Psicólogos de la sanidad pública de Andalucía denuncian “presión asistencial” y “agendas saturadas”
La demora media para la primera consulta con un especialista en salud mental (de Psicólogía o de Psiquiatría) en Andalucía es de 70 días, según los datos oficiales de la Junta a junio de 2023. Es una cita de media hora que normalmente sirve para conocer al paciente, su situación personal, qué le ha llevado a pedir ayuda. etc. Un total de 22.726 pacientes esperan actualmente esa primera consulta, casi en su totalidad procedentes de atención primaria. Pero, ¿y después? María Muñoz, presidenta de la Sociedad de Especialistas en Psicología Clínica del Sistema Sanitario Público de Andalucía, apunta que “se hace realmente complicado llevar a cabo tratamiento psicológico empezando 3-4 meses después de la primera cita para diagnóstico, y con citas posteriores cada tres meses aproximadamente”.
La demora media para interconsultas hospitalarias (con pacientes derivados desde otra especialidad médica que no es atención primaria) se alarga hasta los 142 días, de acuerdo a las mismas cifras de la Consejería de Salud y de la Federación Salud Mental Andalucía, desde donde vienen denunciando los tiempos de atención. Pero, más allá de la lista de espera, la frecuencia y duración de las citas en Psicología, por ejemplo, suponen “un atentado contra la salud pública”, según denuncia a este periódico un psicólogo clínico del propio Servicio Andaluz de Salud (SAS), Ramón Muncharaz.
Su agenda ahora mismo va “por marzo” para citas de seguimiento, explica, cuando “las guías de práctica clínica recomiendan duraciones y frecuencias que están a años luz de lo posible con este nivel de presión asistencial dada la carencia de profesionales”. “Dado que la intervención psicológica se basa en el vínculo, en equivalencia, esta situación es como si a un cirujano le dieran un cuchillo de plástico para operar”, zanja.
El SAS presume de nuevos profesionales y plazas
“En salud mental el problema no es la lista de espera. El problema de salud mental es la presión asistencial, porque en otros ámbitos sanitarios la lista de espera es para que te atiendan y, una vez que te atiendan, pues las intervenciones son más o menos rápidas, en una o dos citas, si se trata de una intervención quirúrgica, por ejemplo. Pero en salud mental estamos hablando de múltiples sesiones, de que hace falta un seguimiento largo, con una frecuencia y, si tienes mucha presión asistencial enseguida se te satura la agenda de pacientes y eso genera mal seguimiento y, por tanto, mala praxis”, denuncia.
La plantilla global de profesionales asciende a casi 3.000 personas entre 152 centros de atención sanitaria. Fuentes oficiales del Servicio Andaluz de Salud destacan que “en tres años” la plantilla de profesionales dedicados a luchar contra los problemas de salud mental “ha crecido más de un 12%” con 318 “nuevos profesionales”.
Además, según el SAS, entre 2021 y 2023 las plazas de especialistas de área de Psicología Clínica en Atención Primaria han aumentado en 78 plazas nuevas. El Gobierno andaluz ha invertido más de 14 millones de euros en infraestructuras destinadas a la salud mental, destaca también el SAS, en lo que califica como “el primer plan de estas dimensiones que se ejecuta en Andalucía”.
Diagnóstico y tratamiento
Pese a las cifras de las que presume la Junta, otra psicóloga clínica del SAS, que prefiere mantenerse en el anonimato, asegura que en las agendas de estos profesionales “no hay huecos porque las agendas están saturadas por la forma de gestión, porque no se incrementa significativamente en personal ni en recursos”. “Tenemos los mismos centros de salud mental durante los últimos veinte años. Se aumenta la demanda y, con la misma gente, pues no se puede”, lamenta. Según añade esta fuente, en programas para pacientes graves “tienes que citarlo en un plazo de tres días o de una semana, y ya sólo con eso se llena la agenda, haciendo que se vayan demorando los temas digamos menos graves”.
Este testimonio coincide con su colega de profesión antes citado y añade que, aunque “es importante” el tema de las listas de espera de las primeras consultas, “en salud mental nos preocupa más el intervalo que hay entre consultas”. “Normalmente en la primera tampoco se resuelve nada, simplemente conoces al paciente. Eso es un indicador que tiene sentido, por ejemplo, para cirugías en las que te operan y finaliza el proceso, pero en salud mental la primera consulta supone el inicio en la mayoría de las veces, porque luego viene una segunda y una tercera consulta en la que se empieza a trabajar y hacer tratamiento”, explica.
“El verdadero problema es el intervalo entre las consultas psicológicas siguientes y el poco tiempo que duran esas consultas, solo media hora por paciente. En niños hay un poco más de tiempo, pero es insuficiente totalmente. El tema de las listas de espera nos preocupa, pero es un indicador que habla muy poco o nada de la calidad con la que luego tratamos a la gente”, comenta la psicóloga que trabaja en el SAS.
Retraso en citas sucesivas
Por su parte, María Muñoz, como hemos dicho presidenta de la Sociedad de Especialistas en Psicología Clínica del Sistema Sanitario Público de Andalucía, apunta que “algunos compañeros hemos propuesto en alguna ocasión reconocer que no se puede dar respuesta en plazo mientras no se aumenten los recursos, pero hay quien no quiere reconocerlo y lo que se plantea es ver más pacientes nuevos en menos tiempo, lo que provoca un retraso en las citas sucesivas”.
Como consecuencia de ello “aumenta la prescripción de fármacos, porque se hace realmente complicado llevar a cabo tratamiento psicológico empezando 3-4 meses después de la primera cita para diagnóstico, y con citas posteriores cada 3 meses aproximadamente”.
“Es muy importante poner de manifiesto la gran dificultad de dar respuesta a la necesidad de tratamiento psicológico con los recursos y la organización actual. Todo lleva a aumento de la prescripción farmacológica, a pesar de que una mayoría de los pacientes solicitan tratamiento psicológico (una parte combinado con fármaco y otra como tratamiento exclusivo)”, explica Muñoz, que hace hincapié en un aspecto “muy importante a resaltar y es el hecho de la enorme variabilidad que dentro de nuestra misma comunidad autónoma existe a la hora de ofertar la atención psicológica a la población”.
En cuanto a los recursos, en cuanto a cómo se accede a esas consultas, Muñoz considera que “hoy por hoy me parece que difícilmente se podría justificar cómo estamos prestando servicios tan diversos, tan variables a la población, siendo el mismo Servicio Andaluz de Salud y existiendo un único programa de salud mental”.
Según el testimonio del psicólogo del SAS citado al principio, “hay un interés en boicotear lo público que comienza desde la no creación de las suficientes plazas de formación especializada PIR hasta la financiación del seguimiento psicológico privado propuesto recientemente, lo cual no garantiza un seguimiento de salud mental con los estándares requeridos en la pública respecto a la formación de los psicólogos como especialistas en psicología clínica vía PIR”.
2