Susana Díaz perderá la condición de secretaria general del PSOE de Andalucía de forma temporal en cuanto formalice su candidatura a las primarias a la Junta, convocadas por la ejecutiva federal para el próximo 13 de junio. El reglamento del partido, tras los estatutos del 39 congreso, introdujeron esta cláusula para “equiparar la igualdad de condiciones de los candidatos” en un proceso de primarias. Se trata, explican fuentes de la ejecutiva federal, “de evitar el aprovechamiento del cargo en beneficio propio” frente a su rival, en este caso, el alcalde de Sevilla, Juan Espadas.
Así lo especifica el artículo 241.2 del Reglamento Federal de Desarrollo de los Estatutos del PSOE: “Para una mayor imparcialidad en los procesos de primarias, los candidatos que ocupen puestos orgánicos, durante los procesos de primarias, quedarán suspendidos de su cargo, quedando delegadas automáticamente sus funciones en la persona u órgano que las normas prevean que lo sustituye en sus funciones temporalmente. Si no existe ninguna norma interna que regule la sustitución de funciones, la Comisión Ejecutiva correspondiente deberá adoptar un acuerdo expreso al respecto”.
Díaz hará oficial su candidatura en unos días. El próximo 29 de mayo, tras el recuento y validación de avales, será proclamada candidata de forma oficial, y desde ese momento sus atribuciones de autoridad orgánica “quedarán suspendidas” y se le retirarán los medios con las que cuenta ahora como secretaria general. Por ejemplo, el acceso directo al censo de los 44.000 militantes del PSOE andaluz, una herramienta fundamental para rastrear el sentir de las bases de cara a las próximas primarias. El adelanto de este proceso interno, forzado por Ferraz, tiene algo que ver con esta nueva condición de los estatutos del partido, aseguran los críticos. Susana Díaz ha pasado los últimos dos meses recorriendo intensamente el mapa andaluz, pueblo a pueblo, reuniéndose con alcaldes, concejales y cargos intermedios de múltiples agrupaciones socialistas -más de un centenar de municipios visitados, a ritmo de cuatro o cinco al día- siempre en calidad de secretaria general.
Los críticos no han dudado en acusarla de usar los recursos del partido, el coche y la información privilegiada, para adelantar su propia campaña de tanteo y recogida de apoyos de unas primarias que, ella misma, insistía en no convocar hasta el congreso regional de diciembre. La ejecutiva andaluza ha encajado muy mal esta denuncia “infundada”, acusa a los críticos de “deslealtad” al partido y de “dañar la imagen del PSOE andaluz”. Es la misma denuncia que verbalizó Díaz el jueves, al admitir a regañadientes el adelanto de las primarias, empujada por los secretarios provinciales más díscolos, alcaldes, agrupaciones locales y finalmente la ejecutiva federal, que 24 horas después del fracaso electoral de Madrid la llamó para anunciarle que precipitaría la contienda interna.
El timón de la ejecutiva andaluza queda ahora en manos del secretario de Organización, Juan Cornejo, una persona de la máxima confianza de Díaz, y que será quien pilote el proceso de primarias preservando la igualdad de oportunidades para ambos candidatos (disponibilidad de la sede del partido, el censo, los recursos económicos para la campaña). La situación es similar también para Espadas, que ocupa la vicesecretaria general del PSOE de Sevilla, un puesto que queda en suspenso en cuanto se formalice su candidatura y hasta que culminen las primarias.
Las primarias están convocadas para el 13 de junio, y todo apunta a que habrá al menos tres candidaturas: Díaz, Espadas y una tercera vía, que podría encabezar Luis Ángel Hierro, de la plataforma crítica con el susanismo Andalucía Socialista. Si ninguno de los candidatos en liza rebasa el 50% -y algunas fuentes hablan de una disputa muy igualada entre Díaz y Espadas-, habría una segunda vuelta el día 21 de junio. Los críticos que arropan al alcalde de Sevilla descartan de plano este escenario, porque están convencidos de que van a arrollar a la ex presidenta andaluza. Parten de un suelo de votos entre la militancia muy alto, ese 37% que no apoyó a Díaz en las primarias de 2017 que perdió contra Pedro Sánchez. Entonces, con todo el respaldo del aparato y de la vieja guardia del partido a sus espaldas, vio cómo un renacido Sánchez se quedaba con el 31% de apoyos de la militancia andaluza -clave para su victoria en el conjunto de España- y otro 6% que obtuvo Patxi López en Andalucía.
Los susanistas advierten de que las cosas han cambiado y de que no se puede computar esos apoyos al adversario de la ex presidenta de la Junta. La última palabra la tendrán los 44.000 afiliados al PSOE andaluz en las primeras primarias en las que la influencia de las direcciones provinciales, regional y federal es menor que en el pasado. Ferraz ha garantizado que será neutral, igual que San Vicente, pero como telón de fondo subyace el eco de la última batalla entre sanchistas y susanistas. Está en juego el control de la mayor federación del partido, antaño la más musculada del país, y el futuro de los socialistas para arrebatar el Gobierno andaluz a PP y Ciudadanos.
Si los números que manejan los impulsores de Espadas son tan apabullantes, la duda que tienen es por qué Díaz, que tiene un conocimiento absoluto de las tripas orgánicas de su partido desde que era muy joven, ha decidido seguir adelante. La teoría más arriesgada es que, en caso de perder, mantendría el escaño y se quedaría en un segundo plano hasta las elecciones andaluzas. En caso de que Espadas fuera arrollado por el candidato del PP y presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno Bonilla (al que las encuestas internas le sitúan ya próximo a la mayoría absoluta), Díaz resurgiría con el aval de haber sido la última candidata socialista en ganar las elecciones andaluzas. Con ese relato, podría volver a disputar el poder orgánico y el cartel electoral a más largo plazo.
Fuentes próximas al alcalde de Sevilla señalan que las primarias dirimen entre la “continuidad y el fracaso 100% asegurado” que representa Susana Díaz -“nuestros militantes en la calle perciben que no pintamos nada en la política andaluza y que con ella no podemos volver a gobernar nunca”-, y “la renovación y el revulsivo que representa Espadas”. Fuentes próximas a la ex presidenta andaluza creen que el alcalde de Sevilla pinchará en el primer cara a cara con ella, si se organiza un debate de primarias, y que esto convencerá a los indecisos de que “la única que puede frenar a la derecha y la ultraderecha en Andalucía es Susana Díaz”.