Los sondeos alejan al PP de Vox en las andaluzas y desdibujan la estrategia de campaña del PSOE

Daniel Cela

30 de mayo de 2022 18:22 h

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El PSOE andaluz, auxiliado por el desembarco de toda la cúpula del Gobierno de Pedro Sánchez, arranca el próximo viernes la campaña de las elecciones del 19 de junio con un mensaje claro y machacón en el frontispicio: el PP de Juan Manuel Moreno se presenta “en una coalición encubierta” con la extrema derecha. No hay ningún dirigente, ministro o diputado socialista que termine un mitin sin mentar a Vox emparejándolo con Moreno, y señalando con el dedo hacia Castilla y León (no hacia Madrid, donde Isabel Díaz Ayuso gobierna en solitario).

Pero, ¿y si Vox no entra en la ecuación, como dicen todas las encuestas publicadas este lunes en diversos medios de comunicación, incluido el llamado CIS andaluz? ¿Y si Macarena Olona, incluso duplicando el resultado electoral de su formación en 2018, tiene un peso relativo en el próximo Parlamento autonómico, porque Moreno logra acaparar más votos y más escaños que todos los partidos de izquierdas juntos, como adivinan los sondeos? 

El secretario general y candidato del PSOE-A, Juan Espadas, ha admitido este fin de semana, en una entrevista con El Confidencial, lo siguiente: “Yo creo que el PP solo no sería capaz de cargarse la Ley de Memoria Histórica, cambiar las leyes de igualdad de género o acabar con los recursos para la violencia de género. Pero el PP no se presenta solo. Se presenta en una coalición encubierta con Vox”. Los dirigentes socialistas consultados por este periódico sobre la tendencia que describen las encuestas hacen el siguiente diagnóstico: “Tenemos dos enemigos en campaña -la desmovilización de la izquierda y Vox-, y el segundo lo estamos enfocando mal”.

Tendencias y amenazas

Todas las encuestas de este lunes, incluido el barómetro del Centro de Estudios Andaluces (Centra), dependiente de la Consejería de Presidencia, dibujan un salto de pértiga del PP en intención de voto: desde el 20,7% que obtuvo en las urnas en 2018 -el peor resultado de su historia- hasta el 39,2% que le otorga el último sondeo (cuatro puntos más que en la edición anterior, de diciembre, y 15 más que el PSOE).

El PP se convertiría en la primera fuerza de la comunidad más poblada, que durante cuatro décadas sirvió de cimientos al socialismo en España. Es una foto fija que coloca a los de Moreno lejos aún de la mayoría absoluta, a unos seis o siete escaños de los 55 que permiten gobernar en solitario. Pero con un resultado superior a la suma de todos sus competidores de izquierdas. 

La tendencia también es favorable al partido de Santiago Abascal, que duplicaría el 11% del escrutinio que obtuvo hace tres años y medio (12 escaños), convirtiéndose en la tercera fuerza de la Cámara con un 17,3%, entre 21 y 23 diputados. Un resultado notable que, sin embargo, quedaría reducido a un partido de oposición más si Moreno logra su investidura y forma un Gobierno en solitario gracias a la abstención de la ultraderecha, como ocurrió en Madrid. 

La dirección nacional de Vox, que ha enviado a su candidata estrella a Andalucía, ha reaccionado de inmediato a las encuestas con una amenaza: rechazarán la investidura del candidato popular si no gobiernan juntos: “ni un voto gratis, ni la abstención”, ha dicho su portavoz, Jorge Buxadé. Un escenario así abriría la puerta a una repetición electoral, algo que Moreno ya ha verbalizado para usarlo como acicate entre el electorado de centro.

Movilización socialista y popular

Espadas ha subrayado este lunes que no cree en los sondeos y menos, dice, en el barómetro que depende del consejero portavoz de la Junta, Elías Bendodo, a quien la Junta Electoral ya ha apercibido dos veces por hacer “electoralismo” desde su atril institucional. Pero hay otro sondeo que es el ambiente que se respira en los actos de precampaña, y el pasado sábado, Sánchez viajó con seis ministros al municipio sevillano de Dos Hermanas, el más grande de España y el más robusto en cuanto a mayorías absolutas del PSOE. 

Allí renació el propio Sánchez, tras anunciar que se presentaría a las primarias contra Susana Díaz para volver a liderar el partido (y las ganó) y allí se ha reunido el músculo hormonado de los socialistas cuando más lo ha necesitado, ocupando hasta arriba el Velódromo nazareno, con una capacidad para 30.000 personas. Para el acto del sábado se eligió un lugar más pequeño y menos concurrido, una caseta del recinto ferial que congregó a 1.800 militantes y simpatizantes, según los organizadores. 

Al día siguiente, Moreno reunió a los suyos en un hotel de Sevilla, asistido por el presidente de su partido, Alberto Núñez Feijóo, y alrededor de 1.500 personas, según el PP andaluz. Los populares cuantificaban menos apoyos directos en su mitin que los socialistas pero, “si eran menos, parecían muchos más”, resume una persona que estuvo en ambos mítines. 

El estado anímico del PP andaluz es exultante a las puertas de la campaña. Moreno alterna el éxtasis con la prudencia, a ratos anuncia que pueden superar al PSOE en la provincia de Sevilla -donde los socialistas no han perdido jamás unos comicios de ningún tipo en democracia-, y a ratos pide a los suyos que no se relajen, que no se confíen, que enfrente tienen “a la maquinaria electoral más poderosa del mundo”, en referencia al PSOE-A.

Voto sin ideología

Según el barómetro trimestral del Centra, publicado de forma inédita a cuatro días del arranque la campaña electoral, la victoria del PP se imputa al tirón de Moreno, que ha superpuesto su marca personal a la del partido -es el preferido para presidir el Gobierno andaluz por el 49,8% de los 4.500 entrevistados-, pero también a una tendencia que empuja la sociología andaluza del centro izquierda al centro derecha. O quizá a la “desideologización del voto”, como advierte uno de los asesores de Moreno, y como ha repetido machaconamente el primer presidente andaluz de derechas en 37 años de autonomía: que él gobierna para “el sentido común, el pragmatismo y la moderación”. 

Con ese lema, Moreno va a pedir el voto prestado al PSOE para evitar, precisamente, que la ultraderecha condicione su Gobierno desde dentro, impulsando guerras culturales que agitan al electorado más ideologizado, léase, de izquierdas: rechazo a las leyes de género, vincular la inmigración con la delincuencia, desactivar la ley de Memoria... El avance de las derechas en las encuestas retrata un mayor movimiento del electorado conservador dentro de su espacio tradicional, cuatro veces más activado que el de las izquierdas. 

Es decir, no es que Andalucía avance hacia posiciones más conservadoras, es que el votante progresista está poco o nada motivado ante los comicios del 19J. La única lección que saca el PSOE de estos sondeos es que la “campaña será más fundamental que nunca”, y que la estrategia pasa por zamarrear a la gente para evitar el 40% de abstención que señala el CIS andaluz. Sobre el resultado en sí, los socialistas dan la espalda a ese dibujo en el que el PP podría valerse de sí mismo para gobernar sin Vox. “Si nos creemos eso, nos quedamos sin mensaje y nos quedamos sin campaña”, dice un alcalde con muchos trienios.

El Centra duplica la intención de voto sobre el PP: de los 26 escaños logrados en 2018 a una horquilla de 47 a 49. Pero también arroja levadura sobre el bloque conservador. La tendencia no es sólo Moreno, es todo el arco de la derecha, que sumaría una cifra récord: un 61,3% del escrutinio en intención de voto, frente al 34,3% de todas las izquierdas juntas.

De ese bloque conservador, PP y Vox acaparan el 56,5% sin la suma residual de Ciudadanos, lo que se traduciría en 72 diputados en un Parlamento con 109 escaños, frente a los 38 que sumarían PSOE, Por Andalucía y Adelante Andalucía (el suelo más bajo para la izquierda en 41 años de autonomía). Hace seis meses, en la edición del barómetro de diciembre de 2021, los bloques estaban más igualados que ahora: un 51,5% las derechas -los naranjas tenían algo más oxígeno que ahora- y un 42,8% las izquierdas, más un ancho margen de indecisos. 

El sondeo publicado este lunes se realizó entre el 3 y el 13 de mayo, fechas en las que se fraguó el embrollo de la coalición Por Andalucía en el registro, quedando fuera Podemos por apurar los últimos minutos en la negociación con IU. 

Ese pulso interno y la dificultad de seguir la pista a las uniones y desuniones de los partidos a la izquierda del PSOE hace tropezar a los responsables del barómetro con un error demoscópico: atribuir el resultado de 2018 de Adelante Andalucía a la coalición que lidera Teresa Rodríguez, con el mismo nombre, pero otros integrantes. Precisamente, la Junta Electoral Andaluza acaba de dictaminar que los herederos de los derechos políticos y económicos de aquella Adelante no le corresponden a la actual, sino a los partidos fundadores originales: Podemos e IU. 

En todo caso, el resultado que aglutinan las izquierdas hoy sigue siendo inferior al que lograron juntos en 2018: Por Andalucía obtendría un 6,6% del escrutinio, apenas cinco escaños (lo mínimo para obtener grupo parlamentario). Adelante lograría un 3,6%, traducido en un diputado. Ciudadanos, que albergaba esperanzas de llegar a los cinco o seis escaños y reeditar su Gobierno de coalición con el PP, se queda con un 4,8%, entre uno y dos diputados.

En la valoración de líderes, Moreno es el más conocido y el que mejor nota obtiene (6,3), seguido del vicepresidente de la Junta y líder de Ciudadanos (5,3), la candidata de Por Andalucía, Inmaculada Nieto, que logra un 4,6, pero tiene un índice de popularidad ínfimo entre los andaluces (9,7%), el socialista Juan Espadas (4,4), la candidata de Vox, Macarena Olona (4,1) y la aspirante de Adelante Andalucía, Teresa Rodríguez, con un 3,6.

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