El conocido como pacto de los botellines selló, en 2016, la unión de Podemos e Izquierda Unida en Unidos Podemos –desde 2019, Unidas Podemos–, la coalición en la que se han presentado desde entonces a las sucesivas elecciones generales. Desde hace meses, sin embargo, la relación entre las direcciones de ambos partidos ha ido deteriorándose, según reconocen las dos partes, por diferencias de criterio –recientemente, sobre el papel de España ante la guerra de Ucrania– y problemas de comunicación en el seno del Gobierno de coalición que comparten con el PSOE. Todo ello pese a que la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz –que milita en el PCE–, está a punto de poner en marcha el proceso para configurar una nueva candidatura que aúne a todas las sensibilidades a la izquierda del socialismo y, por tanto, también a Podemos e IU.
Ese deterioro de las relaciones se ha agravado en los últimos días por la difícil negociación de la lista conjunta para las elecciones andaluzas del 19 de junio. El acuerdo logró cerrarse in extremis, apenas unos minutos antes de que acabara el plazo para inscribir coaliciones, en la medianoche del viernes. Desde entonces, a lo largo de todo el fin de semana, desde ambas partes se han aireado, principalmente en conversaciones privadas con periodistas, todos los reproches y desconfianzas que marcaron la negociación, que se desbloqueó en el último minuto por la mediación del equipo de Yolanda Díaz. Las dos se responsabilizan ahora del error que supuso que a la hora de inscribir en el registro la coalición Por Andalucía no se incluyera la firma de Podemos, pese a haber cerrado un pacto político solo unos minutos antes.
La candidatura conjunta que se inscribió a las 23.57 horas –tres minutos antes de que expirara el plazo legal– está integrada por cuatro de los seis partidos implicados: IU, Más País, Equo e Iniciativa del Pueblo Andaluz. Podemos y Alianza Verde quedaron fuera, aunque, oficialmente, el partido que dirige la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, asegura que prevalece su acuerdo político con IU, y que la ausencia de su firma en el registro es “un escollo administrativo” que tratarán de solventar con el recurso ante la Junta Electoral para lograr su ingreso.
Pasadas las 00.00 horas, Podemos decidió presentar por vía telemática dos solicitudes para inscribir la coalición de seis partidos. Era un gesto “simbólico”, dicen, para demostrar su voluntad de acuerdo, aunque sabían que sería desestimada por la Junta Electoral por entrar en el registro fuera de plazo. Así fue, el órgano competente las rechazó: una tenía hora de registro a las 0.14 y otra a las 1.07 horas.
Públicamente desde IU también restan importancia a la ausencia de Podemos y señalan que lo fundamental es que se logró un pacto político. En privado, sin embargo, las dos partes discrepan en el relato de lo ocurrido y cargan las culpas en su compañero de coalición.
Todo se decidió en la última media hora
Fuentes de Podemos sostienen ahora que es IU quien debe encargarse de subsanar el error, garantizando la presencia del partido de Belarra en la candidatura. Desde IU, en cambio, intentan hacer ver que ha sido la estrategia de negociación de Podemos la que ha generado el actual embrollo jurídico.
El partido que dirige el ministro de Consumo, Alberto Garzón, lamenta que su socio tratara de retrasar el acuerdo hasta el último momento, intentando además imponer a su candidato, Juan Antonio Delgado, frente a la finalmente elegida, Inmaculada Nieto, de IU –el partido de la alianza con mayor implantación institucional en Andalucía–, que era la que, según la formación, generaba consenso entre el resto de los partidos de la coalición. Las fuentes de IU consultadas por este diario aseguran que ningún interlocutor de Podemos les cogió el teléfono hasta las 23.30 del viernes, es decir, media hora antes de que culminara el plazo para registrar la alianza.
Fue entonces cuando recibieron una propuesta del equipo de Yolanda Díaz, que había sido aceptada por Podemos, y que suponía la renuncia a su candidato a cambio de incrementar considerablemente el peso del partido en las listas electorales. Pero Podemos no tenía entonces a ningún representante físicamente en el registro y, según las fuentes de IU, el de Belarra se había negado durante la última semana a facilitar al resto de partidos sus firmas y documentos para que, llegado el caso de cerrar el acuerdo, se pudiera inscribir la coalición con toda la documentación necesaria. Con todo, se acercaban las doce de la noche del viernes y, ante la ausencia de representación de Podemos que pudiera firmar en el registro, se tuvo que inscribir la coalición sin incluir el nombre del partido.
El resto de partidos sospechan que Podemos no contaba con que finalmente se aceptara la propuesta del equipo de Díaz que desbloqueó la negociación y que, por eso, al borde de que finalizara el plazo de inscripción, el acuerdo les pilló de sorpresa y no tuvieron margen para hacer llegar sus firmas. Varias fuentes de esas otras formaciones políticas que integran Por Andalucía llegan a sostener que Podemos nunca quiso cerrar el acuerdo, un aspecto que niega tajantemente la dirección de Belarra, que precisamente sostiene que fue Podemos quien renunció a un candidato elegido en primarias, el suyo, Juan Antonio Delgado, en pro de la candidatura conjunta. Desde IU señalan que el problema para Podemos es que estuviera incluido Más País. Todo por las consecuencias que esa alianza podría tener a nivel estatal, donde ambos partidos tratan de conservar su independencia tras el cisma que supuso en Podemos la salida de Íñigo Errejón y la fundación de su propia formación política, en 2019.
Críticas al control de Podemos desde Madrid y reproches a las ofertas de IU
Estas fuerzas de la candidatura realizan además duros reproches a la dirección de Ione Belarra –aunque a la cabeza de la negociación estuvo la secretaria de Organización, Lilith Verstrynge– por intentar tutelar la negociación desde Madrid, sin dar margen, según ellas, a la dirección andaluza que encabeza Martina Velarde.
Podemos, por su parte, responsabilizó durante los últimos días de la negociación a IU de plantearle propuestas que, según el partido, minusvaloraban su presencia en la coalición, tanto en los puestos de salida como en los órganos parlamentarios y se imponía a la candidata, mientras le obligaban a aportar la mayor parte de los recursos económicos para la campaña. Desde el partido de Belarra aseguraron que les pedían que llegaran al 80% del total. Eso es lo que, según Podemos, bloqueó la negociación y le hizo mantener la exigencia de que el candidato a la Presidencia de la Junta fuera uno de los suyos, Juan Antonio Delgado, elegido en primarias.
Aunque oficialmente tanto IU como Podemos dicen ver con optimismo que finalmente se llegara a un acuerdo, el clima de desconfianza generado durante la negociación amenaza con desestabilizar aún más la relación entre ambos partidos no solo en Andalucía sino también en el conjunto del Estado. Y eso que el equipo de Yolanda Díaz considera que lo sucedido en Andalucía allana el camino al proyecto de la vicepresidenta segunda de cara a la formación de una candidatura única para las próximas generales con la unión de todos los partidos de esa izquierda, abriéndola incluso a otras sensibilidades más transversales, aunque su pretensión es conformar un espacio “mucho más amplio” y “transversal” en el que no tengan tanto protagonismo los partidos, como ha ocurrido en la negociación andaluza, sino que todo pivote en la “escucha” a la ciudadanía y a distintas organizaciones sociales.
Pero precisamente el jueves, día en el que Díaz viajó a Sevilla para encontrarse con todos los representantes de los partidos que se sitúan a la izquierda del PSOE, con los que se fotografió en la Feria de Abril, se produjo una escena que evidenció las malas relaciones entre Podemos e IU, también en Andalucía. Testigos presenciales explican cómo, en medio del ferial, el coordinador general de IU en Andalucía, Toni Valero, y la secretaria de Acción Institucional y Municipalismo de Podemos Andalucía, Alejandra Durán, mantuvieron una acalorada discusión a gritos con duros reproches sobre la negociación de la candidatura conjunta. También participaron en la trifulca la líder andaluza de Podemos, Martina Velarde, y Ernesto Alba, del PCE.