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María Antonia Peña (UNIA): “La docencia y la investigación pasan por abrirse al mundo”

María Antonia Peña Guerrero.  UNIA

Javier Ramajo

Hacer de la internacionalización una forma de gestión global de la universidad y sacar de la cúpula de cristal al ámbito académico. María Antonia Peña Guerrero, vicerrectora de Internacionalización y Grupo La Rábida desde 2009 en la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA), lo tiene claro. Doctora en Historia por la Universidad de Sevilla y Catedrática del Área de Historia Contemporánea de la Universidad de Huelva, comente en esta entrevista cómo los países de América Latina están inmersos en un proceso de acreditación universitaria para mejorar sus estándares de calidad.

¿Qué papel representa la UNIA como presidenta del Grupo de Universidades Iberoamericanas La Rábida?

La UNIA ocupa la presidencia del grupo según lo dispuesto en sus estatutos. Desde esta posición, la UNIA ejerce una función de liderazgo, pero en realidad todas las decisiones se adoptan de forma democrática y consensuada en el seno del Comité Ejecutivo y de la Asamblea General. En términos generales, nuestro principal papel consiste en canalizar la conexión de las universidades iberoamericanas con el contexto andaluz y europeo. Últimamente, además, estamos tratando de servir de enlace para que América Latina y el Magreb (hasta ahora dos ámbitos universitarios prácticamente carentes de vínculos) puedan encontrar espacios de encuentro en la docencia y la investigación, promoviendo entre ellos redes de movilidad e intercambio.

¿Qué función cumple su vicerrectorado?

Principalmente dar desarrollo y contenido al objetivo primordial con el que se creo la UNIA allá por 1994 y que sigue siendo un punto central en nuestro plan estratégico, es decir, actuar como plataforma de proyección del sistema universitario andaluz hacia el exterior, en especial hacia dos áreas geográficas -Iberoamérica y el Magreb- con las que mantenemos evidentes vínculos de carácter histórico-cultural y de vecindad. En este sentido, sostenemos una importante política de becas para alumnos procedentes de estos espacios y estamos trabajando con mucha ilusión en la puesta en marcha de dobles titulaciones y la realización de cursos internacionales sobre temas estratégicos.

Complementariamente, la UNIA no ha olvidado que también tiene su lugar en el contexto europeo. En este orden de cosas, durante los últimos años hemos llevado a cabo una estrategia de participación en el Programa Erasmus, acomodando nuestra singularidad como universidad a las políticas europeas de movilidad del PAS y del alumnado de posgrado.

¿Cuál es el objetivo principal de los lazos interinstitucionales entre la UNIA y el resto de universidades?

Nuestro objetivo principal es hacer de la internacionalización una forma de gestión global de la universidad. Distanciándonos del antiguo y obsoleto concepto de “Relaciones Internacionales”, entendemos la internacionalización como una hoja de ruta imprescindible para mejorar los servicios universitarios teniendo como horizonte alcanzar la excelencia universitaria en todos sus planos. Hoy día parece indiscutible que alcanzar esta excelencia en la docencia y la investigación pasa por abrirse al mundo, intercambiar experiencias y enriquecerse mútuamente.

La Universidad no puede ya mantenerse dentro de su cúpula de cristal, sino que tiene que afianzar su contacto con las realidades inmediatas y también con las realidades más lejanas que marcan el devenir de un mundo global. La internacionalización nos ofrece la posibilidad de modernizar las estructuras seculares de la Universidad, convirtiéndola en un instrumento para formar ciudadanos del mundo en un entorno de corresponsabilidad y pensamiento crítico. No obstante, la UNIA sostiene también un fuerte compromiso con las universidades de su entorno. Andalucía es nuestro ámbito inmediato de actuación y con las universidades andaluzas mantenemos una magnífica relación: ellas nutren nuestro equipo de gobierno, en coordinación con ellas desarrollamos nuestros másteres oficiales y es su profesorado, principalmente, el que reclutamos para nuestras actividades académicas internacionales.

¿En qué situación están las universidades sudamericanas que ha podido conocer?

El sistema universitario latinoamericano es uno de los más densos y complejos que conozco. De hecho, no podemos acercarnos a él solo con los conceptos que manejamos para las universidades españolas o europeas. En el caso de Iberoamérica las universidades componen un conjunto tremendamente heterogéneo, con grandes desniveles de tipología, calidad y dimensión, en el que es fácil perderse. Entre lo que conocemos como “universidad de garaje” y las buenas universidades existe un abismo, todo un mundo abigarrado en el que las diferencias económicas son muy fuertes y el peso de la universidad privada muy decisivo.

Para colmo, el Espacio Iberoamericano del Conocimiento sobre el que hemos venido trabajando aún dista mucho de ser una realidad y existe una gran diversidad legislativa entre los diferentes países, lo que dificulta la posibilidad de realizar intercambios de alumnos y profesores o montar dobles titulaciones. Lo bueno del Grupo La Rábida que lidera la UNIA es que es una red que representa perfectamente esa diversidad y riqueza de la universidad latinoamericana y que ha demostrado en sus casi 20 años de vida que, a pesar de las diferencias, es posible hacer cosas juntos, cooperar, transferir conocimiento y emprender proyectos estratégicos guiados por la excelencia académica.

¿Cuáles son las materias que más preocupan o en las que se ponen más empeño?

Ahora mismo, un buen número de países de América Latina están inmersos en un proceso de acreditación universitaria muy interesante, tratando de mejorar sus estándares de calidad y de aumentar su número de profesores doctores. Pienso que debemos acompañarles y ayudarles en este proceso de fortalecimiento de capacidades. Son muchas las áreas de interés desde las que se plantea esta demanda: la formación de educadores, la preparación de personal científico-técnico, y también la formación de gestores universitarios. La educación, la salud, la gestión turística o patrimonial, las ingenierías, el urbanismo, la sostenibilidad medioambiental... todo esto preocupa. Y podríamos continuar la lista. Desde otro punto de vista más transversal, el abandono escolar, la integración cultural de las poblaciones indígenas y las relaciones con el tejido empresarial son también otras constantes.

¿Qué actividades recientes podría destacar como más fructíferas?

Entre las muchas actividades que desarrollamos en el seno del Grupo La Rabida, yo destacaría particularmente tres: las dobles titulaciones (por ejemplo, el Master en Salud Infantil Comunitaria que durante tres ediciones hemos puesto en marcha con la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en Perú, siguiendo un modelo que hemos replicado ya en Colombia o Marruecos); la programación de Cursos Internacionales, con la que hemos recorrido Nicaragua, Perú, Cuba, Ecuador, Colombia, El Salvador y, próximamente, Brasil, abordando temas tan estratégicos como los relacionados con el Patrimonio, el Emprendimiento, el Desarrollo Local, las relaciones Universidad-Empresa o la Multiculturalidad; y nuestros Foros de Internacionalización que, a lo largo de cuatro ediciones, nos han permitido realizar una importante labor en el ámbito del fortalecimiento de capacidades en internacionalización universitaria. No quisiera extenderme, pero podríamos mencionar también, entre otras actividades, nuestras convocatorias de Redes de Docencia e Investigación, la política de Becas y Ayudas para alumnos y técnicos o la convocatoria del Premio de Estudios Iberoamericanos “La Rábida”.

¿Qué destacaría del foro que ha tenido lugar este año sobre 'Buenas Prácticas en Internacionalización Universitaria'?

Ha sido una apuesta muy interesante. En los foros anteriores habíamos atendido sobre todo a los aspectos teóricos o formativos de la internacionalización universitaria y habíamos analizado un instrumento tan importante para la misma como son las “redes”. En esta ocasión lo que quisimos era realizar una puesta en común de experiencias prácticas, de manera que unos a otros nos contásemos qué estrategias habíamos seguido, cuáles habían funcionado y cuáles no. Se trataba de hablar con realismo de aciertos y errores, desmitificando algunos aspectos de la internacionalización -como los rankings-, aquilatando el peso de las limitaciones económicas y geográficas y potenciando valores y oportunidades que no pocas veces nos pasan desapercibidos. Creo que todos aprendimos muchísimo. La Universidad latinoamericana es un laboratorio en ebullición, un ejemplo de superación frente a los obstáculos y las carencias y pienso que tenemos mucho que aprender de ella sobre todo ahora que la crisis también nos atenaza a nosotros.

¿Qué actividades se han propuesto para este año para proseguir con la internacionalización de alumnos?

Nuestro objetivo, a pesar de la contracción presupuestaria, es seguir manteniendo las áreas de trabajo que hemos abierto con el Grupo La Rábida y seguir avanzando todo lo posible a partir de ellas: trabajamos ya en la preparación de un quinto Foro de Internacionalización Andalucía-Iberoamérica-Marruecos para desarrollar en Agadir y queremos multiplicar nuestra oferta de cursos internacionales y dobles titulaciones en América Latina. Por lo demás, nos proponemos consolidar nuestra presencia en el programa Erasmus y ampliar nuestra actividad académica en otros países del Magreb, como son Túnez, Argelia y Egipto, con los que hemos firmado ya convenios a lo largo de 2014. Los primeros alumnos egipcios vendrán a la UNIA en 2015 para una experiencia piloto en cursos de verano. A partir de aquí vamos a trabajar también en la preparación de una oferta específica para ellos bajo la forma de Cursos de Expertos o Másteres Propios.

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