En la comarca de la Serranía de Ronda, apenas a una hora de la capital de la Costa del Sol, existe un valle que en otoño muda de piel. Es el efecto de la caída de las hojas de los miles de castaños que pueblan los bosques del valle, que conforma un cuadro con una sorprendente paleta de colores. Donde antes había verde, de repente todo toma tonos ocres, del amarillo al color cobre. Cuando llegue el invierno los árboles lo recibirán desnudos. Por eso, el otoño es el momento ideal para visitar el Valle del Genal, que añade estos días otro atractivo que tiene que ver con sus castañares: muchos de sus pueblos mantienen la costumbre de celebrar los “tostones” alrededor de una lumbre.
Ninguna de las diez definiciones de la Real Academia se ajusta a lo que en estos pueblos se conoce como “tostón”. No es, desde luego, el cochinillo asado, ni dar la “tabarra” a nadie, ni un trozo de pan frito, y tampoco termina de encajar en la definición de “cosa demasiado tostada”. Los tostones aquí son las castañas asadas y cada año, alrededor de la Fiesta de Todos los Santos, se organizan fiestas populares en honor a las castañas, que se preparan y se comen con gusto en Pujerra, Genalguacil o Jimera de Líbar. Cada municipio tiene la suya.
El origen de esta celebración está en el fin de la campaña de recogida, que tradicionalmente venía señalada por la celebración del 1 de noviembre. Dice la tradición que, a partir de esa fecha, las castañas que quedan en los bosques están ahí para todo aquel que las quiera tomar. Para festejar el fin de la tarea, los lugareños se reunían por la noche alrededor de un perol, donde asaban el fruto de su trabajo. Para acompañarlas, nada mejor que un vasito de algunas de las mistelas que se elaboran en la zona elaborado con aguardiente, almendra tostada y café.
Fiesta Singular en Pujerra
En Pujerra, un pequeño pueblo de unos 300 habitantes, se celebra desde 2003 la más concurrida de estas fiestas, declarada Fiesta Singular por la Diputación de Málaga. La Fiesta de la Castaña, que el año pasado atrajo a unos 4.000 visitantes, dura tres días, en cada uno de los cuales se reparten gratuitamente unos 500 kilos del fruto. Se lee también un pregón, hay un premio “castaño del año” (en esta ocasión recaerá sobre el periodista de Canal Sur Modesto Barragán) y una degustación.
“El objetivo es dar promoción a la castaña y a sus aplicaciones de la cocina, que son innumerables en repostería”, señala Francisco Calvente, uno de los fundadores de la fiesta. Por eso, este año habrá degustación de postres: flan de castaña, pudin de castaña, castañas con chocolate… Además, Pujerra ofrece una ruta turística por puntos de interés, lo que incluye la visita al museo de la castaña y a un soto donde se explica el origen de estos bosques, los utensilios que se utilizan en la recogida del fruto o los preparativos que se realizan durante el resto del año.
Con todo, Pujerra no es el único pueblo que rinde su particular homenaje a este fruto. Este fin de semana habrá también tostones y fiestas de la castaña en Genalguacil (el pueblo museo que celebra los Encuentros del Arte) y Jimera de Líbar. Incluso fuera del Valle del Genal, en Yunquera y Ojén (en plena Sierra de las Nieves) y en Alcaucín (Axarquía) se le rinden honores.
Cuatro millones de kilos
La castaña es un fruto seco con casi el 50% de agua, hidratos de carbono, mucha fibra, algo de azúcar y muy pocas calorías. Sin embargo, aquí la definición se queda corta: en el Valle del Genal la castaña es esencial para su supervivencia. Aunque la mayoría son castaños centenarios, su popularidad creció en los 60, y hoy hay unas 3.500 hectáreas dedicadas a su cultivo, principalmente en Igualeja, Pujerra y Parauta.
Son fincas familiares, y constituyen la principal actividad económica de una zona muy castigada por la despoblación. “Representa en torno al 60% de los ingresos de las familias”, señala Calvente, que resalta la importancia de dar valor al fruto y a sus procesos de transformación para generar economía local.
El castaño necesita de un clima de montaña con alta pluviometría y altitudes entre 400 y 1000 metros, y aquí se instalan en las vertientes septentrionales. Recoger las castañas a veces no es fácil, porque hay que llegar a parcelas escarpadas. Sin embargo, la Diputación Provincial calcula que el Valle del Genal produce unos cuatro millones de kilos de castañas cada campaña, el 70% de los cuales se exporta a otros países europeos.
Parte de la producción se canaliza a través de la cooperativa Castañas Valgenal, que desde 1994 agrupa a familias recolectoras de Pujerra y Jubrique. Produce 1.750.000 kilos durante la campaña, que dura 40 días, con una producción punta de 75.000 kilos al día. Para preparar la castaña fresca hay que esterilizarla, clasificarla, curarla, cepillarla y encerarla. Todo eso se hace aquí con métodos naturales.
El Valle del Genal aporta las tres variedades (bravía, pilonga y temprana) en una cosecha que suele hacerse de forma escalonada, una vez que el “erizo” que la rodea está maduro. Pero durante el resto del año la castaña también da trabajo, porque hay que podarla, desramar o abonar. Estos pueblosle deben mucho a la castaña. Tanto como para hacer una gran fiesta en su honor.