Susana Díaz ante el reto de relanzar su marca

En el PSOE-A, empezando por su propia secretaria general, Susana Díaz, son conscientes de que la crisis en el partido, que tuvo su momento de máxima escenificación en el caótico Comité Federal de hace una semana, ha hecho mella en la federación y ha pasado factura a la imagen de la también presidenta de la Junta de Andalucía. No ya sólo por las sensaciones que se perciben en una militancia donde los movimientos críticos “son testimoniales”, puntualizan desde el PSOE-A, sino por la poca complicidad que han encontrado en la opinión pública.

Los esfuerzos realizados por lanzar la marca Susana Díaz, quien desde que se convirtió en la primera mujer en presidir la Junta de Andalucía comenzó una gira mediática por todo el país, se han tenido que enfrentar ahora a las diferentes lecturas de su papel en la crisis del PSOE y sus movimientos con líderes de todo el país para descabalgar a Pedro Sánchez de la secretaría general, según reconocen en su entorno. Si bien Pedro Sánchez ha salido mucho peor parado en los medios de comunicación, ello no se ha traducido en una lectura amable para Susana Díaz y su estrategia, pese a las decenas de citas y entrevistas con los principales directores de medios de comunicación y periodistas del país a lo largo de estos dos años.

La imagen de una política de mano férrea y ducha en los manejos del partido, y la maniobra y conspiración interna, han deteriorado su perfil trabajado de mujer de estado. Incluso cuando la secretaria general del partido en Sevilla y presidenta del Comité Federal, Verónica Pérez, clamó “la única autoridad en el PSOE, les guste o no a algunos, soy yo” -frase que la perseguirá por mucho tiempo- se instaló el convencimiento de que sólo trasladaba el mensaje de Susana Díaz, la mujer que movía los hilos.

Y mientras Verónica Pérez asume el “coste personal” que esto le ha supuesto, y se mantiene alejada de los focos, el equipo de Susana Díaz sabe que tiene dos tareas por delante. La más inmediata, la construcción de lo que llaman “el relato”, o hacer “pedagogía”, que son las expresiones que emplearon en la última reunión de la ejecutiva esta semana, para que los militantes y votantes entiendan por qué se abstienen para que gobierne el PP si no queda más remedio. Y la segunda, regenerar la imagen de Susana Díaz.

Un trabajo que había empezado en cierta medida hace unos meses, con la deriva que estaba tomando el partido, y que trasciende a los medios de comunicación, como ya se vio el pasado mes de mayo en la segunda conferencia que pronunciaba en el Hotel Ritz de Madrid, en vísperas de las segundas elecciones generales a las que se enfrentaría Pedro Sánchez el 26J, y año y medio después de la que ofreció en el mismo escenario, recién convertida en presidenta, y donde muchos la describieron con la “esperanza blanca” del PSOE. Para la segunda cita en el emblemático foro, la de hace cinco meses, cundió entre los suyos hasta cierto temor a que no llenara, lo que no sucedió. Incluso se hizo acompañar por un séquito de 15 personas entre consejeros, viceconsejeros, directores generales o jefes de gabinete.

En este sentido, la idea de que es uno de los mayores valores que tiene un partido que pasa en estos momentos por sus horas más bajas, empujará a trabajar en esta línea. En el equipo de confianza de Susana Díaz, los que apostaban por no dejar pasar más tiempo y asestar el golpe a Pedro Sánchez con las 17 dimisiones en su ejecutiva, insisten en que no se han equivocado, frente a los que pedían esperar un poco y no asumir ese riesgo, cuando horas antes del Comité Federal ni siquiera sabían si iban a ganar el pulso a los sanchistas.

Pero en la búsqueda de la caída de Pedro Sánchez, que empezó hace tiempo, ha habido luego unanimidad en que el PSOE-A ha sido el brazo ejecutor. Y hasta el final, como lo refleja el hecho de que fuera Francisco Reyes, secretario provincial en Jaén y antaño el único de éstos críticos con Susana Díaz, el que comenzara a recoger las firmas para presentar una moción de censura a Pedro Sánchez cuando el Comité Federal no tiraba para ningún lado, un gesto que fue decisivo para la resolución de la jornada.

La responsabilidad que menos citan en el PSOE-A es la que tiene por poner toda su maquinaria a funcionar para conseguir que un entonces desconocido - por lo menos en el sur- Pedro Sánchez ganara en unas primarias a Eduardo Madina, un valor ahora recuperado por los mismos que entonces no lo querían. El voto en Andalucía, que fue mayoritario para Pedro Sánchez, resultó decisivo en la victoria de un hombre que luego la organización ha entendido que llevaba al partido a un camino sin retorno.

“Es normal que se proyecte casi únicamente en nosotros lo ocurrido, porque cuanta más responsabilidad se tiene, y hay más que perder, más en serio hay que tomarse el partido”, resume sobre el Comité Federal un integrante de la ejecutiva de Susana Díaz, quien recuerda que el PSOE-A es “la federación más numerosa e importante, y encima con la trayectoria de haber gobernado siempre una comunidad autónoma de las dimensiones de Andalucía”. Aún así, miembros del PSOE andaluz expresaban su “cansancio” por estar en primera línea de batalla “cuando no hemos sido los únicos que estábamos en descuerdo”.

Y eso conlleva que si se apunta al PSOE-A, se dispara a Susana Díaz. Máxime cuando la federación se agarró a esta marca como su mejor arma en las últimas campañas electorales, con una cartelería en la que aparecía su rostro y el #YoConSusana y las siglas del partido muy en segundo plano o ni siquiera porque resultaba una apuesta más segura para captar votantes y contrarrestar a unos rivales que los machacaban con la corrupción de los ERE o el caso de la formación profesional para el empleo.

Ya en el Comité Director del PSOE-A previo a la reunión en Ferraz, Susana Díaz se marcó un discurso conciliador y no hizo la sangre que muchos esperaban con Pedro Sánchez, si bien tanto ella como el dimisionario secretario de Política Federal, Antonio Pradas, expresaron públicamente su certeza de que el exsecretario general había enfermado de 'podemitis', lo que luego ha repetido el presidente de la gestora creada tras la renuncia del líder, Javier Fernández. “Hay compañeros que se han cegado con los fogonazos de los partidos emergentes”, apuntó Susana Díaz 48 horas antes del Comité Federal. “Hay compañeros que se han radicalizado”, apostilló Antonio Pradas.

Los movimientos de los críticos

Entre esos compañeros se entiende que incluyen a buena parte de los sanchistas, que en Andalucía han hecho poco ruido: un documento en apoyo a Pedro Sánchez aprobado por la asamblea del partido en Granada, un intento frustrado para hacerlo en Málaga, la campaña en change.org de Socialistas por el Cambio, el manifiesto de un centenar de militantes de la agrupación de Cádiz...

Pero tampoco van a rendirse, y participan activamente en la recogida de firmas para exigir que no se dilate la convocatoria del congreso para elegir nuevo líder. El alcalde de Jun (Granada), José Antonio Rodríguez, quien en su día quiso medirse en primarias con Susana Díaz por la secretaría general del PSOE-A, sostiene que llevan unas 40.000 firmas. Ésta no es la principal preocupación del partido en estos momentos, porque hace falta que firmen la mitad más uno de los militantes según los estatutos, y eso es muy difícil de conseguir. Pero sí preocupa la sensación de que con ello quieren evitar que Susana Díaz tenga tiempo para recomponerse y ofrecer su mejor perfil de cara a disputar la secretaría general llegado el momento.