La pandemia de la Covid-19 está remitiendo. Dos años después del primer confinamiento y de que el mundo cambiase para siempre, la sensación y los números permiten empezar a vislumbrar un futuro en el que el coronavirus sea un problema menor que quizá algún día acabe erradicado. Sin embargo, también abre una nueva realidad de la que alertan profesionales en diferentes ámbitos de la sanidad. En el caso de Andalucía, los colegios profesionales de psicología advierten de que va a haber un incremento de la presión asistencial en su campo tras la pandemia.
La Covid-19 provoca, de forma habitual, cuadros clínicos en los que el paciente ve una alteración de su salud mental ya sea a nivel psicopatológico o cognitivo. En el primero de los casos, se trata de aquellos problemas relacionados con la falta de sueño, la irritabilidad, la alteración de funciones ejecutivas o incluso la depresión. Por su parte, los daños cognitivos se presentan con fallos de la memoria o fatiga mental que, según los colegios profesionales, están afectando principalmente a la población femenina. Como la pandemia ha afectado en Andalucía más de 1,3 millones de personas, la lógica invita a pensar que un gran porcentaje de ellos necesita o necesitará a corto plazo atención en salud mental.
Esa es la premisa de la que parten el Colegio Oficial de la Psicología de Andalucía Oriental y su homólogo en Andalucía Occidental. Dado que la comunidad autónoma andaluza es la que menos profesionales de este campo tiene en todo el país, con 3,5 psicólogos clínicos por cada 100.000 habitantes, ambos colegios advierten del problema que se avecina. Sobre todo porque existe una “excesiva medicalización” en los tratamientos de salud mental, según explica Bartolomé Marín, vocal de neuropsicología en el Colegio Oficial de la Psicología de Andalucía Oriental.
Menos uso de fármacos
Un exceso de utilización de fármacos que obvia “otros tratamientos psicológicos que pueden ser más eficaces evitando la cronificación de los problemas”. Sin embargo, el panorama también es así porque no hay suficientes profesionales para atender a los pacientes aquejados de problemas en este ámbito. Un aspecto que no va a mejorar precisamente tras la pandemia de la Covid-19 por las secuelas mentales que ya está generando en una parte de las personas que se han contagiado de coronavirus, tal y como advierten los colegios profesionales.
“Va a haber un incremento en la presión asistencial de los servicios de salud mental en la sanidad pública andaluza”, dice Bartolomé Marín. Un problema que va a afectar al ya “elevado tiempo de espera para ser atendido en estos servicios”. Como faltan profesionales de la psicología en la sanidad andaluza, se está “impidiendo un abordaje sanitario adecuado desde la sanidad pública ya sea en atención primaria, salud mental o en equipos multidisciplinares liderados por neumología o neurología”.
Raquel Balmaseda, coordinadora del Área de Neuropsicología del Colegio Oficial de Psicología de Andalucía Occidental, pone cifras a estas necesidades: “Sabemos que alrededor de un 10% de las personas que se han contagiado por COVID-19, presentan el denominado COVID persistente que cursa habitualmente con alteraciones neurocognitivas”. Por lo tanto, añade, “la atención a estas personas hace necesaria la intervención tanto de psicólogos clínicos para valorar y tratar los aspectos psicológicos y emocionales como síntomas depresivos o ansiedad, como de neuropsicólogos clínicos para valorar y tratar los aspectos cognitivos”.
Más especialistas
“En los últimos años hemos asistido a la denuncia por parte de distintos colectivos e incluso de formaciones políticas de la escasez de recursos en salud mental y de psicólogos que existe en nuestro país”. Como es una carrera de fondo en la que los pacientes necesitan estar acompañados y no solo asistidos a través de fármacos, “las alteraciones psicológicas y del estado de ánimo que ha provocado la pandemia no ha hecho sino poner de manifiesto esta escasez”. Según Balmaseda, no solo hacen falta más psicólogos, sino más especialistas dentro de este campo.
“Psicólogos clínicos en salud mental, psicólogos infantiles para tratar a esta población y neuropsicólogos para evaluar y tratar las alteraciones cognitivas y neuropsicológicas derivadas de multitud de trastornos neurológicos que actualmente están desatendidos en los servicios de salud públicos”. A todo ello se suma “la necesidad de estos especialistas ante nuevas demandas, en este caso derivadas de esta nueva enfermedad que ha azotado a la población mundial”.
Bartolomé Marín del Colegio de Psicología de Andalucía Oriental insiste en que es especialmente “grave” la situación de la psicología en la sanidad pública de Andalucía. “Tenemos la tasa más baja de psicólogos clínicos si nos comparamos con el resto de comunidades autónomas, donde además la presencia de estos profesionales de la psicología dedicados a la valoración y diagnóstico de deterioro cognitivo es testimonial y presente solo en centros muy especializados y destinados a la valoración cognitiva en patologías neurológicas muy concretas”. En definitiva, “urge un plan de atención a las secuelas post-Covid19 y es necesario ponerse a trabajar ya”.