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ENTREVISTA

Antonio Muñoz: “Me avergüenza tener los barrios más desfavorecidos de España, ahí no haré política de avestruz”

Antonio Muñoz, apoyado en el balcón principal del ayuntamiento en la Plaza Nueva.

Antonio Morente / Lucrecia Hevia

12 de febrero de 2022 21:03 h

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El despacho de Antonio Muñoz todavía está tal y como lo dejó su predecesor, Juan Espadas, aunque ya empieza a hacer planes para personalizarlo. El nuevo regidor hispalense, que no lleva ni mes y medio en el cargo, repite varias veces a lo largo de la entrevista que “hay que ser más ambiciosos porque Sevilla puede dar mucho más de sí y jugar en otra liga”. Reniega de la “autocomplacencia” de la ciudad, le preocupa el crecimiento de la ultraderecha tanto en el contexto local como europeo y arremete contra el cartel de “arboricida” que le han colgado al Gobierno local. Como delegado municipal, llevó durante seis años los temas urbanísticos, culturales y turísticos, sobre los que habla una y otra vez. Y para 2023, lo tiene claro: “No es prepotencia, pero no concibo otro alcalde que no sea yo”.

Cuando se estrenó como delegado en el Gobierno municipal en 2015 aseguró que iba a ser valiente. ¿Esa filosofía la va a aplicar como alcalde?

Totalmente. Con independencia de ser teniente de alcalde, alcalde u otro cargo en la administración pública, no concibo la gestión pública sin asumir riesgos para cambiar la realidad que haya que modificar. Yo no sirvo para permanecer impasible, cruzado de brazos, cuando tengo conocimiento que hay problemas en la sociedad.

¿Sin riesgos y sin complejos? Porque a veces a la izquierda cuando le toca mandar lo hace con cierto complejo.

Bueno, yo en los ámbitos de los distintos poderes o de las distintas instituciones que conforman la sociedad intento acercarme con respeto, pero nunca con complejos. Eso en términos generales. No concibo el desarrollo del poder bien entendido, de la gestión pública y de priorizar el presupuesto, con complejos.

¿Pero se va a notar que es un gobierno de izquierdas? ¿Y de qué tipo? ¿Usted conecta con la socialdemocracia o está más a la izquierda?

Me siento cómodo con la etiqueta de una socialdemocracia europea asumiendo que eso significa, en el caso de Sevilla, ser consciente de los barrios desfavorecidos y ser consciente del desafío que tiene la ciudad por delante para asumir los retos del cambio climático y de la sostenibilidad. Digamos que sobre esos dos pivotes se puede construir y se puede hacer una política de izquierdas.

¿Y es usted un rehén de la “izquierda radical” por el acuerdo que se firmó para el presupuesto municipal, como denuncia la oposición?

Ese presupuesto es fruto del acuerdo, es un documento transparente y al alcance de todos los ciudadanos que pone el acento en determinadas cuestiones de vivienda pública, de espacios verdes o de políticas de igualdad con las que yo me siento tremendamente cómodo. Por tanto, no me considero ni rehén ni hipotecado a la vista de los acuerdos presupuestarios con Adelante Sevilla.

¿Pero existe esa “izquierda radical” que denuncian?

Creo que los partidos conservadores del Ayuntamiento utilizan el término izquierda radical en un tono peyorativo que no comparto. Digamos que existen unos grupos a la izquierda del PSOE, aglutinados en la marca Adelante Sevilla, y en todo caso lo que siento es la división que hay en el seno de los cuatro concejales, no en los grupos que configuraron esa oferta electoral. Eso sí que me parece preocupante y que lamento como alcalde; me gustaría que fuese un grupo más unido, por así decirlo.

Estoy cerca de poder arañar algún concejal más partiendo de los 13 que ya tenemos, sabiendo que la mayoría absoluta está en 16. Estoy en mejores condiciones de poder sumar algún concejal más y, por qué no, de arañar la mayoría absoluta

Porque además de esa unión de la izquierda puede depender su futuro como alcalde, asumiendo que será el candidato del PSOE en las municipales de 2023.

En 2023 todo parece apuntar a casi la desaparición de Cs y difícilmente cabe imaginar que el PP consiga una mayoría absoluta. Eso hoy no está en la cabeza de nadie, ni de los dirigentes del PP. Así que la única posibilidad para que el PP pudiera gobernar en Sevilla sería con los votos de Vox. Sin embargo, en la situación actual estoy más cerca de poder arañar algún concejal más partiendo de los 13 que ya tenemos, sabiendo que la mayoría absoluta está en 16. Estoy en mejores condiciones de poder sumar algún concejal más y, por qué no, de arañar la mayoría absoluta. En las elecciones las opciones van a estar muy bipolarizadas, por lo que me gustaría que hubiera una opción de los grupos de izquierda. Con todo respeto, pero que exista esa opción y que no haya una fragmentación de esos grupos o de las distintas opciones de lo que llamamos la izquierda del PSOE.

Todos los alcaldes del PSOE que se han presentado a la reelección en Sevilla han seguido gobernando, ¿teme ser el primero que no lo logre?

No, y no lo digo desde la altanería ni muchísimo menos, pero parto del convencimiento de una gestión sólida realizada durante estos seis años con Juan Espadas como alcalde. A mí me toca gestionar la ciudad este año y medio, pero todos los 'inputs' que estoy recibiendo ahora me crean muchísimas expectativas y eso me lleva a ser optimista. No es prepotencia, pero no concibo otro alcalde a partir de mayo de 2023 que no sea yo. E insisto en que no lo digo desde la altanería, sino desde la coherencia de una gestión sólida y con un proyecto de ciudad que combina las políticas de proximidad con las luces de medio alcance proyectando la ciudad del futuro. Y ahí es donde he lanzado el proyecto de la Sevilla del 29. Estoy hablando de cultura, de la Sevilla verde, de la Sevilla de la ciencia, porque creo que son políticas ilusionantes. 

¿Y eso cómo se hace?

En algunos casos habrá que pisar el acelerador y en otros empezar casi desde cero, pero creo mucho en las posibilidades que tiene Sevilla. Uno de los principales enemigos de Sevilla es la autocomplacencia, hay que ser más exigentes y ambiciosos porque esta ciudad puede dar mucho más de sí y jugar en otra liga. 

¿Qué influencia puede tener en el desarrollo de la vida municipal en Sevilla el resultado de las elecciones que tenemos este año en Andalucía?

A ver, hay que partir de un hecho político y electoral conocido como es que en el ámbito municipal se vota más al candidato, las siglas son muy importantes pero no ocupan un lugar tan preponderante como a escala regional o nacional. Yo reconozco que claro que habrá influencia si Juan Espadas es el próximo presidente de la Junta, como así lo deseo. Indudablemente eso también va a influir por inercia en las próximas elecciones municipales porque no solamente me alegraría, sino que me beneficiaría. Eso no lo tengo tan claro si es al contrario y el PP siguiera gobernando en Andalucía, porque espero que la gestión que llevamos haciendo los socialistas en el Ayuntamiento de Sevilla pese sobre cualquier otra cosa.

Habla de ambición y de no tener complejos como ciudad, y se reivindica como capital de Andalucía, algo en lo que hasta ahora Sevilla no había alzado la voz. ¿No teme que esto pueda generar cierto recelo en otras capitales con el centralismo sevillano?

Somos la capital de Andalucía, somos la cuarta ciudad de España y, por tanto, lo que pido es coherencia en los Presupuestos Generales del Estado y en los Presupuestos de la Junta de Andalucía en relación con Sevilla. Y creo que durante muchísimos años Sevilla no ha tenido el peso en los presupuestos de acuerdo con el papel que juega en Andalucía y en España, no hay consonancia. En la Junta ha habido complejos a la hora de invertir en Sevilla por el recelo con otras capitales. Pido coherencia, y si no se produce seré reivindicativo desde la lealtad institucional, porque hay demasiados problemas en esta ciudad que se eternizan.

Es alcalde desde hace poco pero viene de un gobierno que lleva ya seis años en la ciudad, ¿le pueden caer reproches de cosas que no se han hecho?

Es complicado hablar de uno mismo, de tu gestión, porque puedes caer en la autocomplacencia, en el autobombo, pero lo cierto es que hay un reconocimiento generalizado. No me quiero atribuir ni muchísimo menos todos los éxitos turísticos que ha tenido Sevilla, ni tampoco todo el impulso cultural y los nuevos equipamientos que se verán en los próximos años, pero algo sí obedece a las decisiones políticas que he podido tomar en el seno del gobierno de Juan Espadas. En el tema urbanístico es más complejo, pero siempre me gusta destacar la simplificación administrativa para obtener una licencia, en eso somos ejemplo ahora mismo en toda España. Y otra cuestión de la que me siento especialmente orgulloso con mi equipo es del desbloqueo urbanístico de grandes bolsas de suelo, fundamentalmente para vivienda. No hemos estado impasibles o cruzados de brazos esperando a que los problemas los resolviera un juez o a que llegaran momentos de bonanza económica, hemos sido proactivos.

¿Hay asignaturas pendientes? 

Indudablemente, en una ciudad con la dinámica y la complejidad de Sevilla nunca se dejan de tener asuntos pendientes. Y tanto en turismo como en cultura podemos hablar de nuevos retos que hay que afrontar. En el caso del turismo, clarísimamente cuando nos recuperemos de la pandemia tenemos el reto de la convivencia de la actividad turística y de la vida cotidiana de los ciudadanos. Y en el caso de cultura, si miramos hacia el futuro y queremos seguir creciendo hay una condición fundamental que es la transformación de las estructuras municipales, la transformación del ICAS [Instituto de las Artes y las Culturas de Sevilla]. Si no, difícilmente vamos a poder alcanzar nuevos retos y poder gestionar nuevos equipamientos.

A mí me gustaría que me identifiquen como el alcalde de la cultura y que apuesta por una Sevilla que sea referente como ciudad verde en el contexto europeo

¿En qué se diferencia Antonio Muñoz de Juan de Espadas como alcalde?

Bueno, a ver. He formado parte del gobierno de Juan Espadas durante seis años y he estado con él también en la oposición durante otros cuatro, por tanto me siento parte de un equipo sólido que ha gestionado de manera eficiente y que ha relanzado la ciudad de Sevilla. Pero indudablemente cada uno tiene su impronta, su manera de hacer las cosas. Yo quiero poner el acento en los temas de cultura y que Sevilla sea en eso un referente en el contexto europeo, y también ante los nuevos retos de la sostenibilidad y de lucha contra el cambio climático. Quiero ser el alcalde de una Sevilla verde, de una Sevilla más respetuosa con el medio ambiente, así que voy a pisar el acelerador más fuerte en esos ámbitos. A mí me gustaría que me identifiquen como el alcalde de la cultura y que apuesta por una Sevilla que sea referente como ciudad verde en el contexto europeo.

¿Tiene en la cabeza proyectos concretos? Porque Sevilla tiene un tejido vecinal muy activo en la cuestión de la sostenibilidad, y muy reivindicativo.

Siempre pongo el ejemplo de imaginar una Sevilla dentro de dos años con la Fábrica de Artillería, con las Atarazanas y con el complejo cultural asociado a Altadis en pleno funcionamiento. Esos tres equipamientos de primer nivel deben suponer un revulsivo, no tanto desde el punto de vista de la exhibición cultural, sino de la producción cultural, pueden ser motores económico-culturales con gente produciendo allí. Ahora hay muchas pymes y muchos autónomos a los que les faltan espacios, y estos espacios de primer nivel pueden posicionarnos en el contexto europeo. De hecho, cuando le explicamos el espacio de Artillería a otras ciudades hay una envidia sana.

Eso en lo cultural ¿y en lo medioambiental?

Hay una apuesta clarísima con un proyecto de carácter integral asociado a la movilidad como es la ampliación del tranvía. Esto no sólo va a acortar los tiempos de desplazamiento y reducirá el coche privado, sino que va a suponer una transformación integral de las calles por donde transcurre con un gran corredor verde, con más carriles bici, con más árboles, con más espacio público... Y además ese tranvía permitirá enlazar con otros dos proyectos que tienen que ver también con emisiones cero, que es el tranvibús, una mezcla de tranvía y autobús. Habrá un ramal que va a Sevilla Este y otro al centro, y eso supondrá cambiar totalmente la manera de desplazarnos por el centro de Sevilla.

Con el tranvía, va a tener un momento de impopularidad grande asociado a la desaparición de los árboles que hay por donde va a circular. El otro día se ataron a ellos en señal de protesta varios ciudadanos que acusan al Ayuntamiento de arboricida.

No se nos puede colgar el cartel de arboricida cuando se plantan más árboles de lo que a veces hay que apear por necesidad de intervenciones o de desarrollo de la propia ciudad. En el caso del tranvía, se van a aumentar de manera considerable los árboles que se van a plantar, y además los árboles que se van apear serán trasladados al vivero municipal o en la medida de las posibilidades se van a trasplantar en otros sitios. La ciudad no va a perder masa arbórea pero a veces, y eso ocurre en Sevilla y en la ciudad europea más verde que pongamos, es moneda de cambio común trasplantar o apear árboles por necesidades de infraestructura en beneficio del interés general. No dramaticemos cuando de lo que se trata es de un auténtico corredor verde entre Luis de Morales y San Francisco Javier, si  para ello hay que trasplantar algunos árboles y llevarlos a otra zona creo que está suficientemente justificado.

¿Pero faltan árboles en Sevilla?

Desde que llegamos al gobierno en 2015 hemos plantado 25.000 árboles, pero nunca son suficientes, sobre todo en una ciudad donde por confort climático y por el aumento de las temperaturas de los últimos años (y que parece que es una tendencia para el futuro) necesitamos más árboles, necesitamos más sombra natural. Pero no podemos decir que Sevilla sea un desierto sin árboles. ¿Que es insuficiente? Sí, pero es una etiqueta injusta decir que el Ayuntamiento es un arboricida, porque los números son los números y están constatados. Y en ese sentido el balance es tremendamente positivo. 

¿Y todas estas medidas, tanto culturales como ambientales, cómo se llevan a toda la ciudad? Porque se ha acusado a diferentes alcaldes de dedicarse al centro pero no llegar a los barrios más populares, cuando además Sevilla tiene el dudoso honor de tener tres de los más pobres de España.

Está claro que tenemos un reto con las zonas más desfavorecidas. Yo lo asumí en primera persona en mi toma de posesión, aludiendo claramente a estas 94.000 personas que habitan en esas zonas periféricas que están en el umbral de pobreza y, por tanto, tienen que ser de atención preferente. En el caso de la cultura vamos a desarrollar en los próximos meses un programa de descentralización de las actividades culturales, aunque en estos barrios ya hay iniciativas a las que a veces no se les presta toda la atención. Me refiero por ejemplo a la Factoría Cultural del Polígono Sur, donde sencilla y llanamente lo que se está haciendo es, a través de la cultura, intermediar para sacar del umbral de pobreza a muchísimos jóvenes y sobre todo sacarlos de algunas adicciones.

Como alcalde, ¿le avergüenza que Sevilla lidere el ranking de los barrios más pobres de España?

Me avergüenza y me sonroja tener los barrios más desfavorecidos, y por tanto ahí no haré política de avestruz. Se lo he planteado al presidente de la Junta, a la ministra de Fomento, lo he hablado incluso con el arzobispo: es un tema que tiene que estar en la agenda de la ciudad. Si bien es cierto que, sobre todo en las intervenciones que requieren más presupuesto, como son las urbanísticas, necesitamos la financiación tanto de la Junta como de la Administración central; solos nos llevaríamos 50 años invirtiendo y serían siempre recursos insuficientes. Pero eso no significa que vaya a eludir mi responsabilidad como alcalde. Estoy dispuesto a liderar un proceso de regeneración urbana y no sólo con intervenciones urbanísticas, sino también culturales, asistenciales y educacionales para revertir esa situación.

Relacionado también con zonas de desfavorecidas, ¿2023 va a ser el año de la desaparición del asentamiento chabolista de El Vacie?

Sí, seguramente sí. Es un punto negro que tiene la ciudad y yo espero que en 2023 El Vacie corresponda ya al pasado de Sevilla. E insisto en lo de antes: esto me avergüenza, me sonroja que tengamos esa realidad social de unos barrios desfavorecidos que convivan en una ciudad que tiene su parque tecnológico y científico, que ocupa un lugar privilegiado en el mercado turístico, que tiene también una agenda cultural de primer nivel. Todo eso, que son indicadores de bienestar favorable, tiene un reverso de la moneda que son estos barrios, que son realidades que hay que atajar. No podemos mirar para otro lado.

Continuando con colectivos desfavorecidos, se ha generado un conflicto con el centro para personas sin hogar en El Cerro del Águila. Si al final no se ubica ahí, ¿no cree que ningún otro barrio va a querer una instalación de este tipo?

Aquí hay distintas sensibilidades, pero lo que sí tengo claro es que este tipo de recursos para las personas desfavorecidas hay que descentralizarlos, no puede haber un exceso de concentración en ningún barrio. Pero también denuncio la hipocresía de algunos grupos políticos, porque están a favor de sacar estos equipamientos de la Macarena pero también están en contra de que vayan a otro barrio. Esa doble moral ayuda poco a la resolución del conflicto. En cuanto al centro en sí, hay una negociación con la empresa que resultó adjudicataria de este proyecto y ahora mismo la decisión de implantarse allí o de irse a otra zona está en el aire. 

Me preocupa el crecimiento de la ultraderecha, no solamente en Sevilla sino en cualquier parte del Estado español y del contexto europeo o mundial. La ultraderecha no viene a construir, viene a destruir

Con este tema en El Cerro se ha producido un movimiento agitado por la ultraderecha, ¿le preocupa?

Me preocupa el crecimiento de la ultraderecha, no solamente en Sevilla sino en cualquier parte del Estado español y del contexto europeo o mundial. La ultraderecha no viene a construir, viene a destruir, y por tanto me preocupa. Esos nubarrones están en el horizonte de las próximas elecciones, y para mí son una amenaza para la democracia y para nuestro sistema de convivencia. Pero en este caso de El Cerro, estuve con representantes vecinales que son totalmente comprensivos y están a favor de que este equipamiento pueda estar en su barrio, haciendo gala de una solidaridad ejemplar.

¿Cómo se consigue que Sevilla sea una ciudad feminista, inclusiva y un referente de la diversidad, como se ha marcado?

Pues propiciando políticas de igualdad. En lo de ser una ciudad respetuosa con la diversidad y que apueste por la igualdad, si tengo alguna experiencia después de estos años en la gestión pública es que, cuando has dado dos pasos hacia adelante y crees que los has consolidado, la realidad se encarga de demostrarte (a veces por la labor de determinadas fuerzas políticas o por algunos grupos de presión) que estos pasos también pueden ir hacia atrás. Y luego cuesta muchísimo trabajo volver a recuperar los derechos conquistados. Sevilla es una ciudad poliédrica, y por eso es compatible que sea referente en cultura, en sostenibilidad, en igualdad, en diversidad, en innovación. ¿Por qué no tener todos esos atributos perfectamente articulados para definir la Sevilla del futuro?

Eso en el futuro, pero en el presente todavía quedan elementos franquistas por eliminar. ¿Cómo va a ser su política?

Continuista en el sentido de eliminar y cumplir la normativa que existe en torno a la memoria democrática. Tenemos un referente por el que no podemos pasar de puntillas como es Pico Reja, que es la mayor excavación de este tipo en España. Ahora hay que continuar con un equipamiento (no me atrevo a llamarlo museo, una palabra un tanto manida) que albergue también todo lo referente a la memoria histórica y democrática, como se va a hacer en la antigua cárcel de La Ranilla. Espero que sea un espacio donde se pueda ir a escuchar conferencias, ver una exposición o realizar tareas de investigación. Es verdad que a veces te das cuenta de algunos restos que todavía hay en alguna de nuestras calles, pero creo que Sevilla ha dado pasos importantes en los últimos años para eliminar estos símbolos y restablecer el honor de las familias que sufrieron. No somos un gobierno neutral o que se pone de perfil en estas cuestiones, ni muchísimo menos.

Creo que el sentir generalizado en la sociedad sevillana es que tarde o temprano los restos de Queipo de Llano salgan de la Macarena

¿Pero puede presionar más el Ayuntamiento para que salgan de la basílica de la Macarena los restos de Queipo de Llano?

Creo que hay un consenso amplio en esa dirección. Yo hago mías las palabras del hermano mayor de la Macarena cuando hace unos meses dijo que cumplirán escrupulosamente la ley que ahora mismo se está desarrollando en Madrid, que todavía no está aprobada. Y creo que el sentir generalizado en la sociedad sevillana es que tarde o temprano los restos de Queipo de Llano salgan de la Macarena.

En relación con el turismo, son constantes las denuncias de que el casco histórico parece un parque temático. ¿Le preocupa esa pérdida de identidad?

Sí, la estandarización de los centros urbanos es un fenómeno que se da en la mayoría de las ciudades turísticas, donde proliferan las franquicias y van desapareciendo establecimientos con cierto encanto tanto del comercio como de la hostelería. En mi anterior etapa como delegado de Urbanismo me encontraba con reproches ante la desaparición de algún bar o establecimiento señero de la ciudad. Pero salvo que sea un local protegido, no puedo impedir que en vez del bar Manolo sea un McDonald's; puedo exigir el cumplimiento de la normativa urbanística, pero no impedir una transacción entre particulares. Ni muchísimo menos quiero que desaparezcan los comercios tradicionales, pero estamos en una economía de mercado, nos guste o no, y a veces son inevitables estas situaciones. ¿Qué podemos hacer? Pues intentar señalarlos como establecimientos singulares y hacerles promoción para contribuir al mantenimiento de la actividad tradicional. 

Hablando de tradición, en los últimos seis años usted ha venido a ser el 'modernito' del gobierno municipal. ¿Ahora como alcalde se ha tenido que dar un barniz más clásico?

No, no, ni muchísimo menos. Yo no voy a perder a estas alturas de mi trayectoria política y vital mis señas de identidad, nunca lo he hecho: no lo hice cuando era director general de la Junta, ni cuando era concejal de la oposición, ni cuando era delegado en el gobierno municipal ni ahora que soy alcalde. Pero eso no está reñido con saber estar dependiendo de las circunstancias en cada momento, que es lo que intento hacer. 

¿Se ha sentido bien acogido por esa Sevilla más tradicional?

Tengo que reconocer que hay algunos ámbitos de la sociedad sevillana (podemos hablar claramente del mundo de las hermandades) donde yo no me he prodigado porque no tenía las competencias, si bien es cierto que tampoco es un mundo ajeno porque he tenido relación con algunos hermanos mayores por cuestiones urbanísticas o de promoción turística. Nadie podrá nunca poner encima de la mesa ninguna manifestación mía en contra de esa parte de la sociedad sevillana, con independencia de mis creencias. Reconozco que puedo ser una persona no suficientemente conocida, pero lo que me estoy encontrando es cordialidad, respeto y entendimiento. Y sobre todo, lo que más me gusta es que en el contacto que he tenido con algunas hermandades hablamos de futuro, y eso es buen síntoma.

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