El PP se encomienda al tirón de Moreno para ganar las europeas en Andalucía por primera vez en la historia

Daniel Cela

Sevilla —

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Las elecciones europeas del 9 de junio vuelven a reactivar la maquinaria de campaña de los partidos en Andalucía, tras las autonómicas de 2022 y las generales y municipales de 2023. El PP ganó ampliamente en todas ellas, consolidando el poder de la derecha en todas las instituciones importantes -la Junta, seis de las ocho diputaciones provinciales y las principales capitales- y el liderazgo de Juan Manuel Moreno.

Los comicios al Parlamento europeo son circunscripción única, pero la lectura política se mide territorio a territorio en clave nacional. A Moreno, imbatible en las urnas desde que conquistó su mayoría absoluta en junio de 2022, le reclama Alberto Núñez Feijóo y el equipo de campaña del PP a las europeas -encabezado por Dolors Monserrat- para hacer campaña en otros territorios.

Pero los populares andaluces tienen en su propio fuero una cuesta empinada que amenaza con romper la racha de Moreno. Nunca han ganado unas elecciones europeas en Andalucía, en ninguna de las ocho convocatorias anteriores [la primera en 1987]. Ni siquiera cuando el PP ha sido la fuerza más votada en el conjunto de España para el Parlamento europeo.

“Las próximas elecciones son las más difíciles para el PP en Andalucía”, admiten fuentes de la dirección del partido, que confían en la robustez de su líder para romper esa tendencia de derrotas y hacer historia. Moreno incluso ha modificado su Gobierno, sacando a la hasta ahora consejera de Agricultura y Pesca, Carmen Crespo, para integrarla en la candidatura a las europeas, confiando así atraer votantes en el campo andaluz, que ha lidiado con ella en muchos escenarios (incluida las protestas contra el Gobierno de España por cómo negoció las ayudas de la última Política Agraria Común -PAC).

El análisis que hacen hacia adentro, no obstante, no es prometedor. El votante de centroderecha en Andalucía no se siente interpelado por los comicios al Parlamento europeo, a diferencia del centroizquierda, mucho más movilizado. La abstención es amplia en ambos casos -más aún este año, que no coinciden con otras elecciones como ha sucedido en anteriores convocatorias.

Pero eso ocurre en toda España, lo que es exclusivo de Andalucía es el desequilibrio brutal entre el voto conservador y el progresista. Este escalón no se repite en otras comunidades, al menos no tan pronunciado.

No es casual, por tanto, que el equipo de Teresa Ribera, cabeza de lista del PSOE en las europeas, eligiera este miércoles Sevilla para presentar su candidatura y lanzarse a la precampaña con un duro plebiscito: socialdemocracia frente a ultraderecha. Andalucía es la región con más votantes de España -6,5 millones-, pero es, sobre todo, donde los socialistas tienen mayor ventaja respecto a los populares, un escalón clave para los próximos comicios europeos.

El cambio de ciclo político en Andalucía, que promociona a diario el PP regional, arrancó con la presidencia de Moreno a principios de 2019. Aquel año hubo elecciones europeas seis meses después de que el PSOE andaluz fuera desalojado del Palacio de San Telmo tras 37 años en el poder, gracias a un pacto entre populares, Ciudadanos y Vox.

Los andaluces votaron después de aquel tsunami en las europeas del 26 de mayo, con una participación cuatro puntos superior que en las autonómicas (60%), y los socialistas levantaron la cabeza, logrando una ventaja de casi el doble de votos sobre el PP. El PSOE obtuvo el 40,5% del escrutinio -1,5 millones de papeletas y ocho puntos más que su resultado en el conjunto de España (32,8%)-, mientras los populares se quedaron con un 22,2% del censo, en torno a 848.000.

Este dato es casi calcado del que arrojaron las urnas en las autonómicas de 2022 que dieron la mayoría absoluta a Moreno. Calcado, pero invertido, porque entonces el PP rebasó los 1,5 millones de votos, y el PSOE se quedó con 883.000, con una participación del 58,3%.

En las últimas generales, adelantadas por Pedro Sánchez al pasado 23 de julio, los populares volvieron a ser primera fuerza en Andalucía con un resultado similar -1,59 millones de votos (36,4%)-, pero los socialistas acortaron distancia, logrando 1,46 millones de papeletas (33,4%).

La precampaña de las europeas ha empezado ya este jueves en el Parlamento andaluz. Durante la sesión de control, Vox ha arremetido contra Moreno agitando el mismo binomio que usó en las autonómicas y las generales: el partido ultraconservador defiende la “soberanía alimentaria” de España frente al desarrollo sostenible que abanderan tanto los socialdemócratas como los conservadores (con matices).

PP y PSOE suscriben la agenda 2030 de Naciones Unidas, que recopila los retos mediambientales y socioeconómicos del planeta, y también defienden la sostenibilidad y la agenda verde. Difieren en que los progresistas piden acelerar los cambios y los conservadores no ir tan rápido. En ese debate, crucial en las próximas elecciones europeas, se polarizan muchos votos. También ocurrió en las andaluzas, sin embargo, no parece que esta vez sea un motivo de agitación del electorado de centroderecha en Andalucá.

Ni siquiera el peso que la Política Agraria Común (PAC) tiene en la economía regional, donde el sector agroalimentario representa un 15% del PIB, ha cambiado esa tendencia que preocupa en el equipo de Moreno. A pesar de que la voz de los agricultores y ganaderos han jugado un papel fundamental en las últimas elecciones andaluzas, en las que PP y Vox libraron un pulso a cara de perro por imponerse en el interior rural.

Un capítulo aparte, pero significativo en este debate, fue la polémica proposición de ley que firmaron ambas formaciones para amnistiar regadíos ilegales junto a Doñana. Una iniciativa que provocó la reacción alarmada de la Comisión Europea, la Unesco, la comunidad científica y el propio Gobierno de España, que intercedió para frenarla.

La vicepresidenta y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, suscribió un pacto con Moreno acompañado de 350 millones de euros de inversión extra para la comarca onubense a cambio de que el presidente andaluz suspendiese la ley.

Ribera hizo mención de este acuerdo en su primer acto de campaña, este miércoles en Sevilla, confiada en que su gestión en esta pugna política en torno a Doñana sea un aval para captar votos en Andalucía y parte de España. No ocurrió así en las últimas municipales, donde ese pulso de Moreno manteniendo la ley de regadíos hasta el último momento -entonces aún no la había retirado- fue respondido en las urnas con un apoyo inédito al PP, que conquistó por primera vez la Diputación de Huelva, gobernada por los socialistas desde 1977.