La Junta de Andalucía quiere que los médicos especialistas de hospitales –llamados Facultativos Especialistas de Áreas (FEAs)– trabajen en atención primaria para cubrir las bajas por la falta de plantilla de este verano. El problema es que la normativa lo impide desde hace 30 años, una advertencia que el Ministerio de Sanidad ya ha trasladado al Gobierno de Juan Manuel Moreno.
No es posible que un especialista pueda ejercer de médico de familia si se formó en una especialidad distinta. Sólo puede ocurrir en casos excepcionales, como lo fue la pandemia, pero ese argumento, el de la excepcionalidad por déficit de personal, es el que utilizan desde la Consejería de Salud para justificar la medida.
Hasta 1995 no hacía falta que los médicos tuviesen una especialidad reconocida para trabajar en el Sistema Nacional de Salud, pero desde ese año sí. Una especialidad que cada profesional logra a través de su formación como médico interno residente (MIR). Sin embargo, varios decretos y una directiva europea vigente desde 1986 –que se adoptó definitivamente en España en 1995–, obligan a que cada galeno tenga su especialidad y que sólo pueda trabajar en ella, salvo que opte por la reespecialización recogida en el Real Decreto 639/2014, de 25 de julio.
Según las cifras oficiales del Servicio Andaluz de Salud (SAS), tres de cada cuatro médicos especialistas hospitalarios no podrían acogerse a este plan de la Junta para suplir con ellos los permisos vacacionales de los médicos de familia. Del total de 13.000 médicos especialistas que hay en el SAS, tan sólo 3.000 de ellos se formaron antes de 1995 y, por tanto, podrían trabajar en primaria porque la normativa estatal no les afecta.
La única excepción que autoriza la legislación es ante situaciones de extrema necesidad, como lo fue la pandemia, en la que los facultativos pudieron cambiar temporalmente de especialidad para reforzar las áreas más urgentes. Pero no en todos los casos. La Consejería de Salud entiende que la falta “endémica” de médicos en Andalucía –agudizada por el bajón asistencial de los meses de verano– es una de esas excepciones que justifica la ley: 479 médicos de familia se jubilarán este año.
Lo que promueve Salud es un plan para que cualquier médico de hospital (FEA) pueda trabajar en un centro de salud para cubrir huecos. Para ello, deberá hacerlo sólo en sus días de descanso y podrá cobrar como máximo 543 euros al día si hace dos módulos de cinco horas, aunque estos se consideran excepcionales y lo normal es hacer uno y percibir 271,45 euros.
Es una medida a la que los médicos se pueden acoger de forma voluntaria y que sigue la misma lógica de las continuidades asistenciales que ya hacen los profesionales de cabecera. Estas continuidades implican que un galeno pueda trabajar voluntariamente en horario de tarde.
Los sindicatos de la mesa sectorial no acaban de tener clara la legalidad del plan de la Junta puesto que existe normativa específica en contra y tampoco aplauden la medida porque pone en peligro la atención hospitalaria. Consideran que los médicos irán a aquellos lugares donde les paguen más y el Sindicato Médico entiende además que es un “agravio” para los médicos de cabecera porque los FEAs tienen mejores condiciones laborales y económicas y en este caso el plus que se les ofrece es el mismo que cobra un galeno de cabecera en días festivos (54,29 euros la hora).
Se trata por lo tanto de otro conflicto entre los sindicatos y la Consejería de Salud en su visión de llegar al mismo lugar: resolver el déficit de plantilla del SAS y reducir el colapso asistencial, que sobre todo se vive en los centros de salud. Para lograrlo, desde hace año existe un pacto por la atención primaria que no acaba de desarrollarse y Satse, CSIF, CCOO y UGT acusan a la consejera de Salud, Catalina García, de no estar abordándolo.
Por ello, hace menos de un mes protagonizaron una huelga de tres horas para poner en el foco la falta de recursos humanos que existe en los ambulatorios andaluces. Insisten en que hay que mejorar las condiciones laborales y las retribuciones de los sanitarios, sobre todo para que no haya una fuga de talento. Pero García entiende que el problema está en que no hay MIR suficientes y que el Ministerio de Sanidad tiene topada su formación.
Con ese argumento, Salud ha aprovechado para retorcer la normativa y hacer que los MIR que acababan su formación en septiembre trabajen ya de forma regular este verano. Lo ha hecho a través de las conocidas como “rotaciones externas”, que es el método por el que un MIR cambia de centro para seguir formándose. Sin embargo, en el último año de MIR no se hacen esas rotaciones con el objetivo de que los futuros médicos se adapten definitivamente a especialidad que harán.
Aunque desde el Ministerio de Sanidad advierten de que no se puede cambiar la formación de un MIR para que trabajen antes de hacerlo, la consejera ha puesto 600 plazas –300 de primaria y 300 de hospital– que los residentes las cojan y reducir el déficit de plantilla que se agrava en verano por las bajas y las vacaciones. Pese a que la última oferta finalizó el 9 de julio, la Consejería dice no tener aún los datos completos de cuántos MIR han aceptado este trabajo.
No obstante, según los datos recogidos por este medio entre un grupo de MIR de Granada, las ofertas aceptadas han sido muy pocas en comparación con las que había. En parte, según denuncian, porque no se les ha informado, temen qué será de ellos cuando acaben esta situación de excepcionalidad y aseguran sentirse presionados para firmar.
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