Ocho restaurantes de Almería que son una apuesta segura
El Chaflán
El ChaflánCalle de las Tiendas, 13
Tres amigos con una larga experiencia en el mundo de la hostelería son los responsables de El Chaflán. Rafael Serrano, Andrés Fin y Pablo Corzo viajaban mucho por trabajo y empezaron a dominar un sector que, por diferentes motivos, les llevó a volver a España al mismo tiempo. Dicha casualidad les animó a desarrollar su pasión poniendo en marcha un local diferente en Almería.
“Fue un poco arriesgado: no queríamos perder la tradición de la típica tapa de la ciudad, pero sí que buscábamos darles un toque más original”, explica Serrano. Bajo la influencia de una alta cocina llevada a un bocado, esta temporada cuentan con una carta donde destacan numerosos platos que hasta hacen difícil elegir. Su cocina se basa en productos de temporada y elaboraciones diarias “que sacrifican la cantidad por la calidad, eliminando salsas, fritos o panes por propuestas ensambladas con sabores atípicos en Almería”, añade.
La experiencia ha sido tan positiva en el primer año recién cumplido de su aventura en la capital almeriense, que el pasado mes de junio el equipo abría El Chaflán Aguadulce, barriada de Roquetas de Mar de donde proceden los tres socios. Allí, sin freidora ni plancha, utilizan técnicas de alta cocina para sus saludables platos.
La Mala tortillería
La Mala tortilleríaCalle Real, 69
Con la música sonando permanentemente gracias a una ecléctica playlist que va de la salsa al rock o la electrónica, entrar en La Mala tortillería es adentrarse en el mundo de Tura Satana, una actriz japonesa convertida en clásica del cine B de Estados Unidos de los años 60. Ella es el hilo conductor de un espacio muy diferente en Almería. Sus responsables son Guillermo Chao y Pablo Asensio, dos amigos que siempre soñaron con poner en marcha su propio bar.
En 2012 lo hicieron realidad abriendo La Mala tortillería, un local muy canalla donde la cocina española se mezcla con propuestas internacionales a base de influencias que han ido recibiendo durante sus viajes por distintas partes del mundo. “Es un bar fronterizo, con una decoración muy especial. Nosotros lo que queremos es que quien venga salga de aquí como un colega nuestro más”, subraya Guillermo Chao, que también es el chef.
La especialidad de la casa son las tortillas. La más solicitada es la de trufa, pero también hay de queso gorgonzola, de pulpo, de erizos y algas... hasta 15 variedades para una carta que se completa con una cocina raw food, es decir, cruda. De ahí surgen ceviches (como el de zamburiñas o el de pez espada), steak tartar, tataki o sashimi de atún... Y todo con elaboraciones, salsas y platos hechos siempre en el local. “Aquí lo hacemos absolutamente todo nosotros”, asegura Guillermo.
Cocina internacional que también se puede encontrar en La Mala croquetería, que estos dos socios abrieron en 2015 y donde, como su nombre indica, sirven croquetas caseras de muchos tipos. Dos estupendas opciones para saborear de otra forma Almería.
Marhaba
Marhaba Antonio Cano, 28
Dicen que el sabor es la razón de ser de este restaurante. Y es precisamente el que de la bienvenida y transporta a otros países al probar un cous cous, un tajine o una pastela. Un auténtico viaje gastronómico a Oriente sin salir de Almería es el que propone Anas Hadri en Marhaba, que comenzó su andadura a principios del año pasado.
La cocina árabe tiene aquí el protagonismo, pero también la mediterránea, con lo que las ensaladas o el pulpo a la brasa comparten carta con los clásicos platos del norte de África como la sopa harira o el zaelouk de berenjena. “Nuestra idea es que la gente disfrute de un lugar diferente, con una cocina casera y muy saludable”, explica Hadri.
María Guernoun es la jefa de cocina. Titulada en la Escuela de Hostelería de Almería, saber dar el punto perfecto a cada uno de los platos, con texturas y sabores exquisitos. La chef combina las raíces marroquíes con pescados de mercado y carnes de ternera o de pollo más habituales de Andalucía. El restaurante también organiza diversos eventos y espectáculos que ayudan también a conocer algunos aspectos de la cultura árabe.
Manuela
Manuela Felipe II, 82
Manuela Marbacoa & Brasería dio sus primeros pasos a finales de septiembre de 2016 con una idea muy clara: proponer una cocina mediterránea actualizada. Para ello, basan su oferta gastronómica en productos de la zona, recetas tradicionales y ciertos toques de renovación. “Y el público sigue viniendo, cada vez más, así que la apuesta ha salido bien”, cuenta Andrés Gómez, chef del restaurante.
“Yo creo que la clave es también dar mucho cariño al plato, eso se transmite a la gente”, subraya el cocinero. Navajas a la brasa, ostras y otros mariscos combinan en la carta con pescados clásicos como el gallo pedro, los salmonetes a la brasa o diferentes carnes: desde unas costillas maceradas a un pollo mozárabe o incluso una rica fideuá. Hay que prestar la atención a las sugerencias del día y al menú diario, que cambia todos los días.
Casa Puga
Casa PugaCalle Jovellanos, 7
Si hay un lugar clásico en Almería ese es, sin duda, Casa Puga. Esta taberna fundada en 1870 por Juan Puga Antequera y María López Romero, se ha convertido en uno de los lugares indispensables de la gastronomía almeriense. La historia se despliega en cada una de las paredes de este bar donde las cuentas se anotan con tiza en la barra y pequeñas tapas para acompañar a la cerveza o un buen vaso de vino de Albuñol.
Alcachofas con anchoa, mojama con almendra frita, gambas rojas de Garrucha, riñones a la plancha o pescado frito del día son algunos de sus bocados, que se degustan tanto en la barra como en el coqueto comedor de su interior.
Fotos, recuerdos, recortes de periódico y un sinfín de objetos pueblan unas paredes que no cambian con el paso del tiempo. Por este pedazo de historia de Almería han pasado un amplio número de actores de Hollywood que han rodado en los decorados naturales de la provincia, así como el reparto de Juego de Tronos durante su estancia en la capital; pero también miles de personas anónimas que tienen aquí su rincón favorito de la ciudad. Ya lo dice su lema: “Lo mejor de Casa Puga son sus clientes”.
Taberna Nuestra Tierra
Taberna Nuestra TierraJovellanos, 16
En una esquina de la calle Jovellanos se ubica este local donde la gastronomía se entiende de otra manera. Aquí las tapas son también la base, pero muchas de ellas buscan la innovación, la sorpresa, ir un paso más allá. Y siempre bajo la filosofía de slow food, con productos de la tierra y de calidad. Un buen ejemplo de todo ello son los Boquerones Punk o el Bacalao frito con mahonesa de pil-pil, tapas premiadas en un concurso local. O el lomo de salmonete sobre ajoblanco. A partir de ahí, migas, tapa de plato alpujarreño, gurullos con jibia o tomate Raf con anchoas son algunas de las propuestas con las que homenajean al producto local.
Bonita decoración, estupenda ubicación y buen trato confirman a Taberna Nuestra Tierra como uno de los lugares a visitar en la capital almeriense.
Entrevinos
Entrevinos Francisco García Góngora, 11
La taberna Entrevinos es uno de esos lugares que nunca pasarán de moda, porque nunca lo estuvieron. Y, sin embargo, tiene un público adepto, parroquianos que saben que la buena gastronomía no siempre sale en televisión, que las tradiciones están para seguirlas y que las modas son solo eso. Por eso en este local almeriense no hay que esperar técnicas innovadoras, ni elaboraciones que conlleven decenas de ingredientes; en cambio, sí se obtiene sabor de verdad, buen trato al producto y un gusto exquisito por los maridajes.
Excelentes jamones y quesos, tomate raft, huevos rotos con queso cabrales o croquetas de rabo de toro son solo parte de una carta clásica donde también hay hueco para productos como el carpaccio de wagyu, el canelón de pato o los crepes de verduras. Sin dejar pasar el tournedo de cerdo Strogonoff o los cartuchitos de pescado. Para acompañar, estupendas opciones como una manzanilla de Sanlúcar de Barrameda, varios finos de Jerez o diversos tintos de Almería.
Salmantice
Salmantice Costa Balear, 16
Salmantice es un pedacito del norte en el sur. Una forma de ayudar a dar a conocer los sabores castellanos en el este andaluz. Porque el restaurante está especialidad en carnes de Ávila, concretamente las de avileño-negro ibérico, una raza de vacuno autóctona de España que aquí se mima a la perfección.
Al entrecot avileño se le unen la presa ibérica, los chuletillas de cordero o un venado que forman la carta de carnes nacionales, que se acompañan de black angus de Nebraska o el lomo de wagyu como aportación internacional.
Aunque el restaurante no es solo apto para carnívoros: Salmantice (que significa antigua Salamanca en latín) también dispone de un buen número de entrantes que van desde las croquetas al marisco (ostras con caviar de salmón y salgas como sabrosa delicatessen marítima), la ventresca o verduras como las alcachofas ayudan a completar un menú que dominan a la perfección José Hernández y Jessica Sánchez, responsables de esta aventura en forma de comedor. Y donde, curiosamente, también se puede encontrar algún plato de comida asiática.