persona a Stacey Lentz, copropietaria de The Stonewall Inn.

Y es que el Pasaje Begoña y el local neoyorquino tienen mucho en común. Es más, toda la atención mediática que han recibido en los últimos meses se ha centrado en recordar aquel pasaje terrible de la historia más oscura de España que les hermana con los disturbios en Estados Unidos. “Hay que recordarlo pero no hay que centrarse en el morbo ni en el pasado, tenemos que mirar hacia el futuro”, remarca Jorge Pérez.

El Pasado oscuro: La noche del 24 de junio de 1971

“Había habido alguna redada anterior pero eran simples toques de atención que se quedaban en anécdota. Todo el mundo sabía lo que pasaba allí, pero nadie veía al colectivo como peligroso, se los tomaban a guasa”, relata Juan Carlos Parrilla. Pero algo cambió el 24 de junio de 1971. El Gobernador Civil de Málaga, Víctor Arroyo, ordenó una gran redada en la que se identificaron a 300 personas y 114 de ellas fueron arrestadas por “atentar contra la moralidad y las buenas costumbres”. Las vejaciones a las que les sometieron y el trato que recibieron escriben una de tantas páginas oscuras de la dictadura.

La Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social, vigente en aquella época, consideraba delito la homosexualidad y la castigaba incluso con pena de prisión. De hecho, algunas de las personas arrestadas aquella noche fueron encarceladas y los extranjeros fueron deportados. A todos se les abrió un expediente policial y se les amenazó con estar “bajo vigilancia de las autoridades”, recuerda Pérez mientras muestra algunos de los documentos que han ido recopilando sobre aquellos acontecimientos.

Muchos de los locales fueron multados y clausurados, y la mayoría quedaron cerrados para siempre. La historia del Pasaje Begoña enmudeció enterrada bajo capas de polvo, suciedad y escombros. Esta callejuela acabó convertida en un lugar de prostitución y marginalidad.

Gracias a un recorte de prensa que hablaba de este lugar, los miembros de la asociación conocieron la historia hace pocos años y se pusieron en marcha, no solo para recuperar la memoria del movimiento LGTBI en Torremolinos, sino para darle un futuro al Pasaje Begoña.

Pasaje Begoña: Revitalizar un lugar histórico

Un grupo de valientes empresarios y empresarias se han atrevido a abrir sus negocios en este pasaje, todavía por reformar, y han bautizado a sus locales con los nombres de los emblemáticos bares que había allí en los años 60 y 70.

Además, los comerciantes han creado su propia asociación bajo el significativo nombre de Fénix. Entre sus objetivos está poner en marcha actividades de revitalización y dinamización del pasaje.

Poco a poco van dando vida y color a la calle. La agencia de viajes La Sirena recuerda con su nombre uno de los locales más glamurosos del pasaje; la tienda de ropa Gogó homenajea a un bar que abrió solo 21 días antes la gran redada; los apartamentos turísticos Aladín deben su nombre a la Cueva de Aladino, otro de los bares más populares; la inmobiliaria Pia Beck lleva el nombre de la carismática pianista y la heladería La Boquilla recupera la denominación de otro de los lugares míticos del Pasaje.

Investigación con la Universidad Pablo de Olavide

Investigación con la Universidad Pablo de OlavideLa recuperación de la memoria del Pasaje Begoña ha sido posible gracias a un exhaustivo trabajo de investigación dirigido por la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, en el que, además de la Asociación Pasaje Begoña, han contribuido un buen número de personas y entidades.

“La Universidad trabaja en el marco del Laboratorio Iberoamericano para el Estudio Sociohistórico de las Sexualidades”, explica Pérez, que subraya que esta investigación ha permitido entrevistar a personas que vivieron la ‘gran redada’, además de descubrir partes policiales y otros documentos entre miles y miles cotejados en diversos archivos (Archivo Histórico Provincial de Málaga, Archivo Municipal de Málaga, Archivo Histórico Provincial de Sevilla, Archivo Histórico Provincial de Granada). También han revisado las hemerotecas y libros con referencias a este lugar y al movimiento LGTBI.

“Muchos de los que fueron expulsados de Torremolinos se fueron a Ibiza, a Barcelona, a Benidorm, ciudades que comenzaron a crecer como destinos turísticos LGTBI. Pero el germen estuvo aquí: el boom de este tipo de turismo comenzó en los años 50 en Torremolinos. Aquí se hospedaba, por ejemplo, el poeta Luis Cernuda, que en sus poemas se refiere al pueblo como Sansueña”, apunta Parrilla mientras recorre el Pasaje Begoña.

Tras esta labor de investigación, ahora se centran en la recuperación. Quieren colocar placas en el suelo en homenaje a los personajes más emblemáticos de la época dorada del Pasaje Begoña y pintar grafitis y colgar placas informativas generales en las que se resumirá la información general sobre los motivos que explican que el Pasaje Begoña fuera un referente internacional. Además, gracias al kiosco que les ha cedido la ONCE podrán tener un ‘punto visible’ cerca del Pasaje Begoña donde informar a los turistas sobre este lugar y otros temas relacionados con el movimiento LGTBI.

El pasaje Begoña ya ha protagonizado un cupón de la Once y un décimo de la Lotería Nacional, otros detalles que contribuyen a la difusión de un lugar que no puede caer en el olvido.

Entre las acciones más exitosas de la asociación ha estado la exposición ‘Pasaje Begoña, isla de libertad’, con imágenes del artista cordobés Xe Marz y con una selección de documentos fruto de la investigación con la Universidad Pablo de Olavide.

Llaman la atención un conjunto de imágenes de gente en los locales durante los años 60 y 70, en las que aparecen todos con los ojos tapados con una franja negra. Preguntamos si se trata de una intervención artística. “No, en absoluto, las hemos tenido que publicar así porque hay personas que frecuentaban esos locales pero que ahora no quieren ser vinculados al ambiente gay. Personas que ahora tienen sus familias y su vida y para las que aparecer en estas fotos sería un problema”, explica el presidente de la asociación, Jorge Pérez. Un detalle que demuestra lo mucho que todavía queda por hacer en el movimiento LGTBI.

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