Cuando faltan poco más de 24 horas para que se cumpla el plazo límite para conseguir los 6.860 avales necesarios para optar a la candidatura del PSOE-A a las próximas elecciones autonómicas, pocos dudan ya de que sólo habrá una aspirante. La consejera de Presidencia e Igualdad, Susana Díaz, favorita desde el principio y apuesta del actual secretario general José Antonio Griñán tras su decisión de abrir este proceso para designar a la persona que aspirará a presidir la Junta de Andalucía, tiene ya el aval de más de la mitad de la militancia (conformada por 45.733 socialistas con derecho a voto); es decir, superaría los 20.000 avales. Sólo en Sevilla, la candidata oficialista ha conseguido unos 6.000 avales, según confirman desde su entorno, aunque ella se empeñaba hasta este mismo lunes en manifestar que no lleva la cuenta.
“No lo sé, porque son muchos los compañeros y compañeras que están recogiendo”, decía en un acto con mujeres en Jaén tras haber recorrido desde el inicio de la campaña más de 5.800 kilómetros. “El pulso que estoy percibiendo es muy bueno, es muy positivo. La acogida, el calor y el cariño con el que me están recibiendo es bueno, sobre todo porque creo que lo están viviendo como un proyecto colectivo”, insistía, incluyendo en su discurso palabras tan de moda en la contestación social como “gran marea”, para describir sus apoyos.
Y Susana Díaz, una vez más, evitaba entrar en la polémica sobre qué clase de primarias son si al final no hay dónde elegir. “Será la voluntad de los hombres y mujeres de este partido la que decida la duración de las primarias. Y aquellos que decidan comprometerse con uno, con otro o con los tres, serán los que decidan si el proceso será más corto o más largo”, aseveraba.
Sus oponentes más directos, el consejero de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente, Luis Planas, y el alcalde de Juan (Granada), José Antonio Rodríguez, continúan estas últimas horas la carrera con igual desánimo. Para el primero, es ya una cuestión de estoicismo, empujado según varias fuentes del partido por el secretario general del partido Alfredo Pérez Rubalcaba y el expresidente Manuel Chaves en su intención de influir en el proceso. Porque desde el apodo de marca blanca de Susana Díaz que tuvo que aguantar en las primeras horas de su anuncio al de topo de Madrid, poco después, Luis Planas ha ido desinflando sus expectativas. También este lunes, en Cádiz, aunque confesaba sentirse “más reafirmado que el primer día”, acababa lanzando un agradecimiento que sonaba a “lo importante es participar y haberlo intentando”. Y de hecho, concluía sus declaraciones ante los medios de comunicación manifestando su deseo de que “este proceso de participación, debate y trabajo útil y efectivo de todos los militantes del partido pueda conducir a elegir al mejor candidato a la presidencia”.
En su entorno, donde ha metido a algunos militantes del sector crítico, insisten en que llegará hasta el final y que no va a tirar la toalla. Pero a estas alturas apenas tiene reunido un 70% de los avales necesarios y el tiempo corre para llegar a las 20.00 del 17 de julio, la hora tope. Hay dentro del partido quien le achaca que dio el paso adelante sin haber primero preguntado. “Llegó puesto desde Madrid y sin ni siquiera haber tanteado el terreno para ver qué podía conseguir, y si era el hombre que se convertiría en la figura de consenso”, subrayaba un socialista. O al menos, si era hombre capaz de aglutinar a los descontentos y contrarrestar la maquinaria de la ya todopoderosa Susana Díaz, de la que también dicen que se arriesga a tener más avales que votos (si al final hay urnas). El aval va firmado. El voto es secreto.
Frente a estos dos consejeros, el alcalde de Jun, que sigue resistiendo a golpe de twit, y que incluso ha intentado tumbar el proceso por la vía judicialincluso ha intentado tumbar el proceso por la vía judicial al entender que no era justo que no se admitan los avales que ha recibido por Internet. Sigue haciendo gala de su transparencia y es el único que revela abiertamente cuántos avales lleva: esta mañana le faltaban, según él, apenas 780. Sin contar los que pierda cuando sean sometidos a la depuración (si un mismo militante ha firmado por dos, por los motivos que sean, se invalida su apoyo, lo cual perjudica al que menos tenga).
Si Luis Planas tiene todavía que reunir unos 2.000 avales, y José Antonio Rodríguez otro millar (porque no puede quedarse justo en los 6.860 y arriesgarse a los avales nulos), suman unas 3.000 firmas para recoger en 24 horas. O sea, 125 a la hora. Una labor “titánica” como más de una vez ha dicho el consejero Luis Planas durante el proceso.
Del militante de Torrox Marco Antonio Encinas, que decidió sumarse a las primarias cuando llevaba una semana abierto el proceso, ya nadie se acuerda. Ha sido la nota de color, y algunos maliciosamente comentan que incluso lo han empujado para demostrar que en el PSOE todos parten en igualdad de condiciones y tienen el mismo derecho a soñar con llegar algún día a ser presidentes de Andalucía. “El aval es un vasalleje”, critica, al tiempo que lamenta la falta de alguna palabra de aliento desde la dirección regional, mientras que en las agrupaciones locales sí ha encontrado mucho calor, lo cual agradece. No sabe por cuántas firmas va: “No pasan por mí, no tengo infraestructura para recogerlos, pero algunos avales sí van llegando y eso es una gran satisfacción”.
Del 22 al 28 de julio está prevista la semana de información interna, en la que cada candidato vendería su proyecto, pero con solo uno para elegir, pierde su sentido. “Pero las primarias se acaban el 22 de julio, y no llegan al 29, porque no habrá alternativas”, comentaba este lunes un representante del sector crítico en referencia a la fecha fijada para la votación. El vicesecretario general del partido, Mario Jiménez, insiste en que las primarias son tales aunque no haya votación, porque esto va por fases y la primera es la del aval y luego el voto. Siguiendo su paralelismo, la competición parece que se va a quedar en las eliminatorias y no habrá una gran final.