Teresa Rodríguez (Rota, Cádiz, 1981) titubea sobre su cargo aunque, de momento, es la presidenta del grupo parlamentario Adelante Andalucía. No las tiene todas consigo. A la espera del fallo de la Mesa del Parlamento andaluz, Rodríguez, a veces porfiada, no cesa en su empeño de conseguir una organización política de izquierdas con voz propia desde Andalucía. A su juicio, no lo pudo lograr con su anterior formación, Podemos, que intenta recomponerse de la salida de la dirigente gaditana. Cristalizada la ruptura con Izquierda Unida (IU), el espacio a la izquierda del PSOE solo genera incertidumbre a los votantes que temen la consolidación del bloque de las derechas en el Palacio de San Telmo, sede del Gobierno andaluz.
¿Se planteó renunciar al acta de diputada tras dejar Podemos?
La salida de Podemos estaba muy prevista desde antes. No es abrupta. No llego a salir de Podemos hasta que me expulsan dos días después de la primera reunión de la Mesa [del Parlamento andaluz]. Había una serie de discrepancias políticas y organizativas que venían de muy atrás con la dirección estatal de Podemos y un día nos sentamos poniendo de manifiesto que tenemos discrepancias serias con el PSOE y con la necesidad de una organización de obediencia andaluza. Vemos la mejor manera de romper.
¿Entiende que haya personas que no compartan su permanencia en Adelante Andalucía?
Claro. Si no hubiera ese acuerdo de por medio [con Pablo Iglesias] que hicimos público en un vídeo… Es verdad que no lo firmamos y ese fue mi gran error: no haber negociado un documento escrito que quedara para cuando las relaciones no son tan buenas. No hicimos un convenio regulador aunque sí hicimos un acuerdo público y nadie nos llamó tránsfugas hasta antes de ayer.
¿Qué le dice a los votantes de Podemos que no cuentan ahora con representación parlamentaria directa en la cámara andaluza?
Fueron votantes de Adelante Andalucía. Votaron a una coalición que tenía un programa electoral que elaboramos participativamente entre cuatro organizaciones y personas a título individual y al que seguimos siendo fieles. Como cargos electos tenemos una relación orgánica con un partido, pero sobre todas las cosas tenemos un contrato a través de un programa electoral con la ciudadanía. Ese contrato no lo hemos roto y la relación con el partido ha sido siempre amistosa hasta ayer.
A IU no le sentó bien el vídeo con Iglesias porque no parecía gustarles que pudiéramos romper amistosamente con Podemos
¿Cree que una Teresa Rodríguez como candidata y con un partido nacido del 15M llamado Adelante Andalucía y sin vinculación con Podemos habría conseguido 15 diputados en las elecciones autonómicas de 2015?
Pues no lo sé. De hecho seguramente no. Pero Podemos se construye en Andalucía porque me bajo de Bruselas con una carpetita y una pegatina y me pongo a construir el partido con otros compañeros y compañeras. No me gusta ponerme esa medalla, pero soy parte fundadora de Podemos. Evidentemente yo no hubiera hecho nada sin los círculos de Podemos que ya estaban constituidos y trabajando en Andalucía. Pero bueno… Podemos también soy yo.
¿Y en 2018, cree que habría sacado 17 diputados con Adelante Andalucía sin IU ni Podemos dentro?
Pues no sé qué hubiera pasado. Creo que el mérito lo tiene fundamentalmente Podemos y no es por quitárselo a IU, que tiene una organización de muchos años, muy implantada y con una presencia municipal importante. Pero lo que hace que cambien las tornas políticas de este país es la irrupción de Podemos. Y como consecuencia de todo, el 15M.
Decía Toni Valero, el secretario de organización de IU en Andalucía, que Adelante Andalucía "sin Podemos ni IU sería una marca blanca de otra cosa". ¿Cuál es el futuro de la confluencia?
El futuro es la determinación de seguir construyendo un espacio para el andalucismo nítidamente de izquierdas con voluntad de tener voz propia en todas las instituciones y de no perder el horizonte de transformación nunca.
Dijo que "los cogobiernos entre el socialismo y lo que tiene a su izquierda dan lugar al crecimiento de la extrema derecha". ¿No allana toda esta situación la consolidación de Vox en Andalucía?
Fortalece sobre todo al PSOE porque no ha habido mucha transferencia de voto entre los distintos bloques. Hoy por hoy Vox es un fenómeno esencialmente entre el electorado de derechas y fundamentalmente del PP, según dicen los datos postelectorales. Pero, dicho esto, tampoco favorece mucho al terreno de la izquierda alternativa, que lo dejamos reventado y no es una buena noticia para la izquierda ni para el futuro de la izquierda andaluza.
Una de las razones para dejar Podemos fue el cambio de estrategia para pactar un Gobierno de coalición con el PSOE. Es muy recordado su “Con el PSOE ni muerta”. ¿Cree que su inmovilismo le puede pasar factura a largo plazo?
Soy partidaria de tener principios muy firmes, pero esto no sería un principio ideológico mío sino una evidencia. El cogobierno de PSOE e IU destrozó el espacio electoral de lo que había a la izquierda del PSOE. Luego nació Podemos y fue capaz de tomar ese espacio y ampliarlo. Cuando alguien me demuestre que un cogobierno con el PSOE, en algún lugar de España, haya dado lugar a la mejora de la izquierda alternativa pues me replantearé mi hipótesis, no soy tan sectaria. Pero nadie me ha puesto sobre la mesa ni un solo ejemplo.
Quizás pueda serlo usted.
La estrategia es otra porque esa nos conduce a un fracaso. Creo que existe un espacio para ser oposición de izquierdas a un Gobierno progresista. Esto amplía las bases de las políticas de izquierda y contribuye a demostrarle a la sociedad que hay una alternativa a lo que tradicionalmente ha sido el socioliberalismo.
¿Reconsideraría su posición si Susana Díaz no fuese la secretaria general de los socialistas andaluces?
Tendría que ver algo más que quitar una cara para poner a otra. Siempre he hablado del “susanismo” y, a lo mejor, eso es demasiado personalizar. Me refiero al “susanismo” como un fenómeno del PSOE andaluz específicamente, y que se ha dado en otros territorios donde han gobernado durante muchos años, en el que no existe esa militancia de la Transición, de las asociaciones de vecinos, de los sindicatos, del ámbito de la participación social… Es la siguiente generación que se ha encontrado con un puesto de trabajo en el partido desde que tenía 18 años. Porque es el hijo de, el hermano de, el cuñado de… Es una empresa familiar que da trabajo a miles de personas. Cambiar eso es muy complicado incluso si cambias al líder que lo dirige.
En un nuevo ciclo electoral, ¿apoyaría una coalición del PSOE y Unidas Podemos para desbancar al bloque de las derechas?
Se puede dar el voto de investidura y preservar tu espacio de alternativa. Cuando llega la hora de negociar el presupuesto o una ley se ponen sobre la mesa las medidas y las políticas. Y nos sentamos regularmente con el Gobierno para trasladarle propuestas porque de alguna manera depende de ti. Pero no hace falta ser Gobierno con ellos porque eso supone aceptar, defender y dar la cara por todo lo que hace. Y ese Gobierno no es el tuyo.
Pero se pueden cambiar muchas cosas estando en el Gobierno.
Y desde fuera también.
¿Está usted cómoda entonces en la oposición?
¡No! Quiero ser Gobierno pero para serlo me tengo que proyectar como alternativa, no como muleta. No como el lobby de izquierdas del PSOE. Mientras hay que conseguir cosas para aumentar los niveles de conciencia de la gente y la voluntad de seguir más allá. Y esto se puede hacer desde fuera. Unidas Podemos consiguió una subida mayor del salario mínimo interprofesional cuando estaba en la oposición que siendo Gobierno.
Estamos ante “un divorcio del copón”, como aventuraban miembros de su equipo justo antes de dejar Podemos y de sacar el vídeo de la ruptura amistosa con Pablo Iglesias. Pero ya sabían que había discrepancias políticas irreconciliables. Echando la vista atrás, ¿fue más tacticismo para no dañarse más mutuamente?
Creo que hubo voluntad de poder experimentar otra forma de separación. Las diferencias políticas que tenemos no suponen un modelo de sociedad muy distinto. Sobre todo fue una necesidad de romper con el centralismo y construir una fuerza de obediencia andaluza. Porque quien en Andalucía no se plantee la brecha territorial con el resto de España y Europa será incapaz de cambiar la realidad aquí. Podrá hacer políticas muy progresistas desde el Estado, pero en Andalucía seguiremos en esa situación de brecha.
Entonces, ¿no fue un acto de cara a la galería sabiendo que iban a una ruptura irreconciliable?
Lo que temíamos no era una ruptura del copón con Podemos sino con IU. A ellos no les sentó bien el vídeo porque no parecía gustarles que pudiéramos romper amistosamente con Podemos. IU pensaba que nos regalaban la marca de Adelante Andalucía desde Madrid mientras ellos tenían que construir Unidas Podemos y no querían.
Y desde ese vídeo hasta ahora, ¿qué ha cambiado para que la llamen tránsfuga?
Eso se lo tiene que preguntar a quien me lo llama porque por mi parte no ha cambiado nada. Ni siquiera ha habido un conflicto político potente con el Gobierno central que haya generado la situación en la que estamos ni tampoco hemos roto con la disciplina de voto dentro del grupo.
Mi gran error fue no haber firmado un documento escrito con Pablo Iglesias que quedara para cuando las relaciones no son tan buenas
Celebró el informe de los servicios jurídicos del Parlamento andaluz en el que se recoge que “la baja de un partido político no implica automáticamente la baja en el grupo parlamentario”, pero ¿no cree que el escrito presenta un vacío normativo en el reglamento parlamentario que no recoge su situación ni la de sus compañeros?
Cuando eso ocurre no hay que aplicar la política más restrictiva posible. Si algo no está regulado significa que no está regulado. En cualquier caso plantea la cuestión sobre la razón de ser del representante público. Lo que hay detrás de la defensa de las sentencias del [Tribunal] Constitucional de situaciones similares a la nuestra es que uno es representante de la ciudadanía en las instituciones y se debe a un programa electoral. No se debe a un partido.
Dice que no está regulado. Ahora se están ultimando los detalles de un Pacto Antitransfuguismo en Madrid y se ha pedido a las fuerzas políticas partícipes que se comprometan a lo acordado mientras se aprueba. Con esta petición, ¿qué cree que decidirá el miércoles la Mesa del Parlamento?
Espero que se siga la ley. Estamos en un estado democrático, no partitocrático. No es lo que dicen los partidos políticos en un momento dado porque les viene bien de forma muy evidente y encima legislando ad hoc y pretendiendo que tenga carácter retroactivo. La operación ha sido evidentemente construida. De hecho ha habido fuerzas políticas que no han firmado el pacto porque han visto la operación desde lejos. No había tanta prisa, no hay que hacer normativa para resolver problemas concretísimos que los partidos tienen en un momento dado y lo mejor es buscar el consenso. Porque además se ha vetado la participación de Primavera Andaluza para evitar que pudiéramos precisamente defender nuestras posiciones en Madrid. Y el veto vino de Unidas Podemos. Dicho esto, para el miércoles me gustaría que las organizaciones políticas atendieran primero a la ley y después a su interés particular.
De ser readmitida definitivamente, ¿qué solución propone para la convivencia del grupo parlamentario?
Pues no sé. Supongo que pase un tiempo para que se nos pase el enfado como pasa en cualquier familia, en cualquier comunidad de vecinos y en cualquier pandilla de amigos. Y que un día veamos que hay algo más importante que las diferencias concretas que nos han separado durante un momento dado y que merece la pena pelear por eso.
De ser expulsada definitivamente, ha confirmado que recurrirá el fallo por la vía judicial en distintas instancias. Sin embargo, la resolución puede alargarse años y mientras tanto su actividad parlamentaria se vería limitada al ser una diputada no adscrita. ¿Teme quedar aislada hasta el nuevo ciclo electoral?
Pediríamos medidas cautelarísimas y esperamos que el Constitucional pueda dar respuesta de forma rápida. Incluso por la vía administrativa también vamos a pedir medidas cautelares. Pero si no, tendríamos que ver cómo seguimos aportando porque estar en el Parlamento para verlas venir tampoco tiene mucho sentido.
Se ha conocido en estos días su condena a pagar 5.000 euros a los herederos del que fuera ministro franquista José Utrera Molina por atribuirle en un 'tuit' la responsabilidad del “asesinato” de Salvador Puig Antich en 1974.
El tuit estaba muy cuidado y no llamaba asesino a Utrera Molina. Dije que era responsable del asesinato de Puig Antich y lo dije porque Utrera Molina formaba parte de un Consejo de Ministros que tuvo la oportunidad de conmutar su pena y no lo hizo. Lo dije porque entendía que en una sociedad democrática como la nuestra que dejó atrás el franquismo hace mucho tiempo, cualquier persona, incluidos los jueces y las juezas, podrían fácilmente considerar que la dictadura no fue un régimen democrático homologable. Pero en ambas sentencias han considerado en base a la legalidad de la época que no era un asesinato sino una ejecución reglada. Tenemos una judicatura que es muy de derechas.
¿Qué opina del apoyo de Bildu a los Presupuestos Generales del Estado?
Contesto como comentarista política. No voy a hacer una valoración de si me parece bien o mal. Es una jugada de Pablo Iglesias para tratar de alejar a Ciudadanos de la negociación de los presupuestos. Y como jugada está bien hecha si le sirve para conseguir sus objetivos de, al menos, conseguir unas cuentas más progresistas.