Un paseo por el Pópulo, el barrio más antiguo de Europa
Cádiz presume de ser la ciudad más antigua de Occidente y también de conservar el que puede ser considerado uno de los barrios más antiguos de Europa: el pequeño barrio del Pópulo, que rezuma historia y que es actualmente una de las zonas más atractivas de la ciudad. Delimitado por tres arcos del siglo XIII, que se corresponden con las antiguas puertas de la villa medieval amurallada, el barrio ha pasado en pocos años de ser una zona degradada, en la que ni gaditanos ni turistas querían entrar, a convertirse en una de las joyas de la ciudad.
El Pópulo encierra en la pequeña área delimitada por los arcos de La Rosa, Los Blancos y El Pópulo vestigios de la historia gaditana, del Cádiz fenicio, romano, medieval y también de esa rica ciudad que miraba a América hipnotizada por el comercio con las Indias Occidentales.
Pasear por sus estrechas calles supone una inmersión cultural que dejará boquiabierto al visitante porque no es difícil toparse con parte del graderío del teatro romano al fondo de alguna callejuela o sorprenderse con la majestuosidad del palacio del XVII más importante de la ciudad, la Casa del Almirante, que preside la coqueta plaza de San Martín y en la que se pretende habilitar, desde hace más de diez años, el primer hotel de cinco estrellas gaditano.
A la vuelta de la esquina está la iglesia de Santa Cruz o Catedral Vieja, que hunde sus cimientos en el siglo XIII y que fue reedificada en el XVII. El paseante quedará encantado con su fachada blanca y su gastada escalinata. Pero hay más, porque también podrá demorarse cuanto quiera admirando algunos de los edificios más antiguos y pintorescos de Cádiz, como la Posada del Mesón, o visitando el Museo Catedralicio en la Casa de la Contaduría.
Durante gran parte del siglo XX, el Pópulo fue uno de los barrios más degradados de Cádiz: sinónimo de infravivienda, superpoblado y considerado una zona poco segura porque su cercanía al puerto había propiciado la proliferación de locales del alterne y establecimientos que invitaban a la vida disipada.
Café Teatro Pay-Pay, emblema del Cádiz canalla
Es el caso del célebre Pay-Pay, que abrió sus puertas en los años cuarenta para convertirse en el emblema del Cádiz más canalla. Coincidiendo con el declive del puerto gaditano, el local permaneció cerrado durante muchos años, hasta que renació en 2001 para iniciar una segunda y exitosa vida convertido en bar de copas y en uno de los referentes culturales de la ciudad.
Fue este local precisamente uno de los impulsores del cambio de rumbo de un barrio que se empeñó en mirar al futuro sin renunciar a su esencia y a su conexión con el pasado. El activo movimiento vecinal del Pópulo reivindicó durante décadas urgentes mejoras y un cambio de perspectiva que devolviera al barrio la autoestima perdida.
A mediados de los 90, la administración se dio por aludida y se rehabilitaron muchas casas de vecinos que por primera vez pudieron disfrutar de cocina y cuarto de baño propios. También se trabajó para cambiar la imagen de la zona, que se imaginó lleno de artesanos que, finalmente, no son mayoría.
La hostelería sí descubrió un envidiable filón en el Pópulo de finales del siglo XX y, desde entonces, pequeños bares y restaurantes han abierto sus puertas en un barrio que ha visto multiplicarse las terrazas y los paseantes en sus calles y, con ellos, la actividad necesaria para mirar al futuro con un poco más de optimismo. El Pópulo se ha incorporado también a la vida de la ciudad abriéndose a fiestas tan gaditanas como el carnaval e impulsando eventos propios como los mercados medievales que se celebran periódicamente.
El Pópulo ha apostado desde el principio por una hostelería cuidada que se ha enfrentado al dilema de renovar la imagen del barrio con ilusión y partiendo prácticamente desde cero. Algunos de estos establecimientos hosteleros, como el mencionado Pay-Pay o El Teniente Seblon, llevan años instalados en el barrio y se han convertido en un referente para muchos gaditanos y un reclamo para los turistas. Otros han abierto sus puertas más recientemente para completar una oferta gastronómica diversa y dinámica que se va adaptando a los gustos cambiantes del turismo cultural y gastronómico.
Como muestra de esta adaptación constante a las nuevas tendencias, se ha abierto en el barrio La Veganesa, un restaurante de cocina vegetariana que da respuesta a la creciente demanda de locales que ofrezcan este tipo de alimentación con propuestas imaginativas. Otros, como el Garage Bristo&Bar, ofrecen cocina creativa, en este caso, con una carta que hunde sus raíces en la cocina local a la que aportan un toque francés.
Muchos de estos bares y restaurantes completan su oferta con una carta de cócteles para disfrutar de la sobremesa y unirse así a los locales de copas que abren sus puertas al caer la noche. Porque el Pópulo se puede disfrutar a todas las horas del día.