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El Gobierno abre la puerta a desbloquear la polémica presa de Huelva paralizada por el riesgo de embalsar aguas tóxicas

Obras para la presa, en término de Gibraleón, antes de su paralización.

Antonio Morente

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Giro sustancial (e inesperado) con la polémica presa de Alcolea, en Huelva, paralizada desde 2017 primero por problemas con la constructora y después por el temor a que el agua que almacene sea tóxica al alimentarse de un río, el Odiel, muy contaminado. Tras años tirándose los trastos a la cabeza, por primera vez el Gobierno central –responsable de la construcción y que hasta la fecha se ha opuesto tajantemente a reanudar la obra– ha abierto la puerta a buscar una solución a este embrollo con la Junta de Andalucía, que en todo este tiempo no ha dejado de reivindicar esta obra contra viento y marea. De hecho, en la práctica puede decirse que ya hay un pacto político en este sentido, aunque el Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco) mantiene como condición irrenunciable que primero hay que descontaminar el Odiel para que sus aguas sean menos ácidas.

El compromiso se ha fraguado en la reciente reunión entre el secretario de Estado de Agua, Hugo Morán, y el consejero de Agricultura, Ramón Fernández-Pacheco, responsable de la política hidráulica en Andalucía. Ambas partes han coincidido en que hay que “desbloquear” el proyecto como sea, sentido en el que Morán se ha comprometido a presentar dos o tres propuestas con posibles soluciones. Desde la Junta, por su parte, se celebra que las dos administraciones se hayan “mostrado conformes con terminar con la inacción que pesa hoy en día sobre esta actuación”.

Con un presupuesto de adjudicación que superó los 89 millones de euros y 246 hectómetros cúbicos de capacidad, la presa de Alcolea se paralizó al 21% de ejecución en 2017. Desde entonces, se han sucedido los informes a favor y en contra de una actuación que genera dudas ante el riesgo de que el agua que acumule sea ácida, con elevadas concentraciones de metales de origen minero como aluminio, cobre, cadmio, manganeso y zinc.

Regeneración del río Odiel

Así las cosas, el último estudio que se ponía sobre la mesa –El problema del drenaje ácido de minas en la Faja Pirítica Ibérica, un volumen editado por la Universidad de Huelva– apuntaba que para garantizar un agua de buena calidad en Alcolea “sería necesario reducir los vertidos ácidos” en su cuenca “entre el 45 y el 70%”. Todo ello por elegir para el embalse la confluencia de los ríos Odiel y Oraque, ambos “intensamente contaminados por aguas ácidas de minas” ya inactivas pero de las que siguen emanando elementos contaminantes.

Por eso, este documento insiste en que habría que acometer una gran operación de limpieza del Odiel antes de la construcción del embalse. Y esa es la “condición” que mantiene el Gobierno central, ya que considera que es la única manera de garantizar que no se reactiva una obra costosa con el riesgo de que sus recursos sólo sean aptos si se someten a un no menos gravoso sistema de depuración posterior. El Ejecutivo andaluz, por su parte, se comprometió a poner en marcha un plan para mejorar la calidad de las aguas de este río del que hasta la fecha poco se sabe.

Las tres propuestas de la Junta

En este contexto, el Ejecutivo central se ha mostrado abierto a un acuerdo por primera vez desde que se frenaron los trabajos, aunque hay que esperar para ver qué opciones pone encima de la mesa. La Junta, por su parte, considera que hay varias soluciones, la primera de las cuales sería desarrollar la obra conforme al convenio actual, con una segunda posibilidad que pasaría porque el Gobierno central diese un paso al lado y permitiese al andaluz continuar el proyecto.

Una tercera vía pasaría por anular el convenio suscrito para Alcolea y “compensar” a Andalucía con una cantidad económica equivalente al presupuesto comprometido, que se usaría para desarrollar otra obra hidráulica. Esto no implica que este proyecto se acometiese en el mismo emplazamiento que el actual, en término municipal de Gibraleón y que tantos problemas está dando.

La postura hasta ahora del Gobierno ha consistido en insistir en que lo primero es regenerar el Odiel, y ahí asegura que no va a dar un paso atrás. “Es realmente esa actuación la que determinará la viabilidad del embalse y presa de Alcolea”, apuntaba hace unos meses en una respuesta en el Congreso en la que descartaba reanudar los trabajos a corto plazo. Y es que, una vez alcanzado ese punto en el que mejorase la calidad del río, el actual proyecto ya no valdría y habría que redactor uno nuevo, aprobarlo, licitarlo y adjudicarlo.

El problema es que esta planificación va para muy largo, porque restaurar un cauce como el del Odiel no es tarea sencilla. Esta situación choca con las necesidades de Andalucía, no sólo por la falta de agua, sino también porque los recursos de Alcolea (principalmente para regadío) ya están más que concedidos y repartidos. De hecho, el Plan Hidrológico 2023-2027 del Tinto, Odiel y Piedras, la demarcación a la que pertenece la presa, cuenta con este agua para hacer posible uno de los mayores incrementos de dotación para riego de toda Europa.

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