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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

PSOE y PP, los partidos más beneficiados por el sistema electoral en 30 años de elecciones andaluzas

La mayoría de encuestas predicen para las próximas elecciones andaluzas del 2-D otra victoria más del PSOE en Andalucía y un triple empate entre el Partido Popular, Adelante Andalucía y Ciudadanos.

Por primera vez desde 1994, solo habrá un partido que se distancie claramente del resto de formaciones y un escaño puede suponer la diferencia entre la posibilidad de formar o no poder formar Gobierno.

En esta situación, los efectos del sistema electoral andaluz en los resultados electorales pueden ser claves. Pero, ¿a quién ha beneficiado y perjudicado tradicionalmente el modelo electoral de las autonómicas en Andalucía?

eldiario.es ha analizado los datos históricos de las elecciones al Parlamento de Andalucía para comprobar cuáles han sido los partidos más beneficiados por la ley electoral autonómica y qué nivel de distorsión existe entre resultados y escaños.

¿Qué consecuencias tienen estas distorsiones? Que a veces se pueden crear mayorías parlamentarias que no existen en los votos. En las últimas elecciones de 2015, la distorsión entre votos y escaños fue clave para la formación de Gobierno en Andalucía: PSOE y Ciudadanos obtuvieron el 45% de los votos y sumaron el 51% de los escaños.

Si se repartieran los 109 escaños en una única circunscripción, tanto con barreras electorales como sin ellas, PSOE y Ciudadanos no hubieran conseguido alcanzar la mayoría absoluta para formar Gobierno, según cálculos realizados por eldiario.es. Los socialistas hubieran sido los principales perjudicados con un cambio de sistema, perdiendo hasta 6 escaños respecto a su resultado final.

¿Por qué la ley electoral andaluza favorece a unos partidos y perjudica a otros? El sistema electoral que se utiliza en Andalucía es prácticamente el mismo que se utiliza a nivel nacional. La circunscripción es la provincia, los escaños se reparten siguiendo la fórmula d'Hondt y no se tienen en cuenta a las candidaturas que hubieran obtenido al menos el 3% de los votos en la circunscripción correspondiente.

Por un lado, la fórmula de d'Hondt para hacer el reparto de escaños tiende a favorecer a los partidos más votados en la asignación de asientos parlamentarios frente a otros sistemas similares como Sainte-Laguë, como demostró la propuesta electoral de Unidos Podemos.

La barrera electoral del 3%, sin embargo, apenas tiene efectos en Andalucía, ya que el reducido número de escaños por provincia crea ese obstáculo de facto en cada circunscripción.

La razón principal de esta distorsión está en la distribución del número de escaños por provincia, al igual que pasa en otras comunidades como Catalunya. El Parlamento de Andalucía está formado por 109 diputados y a cada provincia le corresponden un mínimo de ocho escaños. El resto se reparten por criterios de población.

Ese mínimo hace que existan provincias en las que cada diputado elegido representa a una media de 108.000 personas (Sevilla) y otras que cada uno representan a 47.000 personas (Huelva).

Como cada provincia tiene garantizados ocho diputados sin tener en cuenta el número de habitantes, la desproporción entre habitantes y escaños se ha mantenido a lo largo de todas las elecciones andaluzas. Una distancia que distingue a las provincias sobrerrepresentadas (menos proporción de habitantes que escaños) y las infrarrepresentadas (más población que escaños).

En Sevilla, la proporción de escaños ha estado siempre seis puntos por debajo del porcentaje de población que representa la provincia sobre toda Andalucía. Junto a ella, Málaga y Cádiz son las otras circunscripciones infrarrepresentadas en el mapa autonómico andaluz.

Esta distorsión a favor de las regiones menos pobladas se repite en prácticamente todos los sistemas electorales en España y sirven para garantizar que determinadas áreas menos pobladas tengan representación parlamentaria y que las políticas públicas no se concentren exclusivamente en las grandes urbes y con muchos habitantes.

Otra de las particularidades del sistema electoral andaluz es que se eligen pocos diputados. A pesar de ser la comunidad autónoma más poblada de España, el Parlamento de Andalucía tiene menos asientos que la Asamblea de Madrid o el de Catalunya.

En una comparación del número de habitantes que representa cada diputado, el andaluz es el parlamento regional menos representativo de todas las comunidades autónomas. Eligen a un representante por cada 77.000 habitantes, frente a los 29.000 por cada diputado en País Vasco o los 19.000 en Aragón.