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Queipo de Llano y las elecciones en la Macarena: ¿“hermano mayor honorario” o “general genocida”?

Fotomontaje con la portada del último boletín de la Fundación Nacional Francisco Franco y la tumba de Queipo de Llano en La Macarena.

Javier Ramajo

La Hermandad de la Macarena de Sevilla celebra elecciones el próximo 12 de noviembre. Hay dos candidatos a hermano mayor: Santiago Álvarez y José Antonio Fernández. Ambos se han pronunciado respecto a qué hacer con los restos de Gonzalo Queipo de Llano que se encuentran enterrados en su basílica. El Ayuntamiento lo definió el año pasado como “general genocida” pero los aspirantes a tener que mover ficha sobre esta cuestión se refieren a él como “hermano mayor honorario” o aluden a su condición de “macareno”. Ambos abogan por cumplir la ley pero defienden que en su momento se le despojó de las distinciones militares. “Allí hay enterrada una persona”, indica uno de ellos.

El Consistorio hispalense aprobó en julio de 2016 una moción que, en uno de sus puntos, decía: “Nuestro repudio al general genocida Queipo de Llano, que ordenó fusilar a cientos de ciudadanos junto a la muralla de la Macarena, y nuestro rechazo más absoluto a que los restos de este militar golpista continúen enterrados en la Basílica de la Macarena, al constituir esto una clara ofensa para los familiares de las víctimas del franquismo y para el conjunto de los y las demócratas”. La moción fue aprobada de forma unánime en todos los puntos menos en este relativo a sacar de la basílica de la Macarena los restos de Queipo de Llano. Ciudadanos se abstuvo y el PP votó en contra.

A ese respecto, el candidato José Antonio Fernández Cabrero ha dicho en declaraciones al programa 'Cruz de guía', de Radio Sevilla de la Cadena SER, que “lo primero es cumplir la ley” y “lo segundo es exigir que la ley se cumpla en el contexto que la ley establece”. “Díganme cómo y, sobre todo, con el dictamen jurídico” que tiene encargado la Hermandad, apuntaba. “Se aprobó por unanimidad en el Ayuntamiento de Sevilla pero a la hora de aplicarse hubo dos partidos que se abstuvieron. ¿Cómo es esto? Y le dejan ustedes el problema a la Hermandad de la Macarena”, se pregunta este candidato.

“Somos una basílica, damos culto público, pero ¿dar culto público en la basílica es un espacio público como puede ser el Nervión Plaza o una fiesta en la Alameda? No. Entonces, habrá que matizar esas cosas. Segundo, vamos a ver qué dice la familia de Queipo de Llano. Tercero, ¿qué vestigios quedan allí de que esté enterrado un militar? Ninguno. Allí hay enterrada una persona. Y por último, tendremos que ver qué me dice en este campo la autoridad eclasiástica, tengo que contar con ella”, añade al respecto.

Sobre este aspecto concreto, dice el artículo 32.4 de la Ley de Memoria Histórica y Democrática de Andalucía aprobada en marzo de este año que “cuando los elementos contrarios a la Memoria Democrática estén colocados en edificios de carácter privado con proyección a un espacio o uso público, las personas propietarias de los mismos deberán retirarlos o eliminarlos”.

Este candidato indicó por último que “tenemos unos 14.000 hermanos y está desde el que te dice 'hay que sacar a Queipo', el que te dice 'Queipo no se mueve de ahí', hasta el que te dice' deberás cumplir la ley y estar en los tiempos actuales'.

Un columbario para todos los hermanos

Santiago Álvarez, también candidato a hermano mayor de la Macarena, considera en cambio que el asunto de los restos del militar no preocupan. “En el seno de la Hermandad apenas genera debate por no decir ninguno. En los últimos 30 cabildos, en los últimos 30 años, no recuerdo a nadie que se haya levantado para decir algo referente a esta cuestión. Evidentemente hay una cuestión externa a la hermandad que nos está obligando a replantear esta cuestión”, indica.

“Queipo de Llano está enterrado como macareno, como hermano mayor honorario que fue de la hermandad y lleva casi 70 años enterrado por los que nos precedían. En los últimos 15 ó 20 años se han ido retirando toda aquellas distinciones que adornaban esas lápidas y que hacían referencia a elementos extraños a su condición de hermano mayor. Ahora mismo solo figura entre las distinciones el escudo de la hermandad y el título de hermano mayor honorario”, explica a la emisora.

Álvarez recuerda que “hay un estudio solicitado a un gabinete jurídico para ver cómo le puede afectar”, detallando sobre ello que “las primeras indicaciones son que no afecta ni contradice nada que venga en una ley de memoria histórica, pero esperaremos a que venga el informe definitivo”.

“En cualquier caso es nuestra intención hacer un columbario, algo que también es demandado por los hermanos desde hace muchísimo tiempo, hacerlo en la propia basílica, porque la hermandad va a ir hacia arriba y necesitaremos unas instalaciones adecuadas al número de hermanos presentes y futuros”, anuncia.

“Será un columbario digno y amplio para recoger las cenizas de todos los hermanos, devotos y fieles que quieran permanecer en ella, y creo que sería el momento adecuado para que, sin distinción ninguna, todos los enterrados acualmente en la basílica vayan a compartir el mismo suelo con el resto de los hermanos”, detalló en referencia también a los restos mortales del general Queipo de Llano.

Criminal de guerra como “aseveración histórica”

Gonzalo Queipo de Llano y Sierra (Tordesillas, 5 de febrero de 1875 – Sevilla, 9 de marzo de 1951), de formación militar, participó en todas las conspiraciones del siglo XX español. A favor y contra el dictador Miguel Primo de Rivera, e igual en el caso de la monarquía de Alfonso XIII, acompañó a los generales Emilio Mola, José Sanjurjo y Franco en la ejecución de la trama rebelde contra el Gobierno de la Segunda República que propició con su fracaso la guerra civil.

“Queipo fue uno de los mayores criminales de guerra al servicio del golpe”, asevera el historiador Francisco Espinosa Maestre. “Queipo es, sin lugar a dudas, el gran responsable de la matanza que se llevó a cabo en Sevilla y en el territorio bajo su mando. Calificarlo de criminal de guerra es una aseveración histórica del máximo rigor, no un adjetivo”, resume el investigador José María García Márquez.

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