La sequía que sufre Andalucía da cada vez más señales de su gravedad, y la última de ellas tiene forma de fotografía y refleja la situación de Doñana. Una imagen captada por el satélite Sentinel 2 del proyecto Copernicus el pasado 2 de marzo muestra la situación actual del espacio natural onubense, lo que contrasta de manera radical en la comparación con otra captura del 12 de marzo de 2021, hace menos de un año: si entonces todo el entorno estaba teñido de verde, hoy es el rojo el color dominante.
“Sequía severa en Andalucía”, titulaba lacónicamente Copernicus, que la elegía como su imagen del día del pasado martes. La propia Estación Biológica de Doñana se hacía eco de la comparativa entre ambas fotografías, que “muestran los efectos de la grave sequía” en Doñana. Todo ello, además, en un parque que sufre no sólo la falta de lluvias, sino que oficialmente desde 2020 también tiene sobreexplotado el acuífero del que se alimenta.
En su comentario a las fotografías, Copernicus señalaba que la de la izquierda “muestra claramente la vegetación local en plena floración hace un año”, mientras que en cambio en la de la derecha, captada la semana pasada, evidencia “una visible falta de agua y de vegetación en las marismas como consecuencia de las insuficientes precipitaciones invernales”. Los niveles de precipitación invernales registrados en 2021-2022 en España, apostilla, están un 35% por debajo de la media histórica, “lo que provoca importantes problemas para los entornos de las cuencas hidrográficas españolas y su biodiversidad”.
La sequía en el Parque Nacional es más que evidente por el aspecto seco y la ausencia de agua en las marismas, lagunas y arroyos. Esto se traduce también en indicadores como el de la población de anfibios, cuya presencia es hasta 20 veces menor hoy que hace un año. El muestreo invernal de estas especies que ha realizado la Estación Biológica de Doñana, adscrito al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha constatado por ejemplo que en 11 de las 24 ubicaciones en las que se controla la presencia de estos animales no había ni agua.
El año pasado por estas fechas había llovido casi el doble, lo que permitió la aparición de pequeñas charcas que son el hábitat idóneo de los anfibios. Ante esta situación, las organizaciones Ecologistas en Acción, SEO/BirdLife y WWF España reclamaban recientemente la suspensión de la caza de aves acuáticas en Doñana ante la situación de sequía, ya que los humedales acogen cientos de miles de aves migratorias que durante el otoño y el invierno los utilizan como refugio y zonas de alimentación, huyendo de las heladas y la falta de comida en el norte de Europa.
Los datos de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), a cuya cuenca pertenece Doñana, señalan que el actual año hidrológico (que arranca en octubre) es el quinto más seco del último cuarto de siglo, con un 46% menos de precipitaciones que la media. La falta de precipitaciones tiene su reflejo en la situación de los embalses, que en la cuenca del Guadalquivir están al 28,51%, su punto más bajo desde la sequía más grave las últimas décadas, la de 1995.
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