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Los vecinos se enfrentan al obispado de Málaga por unas pistas deportivas

Una pequeña pista de fútbol sala encajonada entre un bloque de viviendas, una iglesia, un centro de salud y unas pistas deportivas privadas enfrenta al obispado de Málaga, el ayuntamiento y algunos vecinos de Málaga desde hace un par de meses. El asunto volvió a debatirse en Pleno este miércoles y quedó zanjado de la misma forma que en el Pleno de septiembre: la cesión al obispado de ese terreno público de 1.000 metros cuadrados por 75 años está cerrada y en unos meses comenzará la construcción de un edificio de tres plantas. Allí se instalarán 21 aulas para impartir catequesis, tres locales y una sala de espera para Cáritas y un almacén.

La concesión tiene su origen en un acuerdo de la Junta de Gobierno Local del 22 de mayo de 2015, dos días antes de las elecciones municipales. El obispado obtuvo la concesión del terreno, en calle La Crónica y pegado a la parroquia de El Salvador, mediante un acuerdo suscrito con el ayuntamiento el 2 de junio de 2015. El acuerdo, al que ha tenido acceso eldiario.es/Andalucía, otorga gratuitamente la parcela por 75 años, y permite al obispado gravar la concesión con hipoteca. El documento recoge explícitamente que el centro que se construya se dedicará a “actividades de índole benéfico, social y asistencial”.

Sin embargo, el estudio de detalle, aprobado inicialmente el 27 de noviembre, contempla que se levanten tres plantas en las que 21 aulas para “catequesis” ocupan sobre plano la práctica totalidad de la superficie. El estudio aprueba alterar la volumetría tipo recogida por el PGOU para permitir construir más. La Comisión de Urbanismo lo aprobó con los votos a favor del PP, la abstención de Ciudadanos y PSOE y el voto en contra de Málaga para la Gente y Málaga Ahora.

Un grupo de vecinos protesta desde agosto. Según Julio Ramos, que actúa como portavoz de esos vecinos, de la cesión nunca se informó a los vecinos, que no quieren perder las únicas pistas deportivas gratuitas del barrio, alertan de riesgos de seguridad y no quieren que un nuevo bloque que les quite luz en el terreno público que tienen enfrente. “Nos enteramos a final de agosto. La extrañeza fue que nos dijeron que era algo antiguo y sin solución”, explica. “Se ha hecho rápido y sin información porque temían una reacción. Nos vemos impotentes. ¿Cómo vamos a luchar si ya está todo hecho y tienen todos los permisos?”, se queja Julio.

Entre las alegaciones que hubiera formulado está el riesgo que supone colocar un edificio de tres alturas en una parcela encajonada entre calles estrechas, lo que podría dificultar la intervención en situaciones de emergencia. De hecho, la licencia definitiva sigue condicionada a la emisión de un informe por parte de los bomberos.

Uso religioso como servicio de interés público y social

Sin embargo, más allá de los criterios técnicos, la disputa se plantea sobre el uso que se le dé a ese pequeño solar. El pliego reconoce que la concesión es un “acto excepcional”, pero en Málaga se entregó recientemente, con idéntica fórmula y a idéntico destinatario, gran parte del Hospital Noble.

El PGOU de Málaga contempla como servicio de interés público y social el uso religioso, de modo que una parcela destinada a equipamiento puede destinarse a la iglesia. “Esta iniciativa no va en contra de nadie, sino a favor de los más necesitados de nuestros barrios: niños, ancianos y familias en riesgo de exclusión”, se lee en el manifiesto que ha difundido la parroquia, que alega que con la ampliación podrá responder mejor a “las necesidades sociales”.

Pero lo que empezó siendo un edificio para alojar servicios de Cáritas ha acabado siendo un bloque para 21 aulas de catequesis. “La primera reunión con el cura y el concejal nos dijo el cura que esto sería un centro social con sala de Cáritas y un centro de mayores. ¿Qué tiene de social? Van a transformar un suelo público en algo de uso privado”, lamenta Julio.

Miguel Ángel, el cura, alega que sólo un “grupito de vecinos” se opone, y explica que la parroquia necesita espacio. Según asegura, hay 120 adultos y unos 750 niños en catequesis. El caos de tráfico generado por los padres que vienen a dejar los niños es notable y el cura califica la situación de “insostenible”. “Tengo que dar las catequesis en mi propia casa”, comenta. A las acusaciones de oscurantismo responde: “El que se ha querido enterar se ha enterado”.

El cura Miguel Ángel tiene también una respuesta para por qué un espacio público debe entregarse a una entidad privada: “Los conceptos de lo que es público y privado habría que revisarlos. Hay muchos servicios públicos gestionados por lo privado. Tú puedes venir aquí [señala la iglesia] cuando quieras. El beneficio que supone esto es para todo el barrio”. El párroco cree que hay muchas concesiones demaniales para la gestión de actividades deportivas o culturales, y que la Iglesia ofrece un equipamiento social y comunitario equiparable.

Moción nuevamente rechazada

La situación también pone de manifiesto el abandono del ayuntamiento de espacios públicos de los que podría hacer un uso más intenso. Con la concesión de los equipamientos deportivos a empresas privadas se han acabado las pistas gratuitas, y las que quedan apenas tienen mantenimiento. La pista de la discordia parece infrautilizada: cuatro chavales dan pelotazos a las seis de la tarde, aunque los vecinos aseguran que el uso habitual es mucho mayor. Justo al lado, Unicaja dispone de unas pistas en la que entrenan sus clubes y asociados, por 42 euros de matrícula, 85 euros en ropa y 25 euros al mes, según una usuaria.

Los vecinos han escrito pidiendo la paralización de las obras a todos los cargos de Urbanismo, al concejal y al alcalde, Francisco de la Torre, sin éxito. Parece demasiado tarde. Málaga para la Gente planteó el tema en el Pleno de septiembre, y su moción fue rechazada. Málaga Ahora volvió a traerlo este miércoles, y recibió un rapapolvos del PP y de Ciudadanos, cuyo portavoz, Gonzalo Sichar, les espetó que estaban influenciados por “el anticatolicismo de la izquierda radical”.

La paralización fue nuevamente rechazada, aunque el ayuntamiento se comprometió a construir unas nuevas pistas en algún lugar cercano. La licencia de obras ya está emitida pero condicionada al visado del proyecto por el colegio de arquitectos y al estudio de los bomberos, que tienen la última palabra.