“Las crisis de los partidos no son positivas ni para España ni para la izquierda. Los partidos de izquierda no están unidos, y eso no es un buen síntoma”, ha dicho Susana Díaz dirigiéndose a los casi 300 socialistas reunidos este lunes en Antequera, en el primer comité director del PSOE andaluz desde la investidura del nuevo presidente, el popular Juan Manuel Moreno Bonilla. Parecía un mensaje hacia adentro, referencia a la recién reavivada guerra entre la dirección federal de Pedro Sánchez y la de Díaz, a cuenta de la pérdida del Gobierno de Andalucía. Pero los aludidos también podrían estar en la otra izquierda.
La sevillana parecía hablar -sin nombrarla- de la última crisis en Podemos e IU, que se ha saldado hoy con la dimisión de Íñigo Errejón como diputado del partido que confundó junto a Pablo Iglesias, o del cese de Gaspar Llamazares, ex líder de IU, antes de Alberto Garzón. “Sólo cuando la izquierda es fuerte, puede ser dique de contención a las derechas. Cuando se hace fuerte el ruido interno en la izquierda, crece la derecha”, insistía la sevillana, que acaba de ver cómo esta frase cobra vida en el acuerdo a tres entre PP, Ciudadanos y Vox que le ha desalojado de San Telmo.
El pasado 2 de diciembre, el PSOE andaluz ganó las elecciones, pero perdió 400.000 votos, 14 diputados y el Gobierno autonómico, donde llevaba 36 años y medio instalado. Desde entonces, la dirección federal de Sánchez presiona para que Díaz “reflexione” -léase: dimita- y abra paso a la “renovación” interna. El mensaje de vuelta de la secretaria general del PSOE andaluz es éste: la fragmentación de la izquierda es una oportunidad para que las derechas gobiernen, y vuelve haber elecciones dentro de cuatro meses.
Díaz devuelve como un boomerang la llamada a la “reflexión” a Madrid, y pide más tiempo. “Que los partidos de izquierdas no estén unidos no es un buen síntoma”, ha subrayado. “Que haya partidos que se fragmentan a pocos meses de las municipales no es un buen síntoma”, continuó. ¿Seguía hablando de Podemos? Susana Díaz ha cerrado su reflexión sobre la división en la izquierda, reclamando “un PSOE unido, dentro y fuera de Andalucía, al servicio del interés de los ciudadanos”. Con este mensaje, la líder de la federación más numerosa y musculosa del partido vuelve a lanzar un aviso de rebeldía a Ferraz.
La sevillana quiere seguir al frente de la oposición al nuevo Gobierno de PP y Ciudadanos. Sus más fieles en la ejecutiva regional han respondido a Sánchez que si continúa con las presiones para moverle la silla a su jefa a cuatro meses de las municipales, autonómicas, europeas (y puede que generales), “las consecuencias pueden ser nefastas para las próximas elecciones”. Ella misma ha ligado hoy su suerte a la de sus alcaldes y candidatos en los ayuntamientos, enrocándose con los casi 300 miembros del comité director del PSOE andaluz. “Me vais a ayudar a mí a ser vuestra secretaria general y la líder de la oposición en el Parlamento, pero también a todos nuestros candidatos en las municipales” del 26 de mayo, dice.
El PSOE de Andalucía ha celebrado este lunes su primer comité director tras la investidura de Moreno Bonilla. El máximo órgano de decisión entre congresos ha tenido lugar en el municipio malagueño de Antequera, enclave simbólico para la autonomía andaluza, porque aquí se firmó hace 40 años el pacto entre 11 formaciones políticas que sirvió de base política al futuro Estatuto y al inicio del autogobierno. También Moreno celebrará aquí en Antequera su primero Consejo de Gobierno, el próximo sábado.
La ex presidenta andaluza ha arremetido desde el principio contra el nuevo Ejecutivo de coalición PP-Ciudadanos, cuyos consejeros se han conocido esta mañana. La líder del PSOE andaluz ha criticado que “no hay un Ejecutivo, sino dos ejecutivos de dos partidos, cada cual con su interés”. Díaz ha denunciado que el nuevo Gobierno de Moreno “ya ha empezado a dar marcha atrás en políticas de igualdad”. “La primera mujer en la orden de prelación de consejeros de la Junta está en séptimo lugar”, ha subrayado. Luego ha vuelto a insistir en que “las políticas de igualdad son lo que une a la izquierda”.
En el Parlamento andaluz, la izquierda ahora está desunida y arrinconada. PP, Ciudadanos y la ultraderecha de Vox suman 59 diputados, frente a los 50 de PSOE (33) y Adelante Andalucía (la coalición Podemos-IU, que tiene 17). Pero además, las dirigentes de ambas formaciones -Susana Díaz y Teresa Rodríguez- mantienen una relación política y personal nefasta. La líder regional de Podemos acusa a la socialista de haber facilitado la llegada del Gobierno de derechas en Andalucía, tras haberse aliado con el partido de Albert Rivera en la pasada legislatura. Rodríguez lo defendió así en campaña y volvió a decírselo a la cara a ella en el debate de investidura de Moreno que, en teoría, era quien se enfrentaba a las réplicas de todos los grupos parlamentarios.