Andalucía afronta otro informe contrario a abrir la presa paralizada en Huelva si no rebaja el 70% el vertido ácido del río Odiel

Antonio Morente

21 de abril de 2024 20:02 h

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Antes de construir la presa de Alcolea, en Huelva, hay que descontaminar en buena medida el río Odiel, que será el que aporte los recursos que se embalsen. Esa es la conclusión a la que llega el último análisis científico realizado sobre un proyecto paralizado en 2017 cuando estaba ejecutado al 21% y que enfrenta cíclicamente a la Junta de Andalucía –que presiona para culminar su construcción– con el Gobierno central, responsable de las obras y que mantiene muchas cautelas por el riesgo de que la alta acidez de las aguas pueda hacer inútil esta infraestructura.

Este último estudio, de hecho, alerta de la elevada presencia de metales pesados en el Odiel por la acumulación en su cauce de numerosas minas abandonadas. Por ello, concluye que para garantizar un agua de buena calidad en Alcolea “sería necesario reducir los vertidos ácidos” en su cuenca “entre el 45 y el 70%”. Esto, a su vez, implica que habría que acometer esta operación de limpieza antes de la construcción del embalse.

Así se recoge en El problema del drenaje ácido de minas en la Faja Pirítica Ibérica, un volumen editado por la Universidad de Huelva con las aportaciones de varios profesores encabezados por el catedrático Manuel Olías, de la Facultad de Ciencias Experimentales. El texto ya admite de partida que la calidad del agua de la presa de Alcolea “ha sido motivo de polémica desde que se planeó su construcción en los años 90”, ya que se levanta en la confluencia de los ríos Odiel y Oraque, ambos “intensamente contaminados por aguas ácidas de minas”.

Agua ya reservada para regadío

Las obras arrancaron en 2014 para detenerse tres años después, primero por problemas con la constructora y después por el replanteamiento del proyecto por el Ministerio para la Transición Ecológica hasta que no exista evidencia científica irrefutable de que los recursos que se embalsen serán aptos.

Hay informes y contrainformes al respecto sobre una infraestructura muy demandada por el sector agrícola, y de hecho, la mayor parte de sus 246 hectómetros de capacidad están comprometidos para regadío en el Plan Hidrológico 2023-2027 del Tinto, Odiel y Piedras, la demarcación a la que pertenece. Esto permitiría asumir en Huelva uno de los mayores incrementos de dotación para riego de toda Europa.

El estudio de la calidad del agua que se hizo en 1996 para dar cobertura al proyecto preveía que sería apta al dar por hecho que sus elementos contaminantes se irían diluyendo, primero al correr por el río y posteriormente al sedimentarse en el fondo del embalse, una especie de autodepuración natural. Sin embargo, los autores del informe señalan que, si no se eliminan previamente los vertidos ácidos de la cuenca, “el agua será ácida y tendrá elevadas concentraciones de metales de origen minero como aluminio, cobre, cadmio, manganeso y zinc”.

Los investigadores mencionan en este punto de la tesis que defienden los agricultores, según la cual el agua será apta para el riego porque hay otros embalses (Olivargas, Chanza y Andévalo) que también reciben lixiviados de mina y presentan valores de pH neutros. Sin embargo, consideran que la situación de Alcolea sería muy similar a la de otro pantano con problemas, el del Sancho, y es que “recibiría los aportes ácidos de un gran número de minas abandonadas”. Entre ellas estarían las de Riotinto, Poderosa, Concepción, La Zarza, Perrunal, San Telmo, Lomero Poyatos, Confesionarios y Tharsis.

La acidez obligaría a un tratamiento costoso

Los autores recopilan todos los estudios que hasta la fecha se han hecho sobre las concentraciones de sulfatos que tendría el líquido embalsado en Alcolea, con cifras que oscilan entre 157 y 292 mg/L. “Con estos valores es evidente que sus aguas tendrían condiciones ácidas”, y eso a su vez “obligaría a un caro tratamiento” de estos recursos mediante neutralización para que estén aptos para el riego o el abastecimiento humano. “A partir de ahí se obtiene que para alcanzar una buena calidad del agua sería necesario reducir los vertidos ácidos en la cuenca del Odiel entre el 45 y el 70%”, concluye el análisis.

Pero no basta con mejorar el estado del Odiel, sino que también es necesaria la eliminación de los vertidos mineros “para disfrutar de un río con una buena calidad ecológica, a lo que además estamos obligados por la Directiva Marco del Agua”. En este sentido, se recuerda que el Gobierno andaluz llevó a cabo en su momento un estudio que desarrolló un modelo predictivo del comportamiento hidroquímico del Odiel. La conclusión fue que, si se llevan a cabo medidas correctoras en el cauce, se conseguiría un río “con una muy razonable calidad ecológica” que permitiría diversos usos para el agua embalsada en Alcolea.

Los investigadores, por cierto, también se hacen eco de que la “controversia se ha intensificado” en torno a la presa después de que la Junta de Andalucía (que hasta ha creado un grupo de presión con los regantes para que el Estado la finalice) encargase un estudio sobre la calidad del agua que embalsaría, que concluyó que sería apta.

El trabajo lo desarrolló el instituto de investigación de agua Deltares (Países Bajos) que –recuerdan– “rectificó sus conclusiones poco después en una adenda al informe original, reconociendo que su estudio se basó en pocos datos, contiene numerosos errores y que existe una elevada incertidumbre sobre la calidad del agua en el embalse de Alcolea”. Pese a ello, el Gobierno andaluz sigue esgrimiendo el estudio inicial (omitiendo las modificaciones de la adenda) para respaldar su reclamación de que se concluya la presa.

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