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La Toma de Granada: año nuevo, polémica vieja

La Toma de Granada volvió un año más con los grupos de extrema derecha y “antifascistas” casi como parte del protocolo. La tradicional conmemoración de la conquista de la ciudad en 1492 por los Reyes Católicos no tiene una sola edición en la que falten tanto los actos paralelos que piden abolirla como los grupos a favor y en contra de diferente signo que acuden a los actos festivos de la Plaza del Carmen a vitorear o abuchear pero, sobre todo, a insultarse entre sí.

El ceremonial es idéntico cada año y no tiene apenas variaciones: la corporación municipal acude, portando el pendón de los Reyes Católicos, hasta la Catedral y la Capilla Real, donde descansan los cuerpos de dichos monarcas. El estandarte es tremolado primero ante las tumbas de estos y, más tarde, tras la misa solemne, en acto multitudinario desde el balcón del Ayuntamiento. Por protocolo, el concejal más joven se asoma y llama por tres veces a Granada, que responde con un “¡Qué!” al que sigue: “Por los ínclitos Reyes Católicos, don Fernando V de Aragón y doña Isabel I de Castilla: ¡Viva España! ¡Viva el Rey! ¡Viva Andalucía! ¡Viva Granada!”. Participa, además de la banda de música municipal, la militar del Mando de Adiestramiento de Doctrina del Ejército de Tierra, con sede en la ciudad.

La polémica la arrastran los grupos de izquierdas y derechas que se dan cita cada año en la Plaza del Carmen. En la zona de la calle Navas, a la izquierda precisamente del balcón municipal, independentistas andaluces, anarquistas y agrupaciones como el Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT) concurren bajo el lema “los genocidios no se celebran”. En la zona frente al balcón, en la esquina con la calle Reyes Católicos, se colocan partidos como Falange, Alianza Nacional o Democracia Nacional. A un lado, esteladas, banderas republicanas y anarquistas. Al otro, banderas franquistas, carlistas y hasta neonazis.

En los últimos años, el fuerte despliegue policial impide que hagan poco más que gritarse e insultarse, con intercambios como que los autoproclamados antifascistas conmemoren a Carlos Palomino, el joven activista asesinado en 2007 en Madrid, y los “jóvenes patriotas” pidan la libertad de Josué Estébanez, el condenado por su muerte actualmente en prisión. Por lo demás, más allá de acusarse de “fascistas” o “amigos de los etarras”, el nivel dialéctico alcanza el “¡Míralo, míralo, ya se ha mosqueado!”. A la hora de los himnos, unos abuchean el español y otros el andaluz, y en la tremolación del pendón, los “antifascistas” piden a la concejal, este año la edil de Turismo Rocío Díaz, que se tire del balcón.

Eso sí, los grupos parafascistas -algunos traídos en autobuses desde otras provincias de fuera y dentro de Andalucía-, que se niegan a aceptar esta denominación y afirman “estar celebrando un momento de la Historia y la cultura de España”, se quedan después del acto y se fotografían bajo el balcón municipal, cantando el 'Cara al Sol', mientras que los “antifascistas”, que afirman acercarse para “denunciar la impunidad de los grupos de extrema derecha” -en palabras del portavoz del SAT Granada, Néstor Salvador- son evacuados por la Policía Nacional para evitar choques.

Homilía del arzobispo, PSOE e IU ausentes y 'contra-Toma' paralela

El resto del folclore lo ponen las ausencias, o no, de concejales, y la homilía de Monseñor Javier Martínez, el siempre polémico arzobispo de Granada. Este último se atrevió afirmar en esta Toma de 2015 -“la última Toma”, según los antifascistas- que la Guerra de Granada que finalizó con la rendición de la ciudad por parte del sultán Boabdil el 2 de enero de 1492 “fue la más humana de cuantas guerras ha conocido la Humanidad”.

En cuanto a los ediles, los grupos municipales de PSOE e IU se ausentaron del acto un año más y la concejal de UPyD, Mayte Olalla, decidió acudir al acto civil en el Consistorio pero no a la misa para defender una celebración laica y más neutra. El alcalde, José Torres Hurtado, que defendió la Toma como “una fiesta que celebran todos los granadinos, digan lo que digan los intolerantes”, sólo tuvo recuerdo para el PSOE, al que acusó de “estar muy perdido” por pasar “de defender la Toma a atacarla”.

Finalmente, la Asociación Granada Abierta celebró su tradicional contra-Toma, en un acto en la Fundación Euroárabe. Si otras ediciones han acudido personalidades como Federico Mayor Zaragoza o José Chamizo, en esta ocasión fue Diego Cañamero, portavoz nacional del SAT, quién pidió al Ayuntamiento cambiar la fiesta municipal al 27 de mayo, aniversario de la muerte de Mariana Pineda y “dejar de alimentar un acto que da alas a la extrema derecha”, recordando la agresión que sufrió en 2012 un periodista de la Cadena SER en plena calle.

Por la tarde, la Puerta de la Justicia de la Alhambra vio la tercera edición del 'Atardecer poético en la Alhambra', que pretende oponerse a la Toma “sin politizarse”, con un recorrido por lugares clave de la antigua ciudad nazarí, como puedan ser la Real Chancillería, la Puerta de las Granadas y la Plaza de Bib-Rambla, finalizando con el acto “Todos somos paseantes, todos somos extranjeros”, en la Puerta de la Justicia de la Alhambra. Este año ha contado con una lectura poética por uno de los nietos de Blas Infante.