El PSOE andaluz lucha contra el marco mental que se ha asentado de que la victoria del PP el próximo 19 de junio es poco menos que inevitable, y para ello (y para activar a su tropa) está alimentando la idea de que queda mucho partido por jugar. Y se agarra a lo que su candidato, Juan Espadas, ha bautizado como el “efecto marea creciente”, que vendría a ser como una ola de optimismo a la que se han apuntado los socialistas y que habría empezado a tomar forma en Almería, tradicional territorio comanche refractario a sus intereses.
La jugada tendría tres fases, la última de ellas el mitin de Pedro Sánchez el pasado domingo en Cuevas del Almanzora, que vino a ser un aldabonazo para el orgullo de los socialistas. Desde ahí, dice Espadas, la cosa va para arriba para los suyos. Antes, en Roquetas de Mar surgió la chispa del “si votamos, ganamos”, frase de un militante que caló de tal manera en Espadas que acabó convirtiéndose en el lema oficial de la campaña socialista, desplazando a la que ya estaba prevista. Y entre este alfa y este omega, llegó la encuesta preelectoral del CIS, que de repente dibujó en el lejano oriente andaluz un panorama que al propio PSOE le ha sorprendido por positivo.
Hay que tener en cuenta, de todos modos, que los socialistas se agarran a esta encuesta para lo que les conviene, porque en general le han dado de lado porque dibuja poco menos que un paseo triunfal del PP en Andalucía con victoria en las ocho provincias. Y también que en Almería están curados de espanto, porque en las autonómicas de 2015 se esperaban un patinazo y la cosa les fue bien, mientras que en 2018 fue al revés y perdieron dos diputados para quedarse en tres.
Por lo menos, con los deberes hechos
Con tanto vaivén, en el PSOE almeriense tiran de pragmatismo: “A las ocho de la tarde del día 19 te diré cómo nos ha ido”, apuntan en el partido. “Esto siempre ha sido territorio comanche para nosotros y sigue siéndolo”, se admite, aunque señalan que al menos han hecho los deberes, primero cerrando heridas internas (por si no fue suficiente con las primarias entre Juan Espadas y Susana Díaz, hubo tres candidaturas a liderar el partido en la provincia), luego haciendo una integración más o menos aceptable para todas las partes y, por último, activando una campaña electoral que –reconocen– no tiene nada que ver con la tristeza y el mal ambiente de hace cuatro años.
La cosa está difícil, dicen, pero los socialistas almerienses se han puesto como objetivo ser la fuerza más votada el 19J, una puerta que les ha dejado medio abierta el CIS al darle al PSOE en esta provincia su mejor crecimiento en toda Andalucía y dejarlo cerca del PP. Los populares siguen siendo favoritos, de acuerdo, pero “lo están jugando todo a la baja participación” con una campaña anodina que en el partido del puño y la rosa suspiran con que al final juegue en su contra. Eso sí, insisten en el mensaje de que “hemos aprendido a ser prudentes” a base de tantas sorpresas, ya sean positivas o negativas.
A Espadas, por su parte, le toca alimentar el optimismo sin tapujos, de ahí que este jueves se sacase en Almería lo del “efecto marea creciente” que dice que percibe desde el mitin de Cuevas del Almanzora con Pedro Sánchez. Y repite una y otra vez que en serio que está convencido de ello, que no es una pose, que lo dice porque ve al partido “cohesionado, fuerte, unido y muy concentrado con este reto”.
Un PSOE “más caliente que nunca”
“El PSOE está más caliente que nunca”, llegó a decir horas antes en el mitin con el que cerró la jornada del miércoles en la localidad granadina de Albuñol. Y eso, asegura, provoca que a la derecha “le entre el canguelo cuando ve que llenamos los actos”, que es verdad que están muy animados y con la militancia galvanizada, pero que tampoco se puede esconder que son de formato reducido, nada de escenarios multitudinarios como se estilaba hace años.
La impresión conforme avanza la campaña es que Espadas parece encontrarse más cómodo y suelto en su papel, como si hubiese dado ya con el tono necesario para mantener viva esa impresión de que queda partido por disputar. “Las sensaciones no pueden ser mejores y hay muy buenas vibraciones”, apostilla el candidato, que insiste una y otra vez en que los socialistas “son los únicos en campaña electoral de verdad”. “Si esto va de tomárselo en serio e implicarse vamos a ganar por goleada”, pero como a la hora de la verdad esto no funciona así, se tiene que agarrar a otro símil futbolero, el de las estadísticas. “Por tiempo de control del balón vamos ganando con el 90% frente al 10%”, fruto de que a los rivales “los veo muy flojitos”.
Todo esto, claro, sirve para alimentar la moral de la tropa, aunque en paralelo los dirigentes socialistas juran y perjuran que en estas elecciones es posible ganar un diputado más por provincia, lo que estrecharía mucho la cosa con el PP. De hecho, martillean con la idea de que estamos ante un empate técnico que les hace pensar incluso en que no sería un disparate ganar el partido del 19J. Otra cosa, claro, es quién se lleva luego el campeonato de formar gobierno, pero eso ya es otra historia. Mientras tanto, tiran de optimismo y se aferran a ese “efecto marea creciente” que, a día de hoy, mantiene viva la frágil llama que alumbra al PSOE.