Susana Díaz ha tirado de medidas como las anunciadas matrículas gratis para los universitarios que aprueben, una renta de inserción o una nueva mesa de diálogo con sindicatos y patronal, a las que todavía hay que darles forma y con las que muestra el lado más a la izquierda de sus políticas, en ese empeño de desprenderse del “traje de derechona” en el que dicen que la enfundaron durante la campaña de las primarias del PSOE.
Y mientras medita un cambio en el Gobierno de Andalucía, también busca ganar posiciones en el terreno que le puedan comer desde Podemos e IU en la construcción de una alternativa a 40 años de hegemonía del PSOE. Reiteradas veces ha mencionado, durante su comparecencia extraordinaria para un debate general sobre su gestión en el ecuador de la legislatura, que quiere “liderar la construcción de una gran alianza social” en Andalucía, especialmente cuando ha confrontado con los líderes de Podemos, Teresa Rodríguez, e IU, Antonio Maíllo, que a su vez pretenden impulsar un bloque que le plante cara en las próximas elecciones autonómicas.
Pese a que las citadas medidas son las más novedosas, junto a la propuesta de un comisionado de Memoria Histórica en cuya defensa esta vez no ha mencionado a Diego Valderas tras haber revuelto a IU con la idea, lo cierto es que la oposición las ha acogido con indiferencia, acostumbrada como está a “anuncios de anuncios”. Porque mientras Susana Díaz intentaba abrumar a la oposición con una retahíla de incentivos para impulsar el empleo y la economía, los demás grupos le respondían con un desglose de sus incumplimientos. “Detrás de cada medida hay miles, cientos de miles, de personas afectadas”, ha replicado ella a los comentarios que en las bancadas de la oposición provocaban estas promesas.
Eso sí, el primer cuarto de hora de su intervención no ha renunciado en exhibirse como la líder de la oposición a Mariano Rajoy que le hubiera gustado ser y lo ha dedicado a denunciar que “el Gobierno de España no cumple con Andalucía”, especialmente por los Presupuestos Generales del Estado (PGE) y las correspondientes inversiones para el territorio, sin olvidar la necesidad de una “derogación urgente” de la “infame” reforma laboral del PP.
“Lo único que encontramos son portazos”, ha dicho respecto a la reclamación de una financiación “justa” para Andalucía, lo que ha aprovechado para informar de un crédito con el Banco Europeo de Inversiones (BEI) por 217,5 millones de euros “con unas condiciones de financiación ventajosas”, y “por debajo de lo que trata de imponer” el Gobierno de la Nación. “Es la primera vez desde que está en funcionamiento el FLA (Fondo de Liquidez Autonómica) que el BEI suscribe un crédito con una comunidad autónoma”, ha remarcado.
IU no perdona lo de Diego Valderas
El turno de la oposición ha empezado con Antonio Maíllo, quien ha hurgado donde más le duele a Susana Díaz, reprochándole su “perfil derechista” y con un “lo único que ha hecho en corrupción es garantizar que el dirigente del partido más corrupto de España volviera a ser presidente”. Tras echarle en cara su “insolvencia de gestión” la ha presentado como una “comercial de El Corte Inglés” en la venta de sus planes contra el paro. En su opinión, la presidenta deja de lado “el empleo como derecho con la milonga del emprendimiento”.
Dolido a su vez con la “trampa” de la presidenta con Diego Valderas, ha continuado hablando de la falta de fuelle del Gobierno de Susana Díaz: “Todo suena a canción de verano: des-pa-ci-to”, ha ironizado. “Se puede compartir o no, pero José Antonio Griñan [referido constantemente por unos y otros en el debate] tenía una estrategia para Andalucía, usted sólo tiene un proyecto para el PSOE”, ha proseguido Antonio Maíllo, dirigiéndose a una presidenta “casbizbaja, con la maleta en la puerta, y que espera que la recojamos”, a lo que no está dispuesto con una mujer a la que “sólo le gustan las puñaladas”, que “no deja crecer la hierba”. Para concluir: “IU no va a reírle las gracias porque representa la síntesis de lo peor en la política de este país”.
Una intervención que Susana Díaz ha seguido casi sin mirarle y en la que los dos se han cruzado reproches sobre quién hacía más gala de soberbia y arrogancia, para terminar la presidenta lamentando el tono “ofensivo” y “lleno de rencor” del que fue su socio de gobierno en la pasada legislatura.
Pero si duro ha sido Antonio Maíllo con Susana Díaz, no menos ésta con Teresa Rodríguez, pese a que esto sorprende menos porque es habitual que le muestre bastante menosprecio. La presidenta le ha censurado su “falta de decoro parlamentario” e incluso le ha sacado “las medallitas del alcalde de Cádiz” y ha criticado a su oponente una estrategia que “deja huérfanos a miles de progresistas”. Para apostillar: “Esa izquierda sabe que la gran alianza social que necesita Andalucía sólo puede estar liderada por el PSOE”.
Respondía a una Teresa Rodríguez que le ha atribuido el “síndrome de procusto”, que desprecia lo que sobresale, y su inacción. “Va a ser al final verdad que usted se ha llevado sin gobierno, pero no los 80 días que esperó para su investidura y con los que nos tortura sesión tras sesión, sino más de 800”, ha ironizado Teresa Rodríguez, para sentenciar: “No es una rendición de cuentas, sino de cuentos”. Pero incluso le ha propuesto “sacar al PP de Moncloa”, con la moción de censura de Podemos. “Con el PSOE ni muerta”, ha rematado la diputada.
Tras esto, el cara a cara con Juan Manuel Moreno ha sido de guante blanco. El presidente del PP en Andalucía se ha garantizado empezar con un aplauso con un recuerdo para el español Ignacio Echavarría, asesinado en los recientes atentados en Inglaterra. Y luego ha recordado a la presidenta lo previsible: “Si hubiera ganado las primarias de su partido, no estaría aquí”. Para agregar: “Si a mí mis compañeros me pegan un varapalo como el suyo, no vuelvo a la política ni harto de vino”.
Ella le ha respondido también con lo previsible: “Le molesta que esté aquí, porque había ligado todas sus expectativas de futuro a la posibilidad de no enfrentarse a mí”. Luego le ha pedido que se decante: “Usted no es un tertuliano, sino que es el líder del PP-A, levante el teléfono, llame a Mariano Rajoy y diga que no está dispuesto al atropello que tiene previsto en esta tierra”.
En medio de todo esto, cierta complicidad para ella por parte de C's. Con Juan Marín lo tenía fácil después de haber cerrado un calendario para cumplir lo que queda pendiente del pacto de investidura que las dos fuerzas cifran en un 30% porque el 70% lo dan por liquidado ya. Pero también le ha reiterado un aviso de cara a las futuras negociaciones. Si quiere sacar adelante los presupuestos autonómicos de 2018 “tendrá que hablar con C's de una armonización del impuesto de sucesiones y donaciones: apúntelo porque va a ser una cuestión que tendrá que revisar”.
Finalmente, ha intervenido Mario Jiménez, con medio hemiciclo vacío ya, en un turno que cada vez critican más desde la oposición porque es para la habitual alabanza a la presidenta. El portavoz parlamentario del PSOE-A la ha defendido de los “ataques personales” e “indignos” de IU y Podemos y le ha brindado todo el apoyo del grupo en sus políticas. Tras dejar su cometido como portavoz de la gestora del PSOE, vuelve con las pilas cargadas y en todas las quinielas para el cambio de gobierno con el que Susana Díaz pretende dar impulso, entre otras, a esas medidas con las que empezaba su discurso.