Una reflexión sobre la manera de educar a nuestros hijos es lo que mueve a una pareja de profesores sevillanos a llevar un proyecto educativo audiovisual a escuelas de Sudamérica junto a sus tres niñas de ocho, seis y cuatro años. 'El vuelo de Apis', la aventura que protagonizarán Ingrid y Andrés desde el próximo agosto, debe su denominación al nombre científico de la abeja europea (Apis mellifera) y a una suerte de intercambio basado en “el aprendizaje entre iguales” donde, metafóricamente, la succión del néctar de las flores servirá para ir polinizando diferentes lugares a través del juego, el fomento de la autonomía y el deporte, con los niños como protagonistas y el apoyo de la tecnología.
La naturaleza social de este tipo de abeja la lleva esta pareja a su máxima expresión con la difusión internacional de su proyecto educativo, donde “todo es más que la suma de sus partes”. “Queremos empaparnos del néctar esencial de nuestro viaje y al mismo tiempo dejar nuestro granito de polen en cada una de las flores del camino” o, lo que es lo mismo, un auténtico diálogo intercultural. Ingrid (la 'reina') y Andrés (el 'obrero') cogerán una excedencia en el colegio Huerta de Santa Ana de Gines (Sevilla) y llevarán a sus 'zánganas' de viaje para aprender, jugar y disfrutar.
Ingrid comenta a eldiario.es Andalucía en que, más allá de la iniciativa educativa, se proponen que sus hijas “vean el mundo desde otra prespectiva”. “Es un proyecto, un viaje, pero sin dejar de lado la educación. Es un intercambio con otras formas de trabajar, con otras formas de vivir”. “Muchas veces escuchamos que nunca nos da tiempo de nada”, comenta Ingrid, así que ellos han decidido “romper” y superar “esos miedos que todos tenemos” para empezar a recorrer escuelas de Sudamérica. Aunque reconoce que les cuesta en el fondo dar el paso, “en agosto salimos, sí o sí”, añade al instante. Más de 70 familias ya les han ofrecido su hogar para acogerles en su camino, destaca.
El proyecto se desarrolla mediante la creación y difusión de material audiovisual en formato de pequeños vídeos que irán proyectando y difundiendo a su paso por las diferentes escuelas. “Nos resulta muy sugerente la idea de que a lo largo de nuestro recorrido sean los niños de diferentes culturas los que vayan estableciendo una comunicación entre ellos: niños respondiendo preguntas, contándonos parte de su vida; niños preguntando a otros niños, etc”. “Hay un diálogo intercultural maravilloso que la edición de videos nos permite, donde el flujo pregunta-respuesta, desde su mirada inocente y pura, nos invita a una reflexión emotiva y profunda”, explican en su web.
“Todavía nos quedan muchas cosas por cerrar, pero la acogida de la gente y nuestra ilusión con el proyecto nos anima cada día”, señala Ingrid, que también le da a su proyecto una herencia vital para sus hijas: “queremos que vean que la mayor parte del mundo es buena”. Tendrán ocasión de comprobarlo con su propia experiencia y con los ánimos que les ofrece un precedente parecido, el de su amigo Pablo Olías, que con su Titiribici recorrió durante dos años varios países con inolvidables vivencias junto a su bicicleta y sus marionetas. Su pretexto, ideal: “El vuelo de Apis es el sueño que siempre hemos querido vivir sin que nos lo cuenten, creando oportunidades de experiencias, personas y lugares, buscando el lado más amable del mundo”.