La sobrecarga de trabajo de los médicos de familia andaluces los pone al borde del “colapso”: “Esto no hay cuerpo que lo aguante”
Considerada la joya de la corona de la Sanidad pública andaluza, la Atención Primaria es un área maltratada en el sistema sanitario, según los propios trabajadores. Puerta de acceso de los ciudadanos para cuidar de su salud, la mayoría recurrimos a nuestro médico de familia para tratar alguna dolencia y mientras la población no deja de crecer, la plantilla de médicos de cabecera no hace más que disminuir. En Andalucía, cuya población supera los 8,4 millones de habitantes, hay unos 110.000 sanitarios entre médicos y enfermeros de diferentes especialidades, de los cuales 7.800 son médicos de familia y pediatras que trabajan en Atención Primaria. Es decir, según los datos, el 7% de los sanitarios andaluces atiende al 95% de la población. Unas cifras que retratan el desequilibrio asistencial en el que se ha instalado la Atención Primaria en tierras andaluzas y que provoca los problemas a los que se enfrentan a diario los médicos de familia.
La situación está afectando seriamente a esta especialidad porque la sobrecarga de trabajo y el estrés que acumulan los profesionales está lastrándola llevándola hasta el límite del “colapso”. Hasta el punto de que temen que la situación se vuelva insostenible en poco tiempo. Andrés Jiménez, vocal de Atención Primaria en el Sindicato Médico Andaluz (SMA), dice que la especialidad “no es atractiva por muchas circunstancias”. La principal es la sobrecarga de trabajo que tienen, con una media de 60 a 80 pacientes al día, dependiendo de la jornada y del centro de salud. “En las capitales se sobrelleva mejor que en los pueblos porque hay un cierto porcentaje de la población que tiene medicina privada y no hace uso de la pública”.
Jornadas maratonianas
“En los pueblos las cosas urgentes las tiene que atender el médico de familia del centro de salud de turno”, cuenta Jiménez. Además, en Andalucía existe un concepto que se llama “demora cero” y que significa que el paciente debe ser atendido en cuanto entra por la consulta de un médico de familia. Algo que no ocurre en los hospitales porque los especialistas tienen asignadas sus citas: “En Primaria da lo mismo si tienes 60 o 70 pacientes, que si la persona llega y necesita que la vean hoy, la tienen que ver”. Como la media de tiempo de atención por ciudadano rara vez puede superar los 5 minutos por paciente, esto acaba afectando a la forma de atenderles. Los galenos denuncian que esa circunstancia les impide hacer un seguimiento óptimo porque apenas pueden explicar o analizar perfectamente cuál es su cuadro clínico.
A esos problemas se les suma la sobrecarga que les llega desde los hospitales. “Todo lo que, entre comillas, sobra en los hospitales (cirugías menores, control del simtrom, citología para mujeres…) acaba recayendo en nosotros. Los médicos de familia estamos formados para casi todo, pero si nos dan más trabajo y tenemos menos tiempo, eso no hay cuerpo que lo aguante”. Por otro lado, recuerda Jiménez, “la población cada vez es mayor y demanda más atenciones médicas”
Según el vocal de Atención Primaria del SMA, “el sueldo no es el mayor problema”. A día de hoy, perciben unos 1.100 euros brutos mensuales de sueldo base sin complementos ni horas extraordinarias que pueden ascender a unos 2.300 euros de base en los médicos de familia más jóvenes que acumulen un par de trienios y llegar hasta algo más de 3.000 euros brutos en esas mismas circunstancias en aquellos galenos que acumulan unos 30 años de carrera. Eso sí, “casi un 40% del sueldo se obtiene de las guardias”.
Conciliar una vida digna
No obstante, hay más problemas. La dispersión geográfica y la dificultad para conciliar una vida laboral y personal más o menos digna hacen que los médicos se lo piensen a la hora de acceder a esta especialidad. “No es lo mismo trabajar en un hospital comarcal o de una capital, que estar en el centro de salud más lejano que se te ocurra”. Jiménez cree que es relevante que “la mayoría prefiera un contrato temporal en Urgencias de un gran hospital que una plaza fija en un lugar que esté lejos de una ciudad con muchos servicios”.
Gloria Magaña es una de esas sanitarias que sabe lo que es encadenar puestos temporales en diversos municipios a lo largo del tiempo. Con 62 años, hace apenas unos meses que logró un puesto para trabajar en Granada. “Me he pasado 35 años de mi vida yendo de un lugar a otro, encadenando contratos”. Una situación que desvela el otro gran problema al que se enfrenta la atención primaria en Andalucía: apenas hay oposiciones para ampliar la plantilla.
“En todo este tiempo, solo han salido cuatro concursos de oposición”, lamenta Gloria. Ella, que está a punto de jubilarse y que tuvo que volver a trabajar tras superar un cáncer porque la Seguridad Social le consideró apta, entiende que los jóvenes no quieran aceptar las condiciones de trabajo que padecen los médicos de familia. Además, su caso es un ejemplo del pensamiento que tienen más colegas suyos de profesión: “Como no salen oposiciones, el personal está envejecido y cada vez hay más jubilaciones”.
Poca plantilla
Por si fuera poco, desde el Sindicato Médico Andaluz aseguran que no se cubren las bajas de quienes se jubilan porque salen pocas oposiciones -entre 2011 y 2015 el Gobierno de Rajoy estableció recortes que impedían cubrir las plazas de sanitarios jubilados y sanitarios-, pero tampoco las plazas temporales porque falta bolsa y los que optan a una de ellas prefieren evitarla. “Hay municipios en los que hay 10 puestos de empleo fijo como médico de familia de los que solo se cubren dos de ellos. Los sanitarios prefieren perder su plaza o repetir el MIR (Médico Interno Residente) para buscar otra especialidad que tenga mejores condiciones laborales”, dice Andrés Jiménez, vocal de Atención Primaria.
Julia, que da un nombre ficticio por temor a represalias, es una doctora joven que trabaja en Andalucía y que sabe perfectamente lo que padecen sus compañeros. “Alguna vez he pensado en arrojar la toalla y darme algún tiempo o incluso volver a hacer el MIR. Conozco gente que lo ha hecho”. La médica lamenta que estén esas circunstancias porque considera que su especialidad “es muy bonita, pero está maltratada”.
Tampoco es fácil establecer cuánto personal falta en cada centro porque el Servicio Andaluz de Salud (SAS) es opaco en sus cifras, según denuncian los sanitarios. Un problema al que se añade que los médicos han de hacer atención domiciliaria tras jornadas extenuantes. “Tenemos que desplazarnos gastando nuestro tiempo y nuestros recuerdos y apenas tenemos 20 minutos por paciente, que no siempre nos permite estar mucho tiempo con ellos si tenemos que ir a ver a otra persona inmediatamente”.
El factor coronavirus
Por otro lado, cuenta que la pandemia de la Covid-19 ha hecho mella en los problemas que tiene esta área de la Atención Primaria. “Hay compañeros que eran mayores que han fallecido. Otros que se han tenido que dar de baja o han preferido jubilarse y en general se ha acumulado mucho estrés”. En parte, dice, porque para evitar la presencialidad, la Junta puso en marcha las consultas telefónicas. “Son difíciles porque a veces el paciente no te coge el teléfono y pierde la cita. Encima no se les puede hacer un buen seguimiento porque necesitamos verlos”.
“Por mi historial médico, yo no puedo atender consultas relacionadas con coronavirus. Eso ocurre en otros casos y provoca que otros compañeros tengan más carga de trabajo”, cuenta Gloria Magaña. Además, todos los sanitarios entrevistados coinciden en que falta “educación sanitaria” en la sociedad española. Hay quienes acuden al médico sin necesidad y, aunque no les culpan, creen que, si tuvieran más tiempo para pasarles la consulta, podrían explicarles que no es necesario ir para determinadas consultas y eso reduciría su carga de trabajo.
“Las soluciones pasan por hacer más atractiva esta especialidad. Que se pueda conciliar la vida laboral y familiar. Es cierto que se han hecho cosas, pero no se ha logrado el objetivo de incentivar a los médicos de familia para que no tengan problemas en irse a un centro de salud que esté lejos de donde han estudiado o se han criado”, entiende Andrés Jiménez, vocal de Atención Primaria del SMA. “Necesitamos que la plantilla sea más amplia para que se termine con esta sobrecarga de pacientes”. Especialmente de cara al verano. Una época en la que las vacaciones, especialmente necesarias tras la pandemia, deja las consultas vacías. Lo que da lugar a estrés de médicos y pacientes que acaban provocando situaciones violentas. “Encima estamos solos en muchos centros, no hay seguridad”, sentencia Julia.
El SAS admite la situación
Desde el Servicio Andaluz de Salud (SAS) reconocen que hay un problema en esta especialidad. Por eso, fuentes consultas por elDiario.es Andalucía indican que están en conversaciones con los sindicatos para sacar adelante el ‘Acuerdo para la Estabilidad y Calidad del Empleo y Desarrollo Profesional’ que se planteó en julio de 2020. Un pacto que, aseguran, también ha permitido refuerzos de plantilla por la pandemia de la Covid-19.
“En la Mesa Sectorial se ha acordado realizar una evaluación de las medidas de mejora ya implantadas y seguir avanzando para hacer efectivos otros compromisos de legislatura relacionados con mejoras retributivas y de las condiciones laborales de los profesionales del sistema”. En términos generales, según el SAS, “entre los elementos de negociación se incluyen continuar impulsando la creación de empleo con incrementos de plantilla en las diferentes categorías, carrera profesional y evaluación del rendimiento del profesional”.
Además, dicen desde el SAS, “las zonas de difícil cobertura además tienen un tratamiento especial en cuanto a puntuación en bolsa y en ofertas de empleo público”. Por ello, anuncian que “tras resolver tres oposiciones y un concurso de traslados se ha estabilizado a la plantilla en más de 30.000 profesionales de todas las categorías y se han suprimido los contratos por menos de 6 meses”. Por último, se espera que antes de final de año salgan a concurso 1.059 plazas de Atención Primaria.
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